Actualizado: 25/04/2024 19:17
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Opinión

La celebración de Jellaby

Fiesta en Miami y movilización de turbas en La Habana: La cultura democrática tiene un largo trecho por andar.

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¿Lidiar con un ingenuo?

¿Traerá Raúl reformas? Quizás. Las descripciones de Brian Latell sobre un Raúl más familiar que Fidel, mejor administrador y amigo, más propenso a reformas y hasta católico clandestino que se arrodilla ante el Papa, son alentadoras y útiles; pero poco convincentes. Raúl es el líder de una élite basada en los cuadros del Partido y las Fuerzas Armadas y hará lo conveniente para reproducir ese poder. Si Estados Unidos quiere promover reformas, más que análisis psicológicos necesita identificar los intereses de esos grupos y crear condiciones que los motiven a cambiar sus comportamientos.

A los mentecatos que suponen lidiar con un ingenuo habría que explicarles que Raúl fue el que discutió con Krushchev la instalación de los misiles de Octubre y a quien Brezhnev le informó que la URSS no iría a una guerra por Cuba. El hecho de que Raúl no aparezca frecuentemente en público, no significa que no controle la situación.

Ernesto Betancourt, tan prodigo en echar la imaginación a volar, sigue llamando a las Fuerzas Armadas a sublevarse. Por favor, díganle que un tiempo después de su partida se creó en Cuba la contrainteligencia militar. ¿Qué se puede esperar de alguien que dice que Posada es agente castrista? ¡Qué Dios me cuide de estos analistas que de los comunistas me cuido yo! En la Isla no se va a producir ninguna rebelión porque los cubanos saben que un cambio violento es poner los muertos, para que los exiliados de derecha impongan un orden que nos es desfavorable a todos los demás.

Es por eso que la afirmación del senador Mel Martínez de que el embargo es debate de ayer y no de hoy, es vagar sonámbulo sin despertar a la realidad de la Cuba de hoy. La Ley Helms-Burton es batistiana. Insiste en retrotraer Cuba al primero de enero de 1959 como si la revolución hubiese sido mera usurpación. Eso es inaceptable no sólo para los castristas, sino para millones de cubanos.

Parece mucho tiempo, pero ni un mes ha pasado desde que Condoleeza Rice presentara el segundo informe de la Comisión para una Cuba Libre. Nuestros "demócratas" pusieron en una lista negra hasta al Consejo de Iglesias de Cuba, que agrupa a la mitad de las congregaciones protestantes. Lo único positivo en todo el informe es el proyecto de dar becas a jóvenes cubanos para estudiar en Estados Unidos. ¿Cuánto veneno le pondrán a la zanahoria? Como dijo Elizardo Sánchez, "uno se pregunta para qué se necesita un coordinador del futuro de Cuba en otra capital".

El ejemplo de la señora Jellaby

El informe de la "Free Cuba" es exactamente el ejemplo de lo que se critica en todas las escuelas de relaciones internacionales, la tentación a asumir el mejor escenario. Se dedica a resolver los problemas del agua en La Habana "cuando ni Fidel ni Raúl Castro estén en el gobierno". Es fascinante la arrogancia de algunos para concebir la libertad como algo fácil de alcanzar. Alguien debería recordarles la época en que recomendaban llevarse de Cuba sólo un maletincito. Dos mudas de ropa eran suficientes, pues pronto regresarían a La Habana.

Con el beneficio de la duda, la obsesión con la Cuba post-Castro del exilio de derecha recuerda a un personaje trágico de Charles Dickens: la señora Jellaby, de Bleak House. La señora Jellaby andaba obsesionada salvando a los niños de África, mientras descuidaba las cuestiones inmediatas de sus propios hijos.

Los hechos demuestran que la política de la derecha exiliada, desde Playa Girón, es hasta ahora un fiasco permanente. No han resuelto nada en cinco décadas, pero quieren resolver los problemas de los siglos venideros. En el mejor caso, andan como la señora Jellaby con el más bello corazón y los peores resultados. Para colmo, celebrando.


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