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Testigos Contra la Tortura

Activistas estadounidenses terminan protesta en Guantánamo

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AFP/ La Habana. Unos 25 activistas cristianos estadounidenses, que ayunaron durante tres días ante la base militar de Guantánamo para exigir a Washington "el fin de las torturas", concluyeron este jueves la protesta, pero la seguirán en Estados Unidos, según dijo a la AFP un miembro del grupo.

"Ponemos fin a nuestro acto de misericordia con los presos de Guantánamo, pero vamos a continuar en casa", dijo por vía telefónica Mathiew Daloisio, miembro del grupo Testigos Contra la Tortura, que protagonizó la protesta en cercanías de la base militar estadounidense de Guantánamo.

El grupo regresa este viernes a Estados Unidos, donde continuarán las protestas "amparados en una frase bíblica: 'Lo que hacéis al más pequeño de mis hermanos, me lo hacéis a mí'", dijo el activista.

Daloisio y otros 24 miembros —de entre 25 y 79 años— de esa organización iniciaron el martes un ayuno en territorio bajo control del gobierno cubano, en las cercanías de la base estadounidense, para denunciar las condiciones de encarcelamiento de los presos y exigir a Washington que les permitiera ingresar a la instalación, objetivo que no lograron.

"Lo hemos intentado varias veces, pero no hemos podido establecer contacto (telefónico) con la base", manifestó el martes a la AFP Dana Brown, otro miembro de la comitiva.

El grupo llegó al puesto de control militar cubano próximo a la base estadounidense (unos cinco kilómetros del perímetro) después de caminar durante cinco días los 80km que la separan de la ciudad de Santiago de Cuba.

La religiosa Teresa Grady dijo que a los presos en la base de Guantánamo "no se les respetan sus derechos humanos" y que Testigos Contra la Tortura quiere "por lo menos que ellos puedan ser enjuiciados y tengan abogados para defenderlos".

Desde su apertura en enero de 2002, tras la invasión a Afganistán, la prisión de Guantánamo no ha dejado de suscitar controversia por la detención indefinida de sospechosos no juzgados, y por las acusaciones de tortura y malos tratos a unos 500 prisioneros allí confinados.