Retratos de quinceañeras cubanas en la exposición “Face Contact”

El retrato como elemento de comunicación es utilizado por los treinta y un artistas presentes en la exposición Face Contact, una de las muestras que mejor refleja el tema central sobre el que se desarrolla PhotoEspaña: “Interfaces”.

Organizada en colaboración con la Fundación Banco de Santander en las salas del Teatro Fernán Gómez, la exposición exhibe cien obras entre fotografías, vídeo-instalaciones, esculturas y otros objetos.

Esta diversidad de lenguajes es uno de los objetivos del cubano Gerardo Mosquera, comisario general del festival y de esta exposición “ambiciosa y compleja” que exhibe obras realizadas desde 1966 hasta la actualidad por artistas de todo el mundo.

En el recorrido se pueden contemplar “diversas facetas de la práctica actual del retrato, explorando en todas sus complejidades”, comentó el comisario, que ha diseñado una exposición más abierta a un público menos especializado “pero sin perder el rigor”.

Las obras seleccionadas por Mosquera “no tienen por qué ser artísticas”, como es el caso de las imágenes tomadas por la cubana Yoani Sánchez, conocida por su blog Generación Y, quien ha fotografiado a las personas que la vigilan, “haciendo así un uso defensivo del retrato”.

Mosquera ha invitado a participar en esta muestra a la comisaria Giselle Victoria Gómez, quien ha montado Quinceañeras, una exposición dentro de la exposición, formada con los álbumes de fotos de estudio que se realizan en Cuba como parte de los ritos de iniciación de las adolescentes, que gracias al photoshop cumplen algunos de sus futuros sueños.

La mexicana Dulce Pinzón ha disfrazado a inmigrantes de héroes de comics “presentándolos como trabajadores, verdaderos héroes y no delincuentes, que envían semanalmente dinero a su familia. En esta ocasión, los disfraces descubren más que ocultan”.

Aunque dudó en incluirla en el recorrido, Mosquera decidió mostrar “por su gran belleza espiritual” la imagen tomada por Stephen Sinclair de una mujer que se suicidó en Afganistán como protesta de la situación que viven las mujeres en este país.

La pérdida de la identidad en un mundo mediático se refleja en la vídeo-instalación de Lauren Olney & Richard Lawrence, mientras que la doctora Libia Posada retrata a mujeres maltratadas que acuden a su consulta y a las que viste a la manera de los retratos clásicos.

Ahondando más en la idea del retrato, la exposición finaliza con la obra de Mona Hatoum, un espejo en el que se refleja el propio espectador.

El poder de la duda, en el Museo Colecciones ICO, es otra de las exposiciones de PhotoEspaña presentadas este martes y en ella el comisario chino Hou Hanru ha reunido 69 obras recientes de diecisiete artistas de China, Europa del este, África y el sudeste asiático que reflexionan sobre las dudas y deseos colectivos que despiertan los cambios drásticos que viven sus sociedades.

“La duda es el equivalente al mundo en que vivimos y me ha interesado plantear si estas interfaces reflejan la realidad del mundo”, comentó Hanru, para quien los artistas reflejan nuevos modos de transformación del mundo a través de diferentes soportes “que derivan de la imagen fotográfica”.

El resultado de la exposición es, según el comisario, el diálogo que se establece no solo entre las piezas sino entre los propios artistas.

China tiene una notable presencia en la exposición, con artistas como Tsang Kin-Wah, que en una instalación multimedia refleja la transición poscolonial de Hong Kong hacia China, o Du Zhenjun, que muestra su visión contemporánea del Apocalipsis al convertir las ciudades chinas modernas en nuevas Torres de Babel en su obra “Super Towers”.

Las salas de Casa de América son sede de dos exposiciones incluidas también en la sección oficial de PhotoEspaña. El Louvre y sus visitantes exhibe una selección de las imágenes que desde 1964, y durante casi treinta y nueve años, Alécido de Andrade tomó en las salas del Museo del Louvre.

La muestra reúne 88 fotografías en las que el punto de vista de De Andrade extrae con humor resonancias entre las obras que cuelgan en las paredes y las actitudes de los visitantes.

En Un mundo feliz. Panamá en ojos de Carlos Endara se puede contemplar la obra del ecuatoriano afincado en Panamá, que por primera vez sale de este país.

Casi desconocido, las instantáneas de este pionero de la fotografía regional son testimonio de la historia de un Panamá feliz de finales del siglo XIX y la primera mitad del XX.

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