Actualizado: 18/04/2024 23:36
cubaencuentro.com cuba encuentro
| Cuba

Política

Dos hermanos y un alfiler

Un año después de la 'cesión de poder', unos insisten en buscar cambios en un mar de sutilezas. Otros en la lectura de los hechos.

Enviar Imprimir

Una de ellas fue publicar, en una saga de reportajes, los desmanes que se cometen en nombre de la propiedad socialista y prometer, en voz de expertos en economía, que será estudiado el régimen de propiedad en la Isla en busca de soluciones o alternativas a un modelo cuyas fallas estructurales comprometen cualquier esquema de desarrollo.

"Dicen que esto lo van a privatizar. El cómo todavía no lo sabemos", adelantó el administrador de una placita agropecuaria de La Habana. Las piñas se amontonaban en un mostrador. Eran tan perfumadas como caras.

La breve lista

En diciembre pasado, Raúl Castro "conmovió" al auditorio al mostrarse harto de algunas tortuosas políticas internas.

"De justificaciones estamos cansados en esta revolución", dijo ante la Asamblea Nacional, un estilo que también prevaleció en la recién finalizada sesión estival del llamado "parlamento", lo que hizo fluir con más objetividad y menos compromiso los debates.

Hacia lo interno también liberalizó las cribas aduanales, permitiendo la entrada a la Isla de una serie de artículos antes prohibidos y que eran el pan diario de la extorsión en las fronteras nacionales. Desde partes de automóviles hasta minicomputadoras y aparatos de DVD ya pueden pasar por las aduanas pagando el correspondiente gravamen.

"Por fin, después de años anhelando todos los que viajamos a Cuba, un cambio positivo en las regulaciones de aduana", escribió aliviado Andrés Gómez, director de la revista procastrista Areíto digital, uno de los promotores en Miami del fin de las sanciones contra La Habana.

Igualmente, la actual administración bajó los impuestos de peaje aéreo para facilitar más el tráfico de viajeros, pero al mismo tiempo prohibió las cartas de invitación desde Cuba hechas por extranjeros para sacar a nacionales del país.

Con más izquierda que derecha, el presidente interino ordenó a la policía desistir de sus cacerías de chóferes particulares que hacen de taxistas sin licencia y destrabó la burocracia que mantenía inmensas deudas con campesinos productores.

En el flanco externo, invitó a la Casa Blanca a "negociaciones en pie de igualdad" en un discurso el pasado 2 de diciembre, en que conmemoraba el cincuentenario de las fuerzas armadas, de las que él es su administrador por medio siglo.

En esa oportunidad, los expertos vieron en el militar su estreno como estadista, luego que un desfile militar y popular se abstuviera, por órdenes expresas, de portar carteles alusivos al presidente George W. Bush. Este jueves, Raúl repitió la "oferta" en el acto por el 26 de julio en Camagüey, pero esta vez sus palabras fueron más duras.

En punto muerto

En abril último, Raúl Castro se puso de cuello y corbata para reunirse en La Habana con el ministro español de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos.

"He encontrado un vicepresidente cordial, que conoce bien la situación, que sabe lo que quiere, que está convencido de que la nueva etapa que se abre con las relaciones con España va a dar resultados", dijo entonces el canciller.

¿Y hay resultados? A nivel del bloque europeo, no, y una política española de espaldas a eso es coartada con fuertes bridas.

El diálogo La Habana-Bruselas cayó en punto muerto después que Fidel Castro personalmente se encargara del asunto y retomara el control sobre política exterior, haciéndole saber a la UE que no conversará si persisten las sanciones de 2003 y los "favores" a Washington acordados en la llamada Posición Común de 1996.

De hecho, se perfila una vieja división del trabajo: Fidel para el mundo, Raúl para la Isla. Al fin y al cabo, como insisten los comunicados, son dos caras de una misma moneda.


« Anterior12Siguiente »