Intervención de Hilda Molina en el Congreso argentino termina en escándalo

La neurocirujana cubana Hilda Molina cuestionó este martes al gobierno de la Isla durante una reunión en el Congreso argentino que finalizó en escándalo, después de que un grupo de jóvenes simpatizantes del régimen de La Habana irrumpiera en la sala, informó EFE.

Molina, que en junio pasado llegó a Argentina para reencontrarse con su familia, tras 15 años de separación por la negativa del gobierno cubano a autorizar su salida de la Isla, acudió el martes al Congreso nacional, en Buenos Aires, invitada por el diputado opositor Julián Obligio para hablar sobre la situación en Cuba.

Pero la charla terminó en gritos y críticas cruzadas, luego de que jóvenes de agrupaciones de izquierda y médicos que aseguraban haber vivido en Cuba defendieron el gobierno de los Castro y cuestionaron a la médica por sus declaraciones.

"Lo que usted dice es una falta de respeto", lanzó uno de los jóvenes, mientras uno de los galenos afirmaba que lo que decía la neurocirujana "no es verdad".

"Es la misma intolerancia que he sufrido en Cuba. Son voceros del gobierno cubano", dijo Molina a EFE, luego de retirarse de la sala en medio de un tumulto.

Durante su exposición, la neurocirujana consideró que Fidel Castro "sigue gobernando" y opinó que la población de la Isla está "psicológicamente desgastada".

"Fidel tiene suficientes reservas neuronales y afán de poder para seguir dirigiendo Cuba de una manera u otra", señaló Molina durante su exposición en la que relató desde sus años de juventud, cuando apoyó la revolución cubana, hasta su ruptura con el régimen.

La médica, que a finales de los años ochenta y principios de los noventa dirigió el Centro Internacional de Restauración Neurológica (CIREN) y mantuvo una estrecha relación con la jerarquía del gobierno, cuestionó además el sistema de salud de Cuba, donde, dijo, "si uno paga, recibe mejores servicios".

Consideró que "la población cubana está enferma y psicológicamente desgastada" porque "no se pueden vivir 50 años sin libertad".

"Envejecí entregando mi vida a lo que yo creía que iba a dar una sociedad buena", afirmó en alusión al gobierno cubano, pero agregó que se dio cuenta de que "siempre había una contradicción entre lo que decía y la práctica".

Molina también sostuvo que en 1994, cuando presentó su renuncia a la Asamblea Nacional del Poder Popular, adonde había llegado, según ella, "sin quererlo" por designación de las autoridades del país, firmó su "sentencia de muerte".

Como consecuencia, Fidel Castro "impidió que saliera de Cuba y sabía que separándome de mi hijo me estaba matando en vida", relató.

Tras quince años reclamando permiso para salir de la Isla, Molina recibió finalmente en junio pasado autorización del gobierno de Raúl Castro para viajar a Argentina, reencontrarse con su hijo, conocer a sus dos nietos y visitar a su madre enferma.

Las gestiones realizadas por los gobiernos de Néstor Kirchner y su esposa y sucesora en el cargo, Cristina Fernández, durante los últimos cinco años ante el régimen de La Habana, se tradujeron el pasado año en el viaje de la madre de Molina, Hilda Morejón, de 90 años, a Argentina.

Para la salida de Molina de la Isla fueron decisivos la intermediación del gobierno argentino y el estado de salud de Morejón, que continúa "muy delicada", dijo la médica.

Molina indicó a EFE que aún no tiene resuelto cuándo regresará a Cuba, y que eso "depende de cómo evolucione la salud" de su madre.

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