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Calvo: El gran desafío, desocializar a Cuba

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un artículo de Ricardo E. Calvo

Cuba ha estado regida por el sistema comunista/socialista durante más tiempo que los países satélites de la URSS en la Europa Oriental -50 años cumplidos. El gobierno actual logró la socialización de la sociedad cubana de forma más vertiginosa que cualquier otra nación comunista en Asia o Europa. Para finales de 1960 se había cumplido el mandato del Manifiesto Comunista, ya que el 80% de la producción económica estaba en manos del Estado y la propiedad privada había sido abolida.

Como consecuencia de estos "logros" y medidas podemos afirmar que la carencia absoluta de libertad, del Estado de Derecho y del respeto por la vida bajo el sistema económico socialista son las causas predominantes de las calamidades que permean todos los estratos de la sociedad cubana.

En innumerables agendas, plataformas políticas y artículos de organizaciones de disidentes y opositores, dentro y fuera de la Isla, se clama por una transición o transformación del sistema político y económico en Cuba, una vez que el régimen comunista llegue al fin de su hegemonía. Algunas de estas agendas y programas no son obviamente específicos en puntualizar en qué consiste la transformación (o la transición), mientras que otros presentan un alud detallado e incomprensible de nuevas y amplias regulaciones estatales. Por lo tanto, surge la pregunta: ¿hacia qué tipo de pensamiento económico y social nos lleva esta “transición"? ¿Cambiaremos de adjetivos dentro del socialismo y pasaremos de "científico" a uno más "nacionalista" o tal vez "democrático", que siempre resulta más socialista que democrático?

Hay que ahondar un poco más en estos términos y poder determinar si sólo nos transformaremos en una amalgama donde el Estado todavía juegue un papel predominante u omnipotente en la vida de cada ciudadano. Estos términos no nos dicen qué aspectos del socialismo cambiarán ni cuáles son los principios u objetivos finales en cuanto a las libertades, la propiedad privada y el Estado de Derecho.

Para concretar la tarea desafiante que se acometerá en Cuba para rescatar la libertad, es necesario referirse a ella con un término que conlleve sentido y claridad en sus propósitos: Desocialización. Este término carece de ambigüedades y titubeos, ya que implica la restauración y protección del concepto de la propiedad privada y sus atributos, al convertir a cada ciudadano en dueño de su labor y de su sustento.

Desocializar es restringir las funciones del Estado a aquellas consentidas por los ciudadanos al garantizar la integridad física de la nación y de sus habitantes y servir como árbitro judicial dentro de un marco de igualdad, sin fueros ni privilegios, con un cumplimiento total de la responsabilidad fiscal.

Desocializar es reconocer y salvaguardar los derechos naturales de cada ser humano con carácter imprescriptible e inalienable.

Desocializar es permitir que el existente "mercado negro" se convierta en una mercado libre sin control de precios de mercancías, productos o servicios, dentro del cual cada ciudadano logre absolutamente su potencial económico e intelectual sin coerción, y donde la competencia sea disfrute de todos.

Desocialización es abolir el Banco Nacional de Cuba, evitando que el Estado pueda alterar el valor adquisitivo de la moneda circulante, menoscabar su cotización en los mercados internacionales o restringir la circulación de monedas extranjeras.

Desocialización es mantener los impuestos estatales al mínimo, con el único propósito de satisfacer las necesidades monetarias del Estado al cumplir con sus funciones básicas, ya delineadas anteriormente.

Desocializar es pasar a manos privadas todas las propiedades del Estado comunista, incluyendo bancos, fábricas, inmuebles y tierras, sin instituir subsidios estatales o permitir alianzas comerciales, de cualquier índole, en contubernio con el aparato gubernamental.

Desocializar es poner punto final a la gigantesca burocracia estatal al eliminar la maquinaria administrativa y represiva que todo sistema socialista requiere para regir, amedrentar y reglamentar todos los aspectos económicos y sociales de la vida nacional.

Si queremos deshacernos del socialismo, debemos saber bien lo que queremos y por qué lo deseamos, así como estar conscientes de los métodos para obtenerlo -si de verdad tenemos convicciones serias de tal propósito. Lo más importante es decidir a favor o en contra de qué estamos, desde el principio. Necesitamos un plan que tenga como objetivo claro y primordial la libertad para que, de una manera omnicomprensiva y total, podamos barrer de nuestra tierra, sin titubeos, el socialismo en todas sus modalidades. Y esta vez de manera permanente.

Cortesía, Herencia Cultural Cubana



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El Reducto que los ingleses se negaron a canjear por la Florida

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Autor: Armando Añel

Armando Añel

Escritor, periodista y editor. Reside en Miami, Florida.
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