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Embargo, Feria Internacional de La Habana

Caen las exportaciones de EEUU a Cuba, mientras La Habana mira cada vez más hacia otros países

Cuando la crisis económica arrastró a Cuba hace cinco años, La Habana debió buscar mejores acuerdos con cada nación amiga donde empresas estatales ofrecen mejores términos y muchas veces no se quejan en público por el vencimiento de pagos atrasados

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Muchas de las marcas estadounidenses mejor conocidas asistieron a la Feria Internacional de La Habana la semana pasada, mientras sus representantes promovían algunos de los pocos productos de Estados Unidos que pueden exportarse legalmente a Cuba gracias a una excepción al embargo, la cual permite la venta de alimentos, bienes agrícolas y medicamentos, pagando en efectivo y por adelantado, informó la AP.

Pero los números fríos contradicen el entusiasmo en la sala de la convenciones. Las compras cubanas de bienes estadounidenses han caído mientras la Isla mira cada vez más hacia países como China, Brasil, Vietnam y Venezuela, que ofrecen contratos más económicos, mayor plazo de crédito y menos molestias sobre el pago y el envío.

“El patrón que vemos es que sigue siendo o más bajo cada año o que si se incrementa, ya no es tanto”, dijo John Kavulich, asesor político del Consejo de Comercio y Economía para Estados Unidos y Cuba, con sede en Nueva York. “Ningún ejecutivo debe ir con un agente de viajes y comprar un boleto hacia La Habana pensando en que va a haber un cambio”.

La venta de alimentos y bienes agrícolas estadounidenses a la Isla comunista, recuerda la agencia, comenzó hace más de una década con la reforma a la Ley de Sanciones Comerciales promulgada en 2000 por el Gobierno del presidente Bill Clinton. Modestas ventas por 138 millones de dólares en el siguiente año siguieron a un pico constante de 710 millones en 2008, de acuerdo con estadísticas calculadas por el grupo Kavulich’s.

Pero el valor de las exportaciones de Estados Unidos a Cuba, añade, cayó el año pasado a poco más de la mitad, 358 millones de dólares, mientras en los primeros seis meses de 2012 fueron 250 millones y no hay señales de mejoría.

Ha habido un endeble comercio desde el principio debido en parte a las normas estadounidenses que piden el pago en efectivo antes de que los cargamentos sean enviados, asegura la AP.

Los pagos deben realizarse a través de sistemas bancarios que toman una parte considerable de cada transacción, además de las cuotas al hacer varios cambios monetarios. Los envíos se complican por las regulaciones del embargo de Estados Unidos. Por otra parte, el valor de comprar algo “Hecho en Estados Unidos” ha caducado en Cuba porque se ha vuelto algo común ver Coca-Colas en hoteles turísticos y cerveza Miller en los anaqueles de las tiendas.

Por eso cuando la crisis económica mundial arrastró a Cuba hace cinco años, La Habana debió buscar mejores acuerdos con cada nación amiga donde empresas estatales ofrecen mejores términos y muchas veces no se quejan en público por el vencimiento de pagos atrasados.

Incluso las empresas de sectores privados en esos países pueden ser más flexibles, al contar con las garantías de sus gobiernos.

“Cuba no puede vencer todavía a Estados Unidos en muchos de los productos, no todos, pero muchos”, indicó Kavulich. “Pero cuando uno lo agrega a la ecuación, la ausencia de términos directos de pago, la incapacidad para utilizar sistemas de transporte más eficientes entre ambos países y la falta de beneficio político, entonces el Gobierno cubano voltea a otra parte”.

Esta semana, en la inauguración de la feria, la compradora estatal de alimentos Alimport calculó que gastará 105 millones de dólares más de lo necesario en importaciones estadounidenses debido a términos de crédito desfavorables, ajustes en el tipo de cambio y pérdidas en logística por los envíos navieros.

“Como los barcos de cualquier país que atraquen en puertos cubanos tienen que esperar seis meses para llegar a Estados Unidos, las navieras cobran altos fletes”, dijo el vicepresidente de Alimport, Eidel M. Mussi Velázquez.

