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Libertad para Cuba

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Te invitamos a la parada de este 5 de agosto en Internet, celebrando el décimo quinto aniversario de la revuelta popular más importante de la era castrista: El Maleconazo de 1994.

La idea nos llega de Facebook. Allí Joel Riv propone colgar un video de ese día (5 de agosto de 1994).

En nuestro caso y el de otros blogs, titularemos el post -que estará arriba por 24 horas- “Libertad para Cuba”. Reproducir todos el mismo título es lo más efectivo en estos casos, a efectos de su difusión internacional. El post, por supuesto, puede ser lo mismo el video alegórico que cualquier texto que decida el editor del blog o la web en cuestión.

Este 5 de agosto. Celebrando el Maleconazo. Libertad para Cuba.



Joaquín Gálvez: Memorables memorias (II y final)

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un artículo de Joaquín Gálvez

En Memorias del Subdesarrollo, Tomás Gutiérrez Alea nos presenta una etapa de transición en Cuba que comprende desde la invasión a Bahía Cochinos, en 1961, hasta la crisis de los misiles de 1962, narrada por Sergio, el protagonista, miembro de una extinta burguesía cubana que en su inmensa mayoría abandonó el país tras el triunfo de la revolución en 1959. El filme comienza con una fiesta, o carnaval cubano, donde alguien es asesinado; pero continúa como si nada hubiera ocurrido, señal de que las masas tienden a enajenarse por medio de la diversión.

Sergio es un burgués que siempre deseó ser escritor, pero las circunstancias no le concedieron el tiempo necesario (según él). En realidad, careció de voluntad para imponer su vocación en el marco de una clase burguesa provinciana que, por lo general, no apreciaba la cultura. No cabe duda de que el desprecio que muestra el protagonista hacia su familia y sus amigos, pertenecientes a la burguesía habanera anterior a la revolución, así como a las masas populares, le ayuda a justificar su incapacidad de no poderse realizar como ente social. Esto último es lo que le permite al director usar sutilmente al personaje para deslizar críticas que, de otra forma, nunca hubieran sido permitidas en la Cuba castrista.

Desde su posición de burgués frustrado y sin afiliación política, el personaje principal se refiere a Picasso como el comunista que vive muy cómodo en París, o a los carteles con propaganda revolucionaria como el que reza “Esta humanidad ha dicho basta y ha echado a andar”: “Y no se detendrá hasta llegar a Miami”, añade Sergio.

En cualquier caso, el arte triunfa en Memorias del Subdesarrollo. Gutiérrez Alea logra imponer, por encima del discurso absolutista y en tiempos de clamores colectivistas, lo singularmente humano como expresión universal. Sergio, o mejor dicho, Titón, fue un visionario que expuso, desde su soberana ambigüedad política, una realidad que con el tiempo se parece más a la ficción. Si es la vida la que imita al arte, no es placentero ser personaje en una película de horror, ni en una obra del absurdo. Entonces la vida puede estar en otra parte, pues “esa humanidad sigue diciendo basta y no se detiene hasta llegar a Miami”. Digo, si hasta aquí basta.

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Joaquín Gálvez: Memorables memorias (I)

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un artículo de Joaquín Gálvez

En Memorias del Subdesarrollo, Tomás Gutiérrez Alea se vale de la técnica del collage o de la yuxtaposición de imágenes para recrear el momento histórico del que parte el filme. Una forma de montaje en la que se advierte la influencia de la Nueva Ola Francesa, sobre todo de Godard. Memorable es la escena donde Sergio, el protagonista, se sumerge oníricamente en una fantasía erótica, mientras su criada le cuenta cómo la bautizaban en un río. Aquí, súbitamente, pasamos de una escenificación cristiana a una pagana, intercaladas magistralmente con Las cuatro estaciones de Vivaldi y El nacimiento de Venus de Boticelli.

La huella que el neorrealismo italiano dejó en Gutiérrez Alea es evidente en esta cinta. El enfoque social, visto a través de la alienación del individuo, las tomas aisladas de la cámara y el silencio de las escenas, trasmitiéndonos el estado anímico de los personajes, recuerdan el cine de Antonioni.

Las reminiscencias del Free Cinema son apreciables por medio del formato reportaje. Sergio es el espectador de un medio social que se está transformando ante los ojos del documentalista o el reportero televisivo. Por eso, una alusión suya sirve de pretexto para combinar una imagen estilo documental, como cuando se hace referencia a la pobreza y, de pronto, aparecen imágenes de América Latina y cifras estadísticas. La película cierra con tomas del despliegue de las milicias y de la gente en las calles, esperando la invasión norteamericana que nunca se produjo.

Sergio personifica al antihéroe existencialista por su visión escéptica y pesimista de la vida, por su ambigüedad y su actitud pasiva ante el medio que lo rodea. Puede recordarnos a personajes literarios como el Harry Haller de Hermann Hesse, en El lobo estepario, o el Meaursault de Albert Camus, en El extranjero. En su relación con las mujeres pueden establecerse puntos de contactos con el Guido de Fellini en 8 ½, prototipo fellinesco de antihéroe.

Este filme es tan revolucionario como subversivo gracias a la ambigüedad del protagonista, reflejo de una nación atomizada política y socialmente, donde no existe margen para lo políticamente tendencioso. Debe añadirse que el término subdesarrollo trasciende lo meramente político para indagar en los factores socioculturales que lo determinan, de ahí la indefinición del personaje principal, sin dudas un alter ego del director.

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Sobre este blog

El Reducto que los ingleses se negaron a canjear por la Florida

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Autor: Armando Añel

Armando Añel

Escritor, periodista y editor. Reside en Miami, Florida.
letrademolde@gmail.com

 

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