Actualizado: 28/03/2024 20:04
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Sociedad

Olvido por adelantado

La calle sin Castro: 'Si todo marcha sin él, ¿para qué nos hace falta?'.

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Un sociólogo que pidió el anonimato adelanta: "Ya no es el Fidel de la virilidad. Para eso hay que tener salud. Habrá que acostumbrarse a lidiar con otra imagen. Creo que la gente, ocupada en las perentoriedades del día, lo está asumiendo poco a poco como un personaje que va perteneciendo al pasado".

Y agrega: "Pusieron mucho interés en demostrar que teníamos un país normal en su ausencia. Eso tiene un costo. Si todo marcha sin él, ¿para qué nos puede hacer falta entonces?, y estamos hablando de uno de los grandes de la historia".

Desconectados del porvenir

De acuerdo con criterios expertos, aun sin Fidel en el poder, ya sea por incapacidad o muerte, la sociedad cubana tardaría en reaccionar y ocuparse de reformas al sistema, que en última instancia no sería barrido.

"Aquí, el pueblo tomó el control de su país y si Fidel Castro muere, la administración seguirá igual", afirmó el alcalde de Londres, Ken Livingstone, quien visitó la capital cubana para un congreso deportivo mundial.

Para un profesor de Historia, "la gente tiene la percepción de que las cosas no van a cambiar, esté o no esté en funciones. Podría pasar un largo tiempo para que la inercia social termine y la gente retome el sentido del cambio y del protagonismo. Esta es una sociedad hostigada desde el exterior, abrumada desde el interior y desconectada del porvenir. Hay mucha improvisación y eso habla de una adaptación al presente continuo".

Es posible que la transición, tan cara a Washington pero manejada siempre con soberbia, esté en curso, primero en la memoria colectiva y luego, a la zaga, en la política.

La tarde del 31 de julio en que el secretario de la presidencia leyó el comunicado que anunciaba la operación urgente de Fidel Castro, un grupo de adolescentes jugaba al monopolio, un entretenimiento de mesa que hace las veces de capitalismo en miniatura.

"¿Qué pasó?", preguntó uno de ellos. "¿Es sobre el pre en la calle?". Los mayores le contaron.

"¡Ah!", respondió, y el juego no se detuvo.


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