La empresa proyectó 440 millones de dólares en compras a Estados Unidos este año, menos que los 960 millones reportados en 2008. Las estadísticas cubanas no se comparan directamente con el Consejo de Comercio debido a que ellos al parecer toman en cuenta los gastos extra, aunque siguen el mismo patrón de disminución.

En comparación, según cifras cubanas de 2010, el año más reciente disponible, el intercambio comercial con Venezuela casi se duplicó comparado con el año previo a poco más de 6.000 millones de dólares. El comercio con China todavía está por debajo de los niveles previos a la crisis pero tiene una tendencia a la alza y en 2010 fue de 1.900 millones.

Aunque la compra de algunos productos estadounidenses se ha mantenido constante, como en el caso de las aves y la soya, otros se han estancado, incluyendo los alimentos de marca procesados y granos.

Firmas estadounidenses en la Feria

El sobrio “stand” comandado por Kevin McGilton, vicepresidente de ventas de la empresa Riceland, con sede en Arkansas, es un ejemplo.

Las exportaciones de arroz a Cuba totalizaron de 20.000 a 30.000 toneladas métricas un año antes de la crisis económica, pero fueron de cero el año pasado, dijo McGilton.

Arroceras del Gobierno vietnamita, que durante mucho han superado a los proveedores estadounidenses, ofrecen arroz “quebrado” que no es tan bonito como el estadounidense, pero es más económico. El país también ha extendido los términos de los créditos de varios años.

Cuba “no tuvo el dinero para pagar en efectivo por adelantado, que es lo que tiene que hacer con las empresas estadounidenses”, indica McGilton, quien agregó que los únicos avances promisorios que consiguió en la feria comercial de esta semana llegaron de otros países, como México.

Aun así, aquellos que hacen negocios con La Habana mantuvieron un tono animado en la feria, que incluyó 500 expositores del extranjero y concluyó el sábado.

En el pabellón donde estuvieron la delegaciones estadounidenses había bullicio por los trabajadores que entregaban a manos llenas Peanut Butter Cups, las golosinas de chocolate y mantequilla de cacahuate de la marca Reese’s, a los asistentes a la convención, además de bolsas repletas de dulces Skittles.

Los cubanos tomaron turnos para sacarse fotos con una persona vestida como una barra de chocolate Hershey’s gigante.

Los asistentes a la convención elogiaron a Alimport por su profesionalismo y destreza, y minimizaron la importancia de las restricciones al crédito.

Richard N. Waltzer, presidente de Procurement Systems Inc., dijo que una política estadounidense reciente que permite a los cubano-estadounidenses enviar más dinero a los isleños ha incrementado la posibilidad de comprar las marcas estadounidenses que su empresa distribuye.

El negocio de PSI en Cuba ha crecido 30 % anual en la última década y Waltzer se siente optimista de la expansión del sector turístico cubano y de que crecerán las pequeñas empresas privadas con las reformas implementadas por el presidente Raúl Castro.

“Están dando forma a su nuevo modelo económico después de Vietnam y China, por eso en el futuro está abierto al capitalismo”, indicó. “Y traer a estas grandes marcas estadounidenses, creo, es llevarlo al siguiente nivel”.

Todd P. Haymore, secretario de agricultura y silvicultura en Virginia, estado que envió 65 millones de dólares en bienes agrícolas a Cuba el año pasado, dijo que la Isla es una constante en el mercado de los primeros 15.

Pero en Estados Unidos, la gente de negocios ve mayores posibilidades si las normas del embargo se simplificaran.

“Ellos sienten que uno puede perder una o varias ventas debido a estas cuotas extra, cambios adicionales en el tipo de cambio… Cada vez que uno va de un país a otro siempre hay una pérdida”, explica Haymore. “Alguien está ganando una pieza de ese pastel que no regresará a tu bolsillo”.

Los que estuvieron en la feria también estaban compitiendo por conseguir el mejor lugar para una fecha en el futuro cuando las sanciones estadounidenses puedan desaparecer.

“Cuba se está volviendo un mercado más y más importante para las empresas estadounidenses… Todos quieren tener algún tipo de presencia”, dijo Héctor Rainey, director administrativo de Intervision Foods en Atlanta. “Si algo cambia todo de pronto, tendrán un ángulo aquí”.


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