Actualizado: 29/04/2024 14:55
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Historia

El papel de Cuba en el narcotráfico

Contrabando, juego y consumo de drogas en la Isla entre los años veinte del pasado siglo y comienzos de la revolución.

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En vísperas de la revolución

Quiero presentar unos datos sobre condenados por narcotráfico y consumo de drogas en la Isla en vísperas de la revolución Cubana. En Cuba las penas por narcotráfico, aunque no tan severas como en Estados Unidos, eran más fuertes que en la mayoría de los países. En Gran Bretaña y Australia, por ejemplo, las penas eran de semanas, máximo unos cuantos meses, y en muchos casos se limitaban a una simple multa. El problema de la impunidad en Cuba estaba en las cortes, no en las leyes.

A finales de los años cincuenta, tal y como había ocurrido en el pasado, las cortes cubanas condenaban los delitos por tráfico y consumo de drogas siguiendo criterios de clase social. Las personas juzgadas y encarceladas, a quienes no se les fijaba fianza, eran de origen humilde y generalmente condenados por tenencia o tráfico de marihuana.

No encontramos casos de personas pudientes y condenadas por delitos relacionados con cocaína, por ejemplo. La lectura de unos treinta expedientes de los años cincuenta en el Archivo Nacional de Cuba muestra los siguientes resultados:

Todos eran varones y eran enviados al Reclusorio Nacional para Hombres en la Isla de Pinos. Generalmente eran solteros y jóvenes, cinco de cada seis tenían entre 25 y 36 años de edad.

Un 60 por ciento eran vecinos del área metropolitana de La Habana; cinco eran de Oriente, tres de Camagüey; dos de Matanzas y uno de Las Villas. Eran pobres, artesanos o jornaleros, con ocupaciones ocasionales.

Casi la mitad eran clasificados como "mestizos" (mulatos básicamente), aunque un 25 por ciento eran blancos (incluido un español), los demás negros y un chino (los chinos habían sido el grupo étnico más perseguido por drogas en el pasado).

El reducido número de extranjeros en esta muestra tiene que ver con que las grandes migraciones hacia Cuba habían terminado con la Gran Depresión de los años treinta.

Siendo de origen cubano la gran mayoría de los condenados, tenían instrucción al menos básica (en esto tenía que ver los altos niveles de alfabetización en Cuba, incluso antes de la revolución), únicamente algunos convictos campesinos se declaraban como analfabetos.

Algunos eran reincidentes y sólo en casos aislados el acusado había sido convicto por otros delitos, como violación y/o lesiones personales. Sus crímenes tenían que ver básicamente con estupefacientes y el único que se especificaba abiertamente era la marihuana.

Panorama en 1959-1960

Con la revolución desaparecieron el turismo masivo, los casinos y el narcotráfico en Cuba. El turismo y los casinos desaparecieron no por decreto, sino porque a medida que se agudizaron las confrontaciones entre Castro y el gobierno de Estados Unidos, los turistas norteamericanos empezaron a dirigirse a otros destinos (a pesar de que Castro hizo esfuerzos para no perderlos) y los hoteles sencillamente quebraron.

En cuanto al narcotráfico, éste también desapareció, no sólo porque el nuevo gobierno se encargó de perseguirlo (en un comienzo trabajando de forma mancomunada con el Buró Federal de Narcóticos de Estados Unidos), sino también porque los empresarios privados, tanto grandes como pequeños, legales e ilegales, desaparecieron rápidamente.

Ernesto Betancourt, representante de Castro en Estados Unidos, había declarado en abril de 1958 que una vez en el poder sacarían a los mafiosos de la Isla. Tan pronto triunfó la revolución, Castro prometió la protección de los negocios legítimos norteamericanos en Cuba, pero no los negocios de "esos gángsteres" dueños de casinos.

Sin embargo, los primeros en protestar por el posible cierre de los casinos fueron los trabajadores de los hoteles y cabarés, ya que los ingresos provenientes de los lugares de juego pagaban sus salarios. Charles Baron, vicepresidente ejecutivo del Hotel Riviera, advirtió que si se cerraban los casinos no era rentable operar los hoteles de lujo.