Otros récords, otras consecuencias

En igual medida que aumenta la duración y la intensidad de los episodios cálidos lo hacen sus consecuencias. Lo han certificado el Servicio de Cambio Climático de Copernicus, de la Comisión Europea, y la Organización Meteorológica Mundial (OMM) en el informe Estado del Clima en Europa de 2023. De acuerdo a Andrew Ferrone, de esta última organización y uno de los autores del informe, de las alrededor de mil regiones de Europa analizadas, en el 94 % de los casos las muertes relacionadas con el calor aumentaron entre 2000 y 2020. “Desde 1970, el calor extremo ha sido la principal causa de muertes relacionadas con el tiempo y el clima en Europa”, apunta el informe, que se elabora por séptima vez.

En el análisis se recuerda que ese continente es “el que se calienta más rápidamente, ya que sus temperaturas aumentan aproximadamente el doble de rápido que la media mundial”. Carlo Buontempo, director de Copernicus, reconoce que algunos de los eventos que ocurrieron el pasado año “cogieron a la comunidad científica por sorpresa debido a su intensidad, velocidad, extensión y duración”.

Estos eventos extremos se han concentrado en las últimas décadas. Por ejemplo, 23 de las 30 olas de calor más severas que se han sufrido en Europa han ocurrido desde 2000; y cinco de ellas solo en los últimos tres años. Eso viene a confirmar lo que multitud de estudios científicos y agencias han ido resaltando en los últimos meses: 2023, el año más cálido registrado en el planeta, estuvo plagado de récords que tienen consecuencias directas sobre la salud pública europea. Por ejemplo, en Europa la mortalidad relacionada con el calor ha aumentado un 30 % en las últimas dos décadas. Al presentar el informe, Ferrone expresó que hay, además, otro factor que juega en contra de los europeos: “El impacto de las olas de calor en la salud es más pronunciado en las ciudades que en zonas rurales, porque las ciudades se están calentando más rápido”. La combinación de asfalto, cambio climático y envejecimiento de la población hace probable que se exacerben significativamente los impactos en el futuro, apuntan los autores. Y expresó que en julio de 2023 fue la “primera vez en la historia” en la que la oficina regional de la OMS decidió activar una alerta de emergencia de salud pública debido a la crisis climática y los eventos extremos en Europa, una medida que buscaba “coordinar los esfuerzos en los diferentes países” afectados.

Afirman, asimismo, que “la frecuencia, intensidad y duración de las olas de calor seguirán aumentando, con graves consecuencias para la salud pública”. Sin embargo, a pesar de que es un problema a largo plazo, los sistemas de salud siguen sin estar preparados. “Las intervenciones actuales contra las olas de calorpronto serán insuficientes para hacer frente a la carga esperada para la salud relacionada con el calor”, concluye el informe de las dos organizaciones.

Lo ocurrido el pasado año lejos de ser una excepción, forma parte de una tendencia que ha continuado en lo que va de 2024. En los tres primeros meses de este año se han alcanzado temperaturas récords. Y Copernicus advierte que para este verano no debe esperarse precisamente un cambio de tendencia. Los modelos climáticos que maneja esta agencia para junio, julio y agosto en Europa apuntan a que es “más que probable” que sea de nuevo un verano “más cálido de lo normal”, explica la directora adjunta de Copernicus, Samantha Burgess.

No solo tienen que ver con las olas de calor

Entre 55 mil y 72 mil se estiman muertes debido a las olas de calor de los veranos de 2003, 2010 y 2022. Eso, sin embargo, no significa que las olas de calor sean directamente la causa de este número de personas fallecidas. La exposición prolongada al estrés térmico puede agravar algunas enfermedades previas y aumentar el riesgo de sufrir otras relacionadas con el calor, como el agotamiento por calor o la insolación, en especial, entre las poblaciones vulnerables como las personas mayores o los niños.

Pero, en general, los impactos en la salud no solo tienen que ver con las olas de calor, sino que se dan en relación a todos los fenómenos meteorológicos extremos. El año pasado en Europa murieron en 63 personas por borrascas, 44 por inundaciones y otras 44 por incendios forestales. Y las pérdidas económicas ocasionadas por el clima ascendieron a más de 13.400 millones de euros, aunque esa cifra es una estimación a la baja, pues no incluye todavía los impactos relacionados con las olas de calor.

Como también hizo notar Carlo Buontempo, “en 2023, Europa fue testigo del mayor incendio forestal jamás registrado y fue uno de los años más húmedos, con graves olas de calor marinas e inundaciones devastadoras generalizadas. Las temperaturas siguen en aumento, lo que hace que nuestros datos sean cada vez más vitales para prepararnos ante los efectos del cambio climático”. El incendio al cual alude fue en Grecia y durante el mismo se quemaron 960 kilómetros cuadrados.

En ese panorama tan preocupante, el año pasado también hubo algún récord con implicaciones positivas. La producción de electricidad renovable fue la más alta registrada hasta ahora en Europa. El 43 por ciento de la demanda se cubrió con recursos renovables, fundamentalmente, viento, agua y sol. Supone siete puntos porcentuales más que el año anterior. Y, como resalta el citado informe, “por segundo año consecutivo la generación de energía a partir de fuentes renovables superó a la de los combustibles fósiles” en Europa. Sacar del sistema a estos combustibles —petróleo, gas y carbón— es la vía para combatir el cambio climático, ya que son los principales responsables de las emisiones de efecto invernadero que sobrecalientan el planeta y provocan esta cantidad de eventos extremos.

Asimismo, en 2023 las lluvias estuvieron por encima de lo normal en el conjunto de Europa, lo cual hizo que aumentara la producción hidroeléctrica. Además, la mayor actividad borrascosa en el último tramo de 2023 incrementó la producción de energía eólica. En el caso de la solar, el potencial de generación fue inferior a la media en el noroeste y el centro de Europa, y superior en el suroeste y el sur de Europa.

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