Cosecha arrocera de Pinar del Río, lo que se veía venir
Con las pérdidas estimadas hasta la fecha, la producción de arroz en Vueltabajo se reducirá cerca de un 22 % respecto a lo previsto, lo que ha sido responsabilidad de directivos de la agricultura que pretendían cumplir los planes “a toda costa”
La cosecha arrocera de Pinar del Río se ha visto seriamente afectada debido a la decisión de administrativos del sector de apresurar la campaña de siembra para cumplir los planes “a toda costa”, informa este lunes el rotativo oficialista Granma.
El periodista Ronald Suárez Rivas, quien viene haciendo seguimiento del desarrollo de la zafra arrocera en esa provincia, asegura en su reporte que “bajo la premisa de cumplir el plan de siembra a toda costa, se hizo una labor maratónica, sin tener la calidad requerida y sin contar con las medidas para garantizar las cosechas”, lo que ha ocasionado grandes pérdidas de cultivos.
Según Suárez Rivas, en todo el macizo arrocero de Vueltabajo, se contaban en 1.600 las hectáreas calificadas como “fuera de parámetro” —lo que implica que se encuentran pasadas de maduración—, a lo que se añade una producción de 11.407 toneladas menos de las 51.906 estimadas a inicios de la campaña.
Como causas de las afectaciones, Rafael Moisés Amarán, jefe de dirección del Complejo Agroindustrial “Los Palacios”, citado en el reporte, menciona las intensas lluvias que han caído en la región, aunque también alude a retrasos de los servicios de aviación y de las máquinas cosechadoras.
“Primeramente, las lluvias del mes de octubre atrasaron la preparación de suelos, y ello impidió escalonar las siembras. De modo que la mayor parte del plan se concentró entre los meses de enero y febrero”, dice el directivo de Los Palacios, que rige la actividad arrocera estatal y cooperativa.
“Por otro lado, no entraron los aviones previstos, lo cual obligó a buscar alternativas para llevar a cabo las atenciones culturales al cultivo (urea, herbicidas, fertilizantes), y hacer que el arroz se afectara en la menor medida posible”.
“Tampoco recibimos a tiempo las máquinas cosechadoras que, según se había anunciado, serían importadas para la campaña. De haber contado con ellas cuando arrancó la cosecha, en la última decena de abril, hoy la situación fuera diferente, pero no llegaron hasta finales de julio. Unido a ello, en el mes de junio perdimos más de 12 días a causa de la lluvia”, añade.
Suárez Rivas señala, sin embargo, que los productores habían vaticinado las pérdidas basados en experiencias de años anteriores.
“La imposibilidad de escalonar las siembras (…) provocará un pico de recolección en los próximos meses; algo que inquieta (…), porque en años anteriores, con menos volumen de arroz, debido a las limitaciones de la maquinaria cosechadora, hemos tenido campos perjudicados, desfasados de corte, lo que por supuesto trae pérdidas”, dice uno de los entrevistados en información divulgada el 24 de febrero en el mismo rotativo oficialista, añade el periodista.
Un ejemplo del desastre se encuentra en la Cooperativa de Crédito y Servicios (CCS) “Abel Santamaría”, cuyo presidente, Isidro Jesús Ligoña, describe la situación actual como “tensa”.
De acuerdo con el rotativo, en su cooperativa existen 225 hectáreas “desfasadas de corte”, pérdidas de parte de las plantaciones de los campesinos, así como rendimientos por debajo de lo esperado debido al atraso en la cosecha.
“Hoy la vida demuestra que teníamos razón”, señala Ligoña.
La estatal Tele Pinar a principios de julio situaba los rendimientos esperados para la presente cosecha en más de 6 toneladas por hectárea durante la etapa de frío y unas cinco toneladas por hectáreas en la primavera.
Pero para Virgilio Hernández, los resultados han sido muy diferentes: cuatro toneladas por hectáreas en primavera y en la actual, cuando esperaba una cosecha superior, ya contabiliza 9 hectáreas “totalmente perdidas” de las 13 cultivadas, debido al retraso en el arribo de las combinadas.
Hernández critica la falta de previsión de los directivos encargados de la planificación de la agricultura: “Esto es algo que veíamos venir. Desde que nos orientaron sembrar, habíamos estado alertando que hacerlo sin un escalonamiento, y sin tener suficiente maquinaria en la mano, era un riesgo”, señala.
También el productor Abilio Rodríguez lamenta pérdidas de cosechas, aun cuando su plantación pudo salvarse, señala la nota de Granma.
Rodríguez informó de un promedio de 2,7 toneladas por hectárea cosechadas, a pesar de que su producción fue favorecida con insumos provenientes de un proyecto de colaboración vietnamita que tenía como fin duplicar ese rendimiento.
Actualmente se están movilizando incontables recursos adicionales para evitar males mayores, pero “haciendo cosechas fuera de parámetros”, señala el periodista.
“Hoy se hacen esfuerzos (…) para solucionar (…) las roturas de los equipos, y se corta de noche”, dice el presidente de la “Abel Santamaría”, y añade: “Incluso hay lugares donde se ha estado cortando a mano y trillando con medios rústicos”.
El cultivo del arroz, indica Granma, es “altamente necesario y costoso”, no solo por el volumen de riego que requiere, sino también por el empleo de aviones y otros medios mecanizados, además de los cientos de kilogramos de semillas, fertilizantes y productos químicos utilizados, “cuyos precios son cada vez más elevados”.
Pero la tensión no disminuye, pues a pesar de contar con nuevas combinadas, “la capacidad de corte llega alrededor de 600 toneladas diarias”, cuando en el campo existen más de 14.000 toneladas de “arroz maduro”, de las que 4.000 están “casi perdidas”, lamenta Amarán.
Recientemente Japón donó a la Isla un paquete de maquinaria y medios tecnológicos por valor de unos tres millones de dólares, para apoyar la producción en cinco provincias de la Isla, lo que convierte a esta nación en el segundo país asiático, después de Vietnam, que respalda los esfuerzos de La Habana para levantar la alicaída producción de arroz, según un reporte de Notimex.
La producción de arroz en la Isla está afectada, además, por el déficit en las capacidades de transportación, secado y molino, así como la falta de combustible y el mal estado de las vías rurales.
Cuba importa entre 400 y 600.000 toneladas anuales de arroz, lo que supone un mínimo del 60 % del consumo nacional y la convierte en el segundo mayor comprador del grano en la región, después de México.
Para la provincia pinareña el sector arrocero supone el 70 % de su producción total, según la AIN.
En diciembre del año 2011, funcionarios cubanos prometieron que se extendería a 40.000 hectáreas el empleo de técnicas aplicadas en el cultivo de este cereal gracias a la colaboración de Vietnam, su principal suministrador.
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