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Usar internet o aparecer en ella puede traer en algunos países consecuencias físicas serias.

Nadie puede imponer un 'socialismo' en forma de régimen político. El socialismo democrático es sólo una opción más para los ciudadanos.

El régimen teme a un Pánfilo multiplicado por voces e imágenes innumerables y a un tema de la vida cotidiana que atraviesa las cocinas de todas las casas.

El llamado 'diario de la juventud' coquetea con un espacio de pretensiones sexo-democráticas que no supera el didactismo disciplinario gubernamental.

La ciudad es el estómago del castrismo. Gracias a ella es posible desglosar, digerir y defecar sus partes constitutivas.

El discurso de Raúl Castro no es la estrategia del político que quiere cambiar para instaurar la democracia.

Se equivocan quienes ven, en las 'reformas' prometidas por el castrismo, el fantasma de la 'nueva política económica' rusa.

Lo peor que ha conocido Cuba es el fidelismo. Ni siquiera los esclavos aceptaron resignadamente su destino, ni exhibieron sus llagas como virtudes.

Pese al peligro de hambruna, Raúl Castro vuelve a anclarse en la 'conciencia' y pide más 'esfuerzos' para superar los problemas.

Europa debe abandonar su tolerancia ante los ataques a la constitucionalidad en Cuba, Honduras y otros países de América Latina.