Los Carpinteros exploran “Situaciones Límite” en el arte

Los cubanos Marco Antonio Castillo y Dagoberto Rodríguez, que desde hace 20 años componen el dúo Los Carpinteros, conocen bien cómo transformar las dificultades de la vida en arte, una experiencia que este fin de semana comparten en Cádiz con una treintena de colegas en un taller.

El taller, denominado “Situaciones Límite”, se celebra en la Fundación NMAC, unas instalaciones rodeadas de naturaleza, ubicadas en las dehesas de Vejer de la Frontera (Cádiz) y que con esta actividad, entre otras, conmemora diez años de una trayectoria que ha convertido este centro en un referente de experiencias alrededor del arte contemporáneo.

A este paraje han acudido este fin de semana desde distintos puntos de España veintisiete artistas para someterse a una peculiar terapia, la de convertir sus propias experiencias límite en material artístico, en un taller que les llevará a plasmarlas en la arena, una pizarra o en sus propios cuerpos.

Lo harán de la mano de Los Carpinteros, un dúo artístico que ha trabajado en Cuba durante casi veinte años y que hace más de uno salió de la Isla y se instaló en España.

En Cuba las dificultades materiales de llevar allí a cabo sus intervenciones y transformaciones de grandes volúmenes y arquitecturas habían convertido su arte casi “en un diccionario de proyectos utópicos”, según cuenta Marco Antonio Castillo, uno de Los Carpinteros, y decidieron salir de la Isla “en busca de filón material”.

Su obra, tanto como su nombre, plasma las “tensiones psicológicas” que han vivido en su trayectoria: “En los ochenta en Cuba era muy difícil ser artista, había una disputa entre lo institucional y lo artístico que llevaba a la censura”, cuenta Marcos Antonio Castillo.

Esa generación de artistas “terminó saliendo” y los que quedaron, como ellos, eliminaron “las piezas políticas” y heredaron un ambiente “psicológicamente vacío, muy poco interesante, porque sólo había folclore y belleza”.

Marco Antonio Castillo y Dagoberto Rodríguez no querían “ser censurados” y para ello inventaron una forma de trabajar. “Parecíamos carpinteros, con un lenguaje artesanal pudimos subsistir como artistas y comunicarnos con el exterior”.

Una de sus piezas más emblemáticas la crearon hace una década y fue una especie de ciudad transportable hecha a base de tubos de aluminio y telas de tienda de campaña y que ocupaba un espacio de 2.000 metros cuadrados. “Era una metáfora, recreábamos una ciudad desarmable y, de hecho, después de estar en Cuba viajó por todo el mundo”.

Aunque aseguran que ellos no son “profesores”, a sus alumnos les van a hablar de cómo las situaciones límites han influido en su trabajo y en el de otros artistas.

No es que crean que el arte “tenga que estar relacionado con el sufrimiento”, pero sí han constatado que “ha nutrido” y “torcido” su trabajo y el de muchos otros.

Preparan exposiciones en Madrid, donde ya participaron en ARCO, y en otros destinos españoles como Santiago de Compostela y Palma de Mallorca, y tienen proyectos en Europa y Estados Unidos, y entre unos trabajos y otros repiten en NMAC este taller que ya realizaron hace tiempo en San Francisco.

Como allí, sin ninguna técnica especial, el taller tiene el objetivo de “sensibilizar” a cada uno de los artistas asistentes sobre cómo le afectan sus propias situaciones límites, como si fuera “un masaje” con el que “pulir” la experiencia artística de cada cual.

La presencia de Los Carpinteros en la Fundación NMAC conmemora los diez años de trayectoria de este centro en el que el arte contemporáneo dialoga con la naturaleza.

Por este centro, que cada dos años invita a artistas a que realicen allí una obra a medida, han pasado Roxy Paine, Susana Solano, Marina Abramovic, Olafur Eliasson, Pilar Albarracín, Sol Lewitt, Richard Serra y James Turrell.

© cubaencuentro.com