Actualizado: 18/04/2024 23:36
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Indignación intelectual (I)

Un homenaje en la TV nacional al ex comisario político Luis Pavón reabre viejas heridas entre intelectuales de la Isla.

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A raíz de la exaltación pública que se hiciera recientemente en el programa Impronta, del canal Cubavisión de la televisión cubana, de la persona de Luis Pavón Tamayo, presidente del Consejo Nacional de Cultura durante el llamado "quinquenio gris", varios intelectuales residentes en la Isla —incluso algunas de las víctimas de esta etapa represiva— han mostrado su indignación en mensajes que han hecho circular por email.

TEMA: La exaltación de ex comisarios políticos

La aparición televisiva de Pavón saca a la luz uno de los episodios más oscuros en la historia de la cultura cubana después de 1959: la parametración. La también conocida como "década negra", que comenzó con la detención y retractación forzada en 1971 del escritor Heberto Padilla, marcó una etapa de represión en que decenas de escritores fueron enviados a la cárcel, y otros fueron destinados a puestos burocráticos anónimos, esperando entre doce y veinte años para poder publicar.

Luis Pavón, entonces presidente del Consejo Nacional de Cultura, fue uno de los principales promotores de esta represión. Una gran cantidad de actores y directores, sometidos a lo que se llamó el "parametraje", fueron acusados de "conducta impropia" por una comisión de evaluación. Parte de los perseguidos apelaron a los Consejos de Trabajo y después de una enconada lucha, lograron que el Consejo Nacional de Revisión los reintegrase a sus labores.

Pavón cayó en desgracia cuando el Tribunal Supremo falló en su contra acusándolo de "abuso de poder" y por medidas "inconstitucionales" contra los trabajadores de la cultura. Tras años de ausencia y desaparecido de los medios públicos, reaparece ahora en la televisión cubana, junto a otros represores de entonces, como Jorge Serguera, ex presidente del ICRT, y Armando Quesada, quien se ocupó de "limpiar" el movimiento teatral cubano.

A continuación, reproducimos los mensajes que han hecho circular los escritores Desiderio Navarro, Reynaldo González, Antón Arrufat, Jorge Ángel Pérez, Arturo Arango y Ena Lucía Portela:

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Estimados amigos y compañeros:

De repente, al cabo de más de treinta años de su destitución, reaparece en la esfera pública Luis Pavón, ex-Presidente del Consejo Nacional de Cultura durante el eufemísticamente llamado "quinquenio gris", ni más ni menos que en todo un programa de la Televisión Nacional dedicado a "su impronta cultural en la cultura cubana".

Ahora bien, ¿es lo que ayer vimos y oímos la impronta de Luis Pavón en la cultura cubana?

¿O es otra que dañó irreversiblemente las vidas de grandes y menos grandes creadores de la cultura cubana, "parametrados" de uno u otro modo? ¿Que impidió la creación de muchos espectáculos artísticos y la divulgación de muchas obras literarias y plásticas en Cuba y en el extranjero? ¿Que nos privó para siempre de innumerables obras a causa de la casi inevitable autocensura forzada que siguió a los ubérrimos 60? ¿Que llenó todo un período con una pésima producción literaria y artística nacional hoy justamente olvidada hasta por sus propios ensalzadores y premiadores de antaño? ¿Que nos inundó con lo peor de las culturas contemporáneas de los países de la Europa del Este, privándonos del conocimiento de lo más creativo y profundo de éstas? ¿Que a la corta o a la larga condicionó el resentimiento y hasta la emigración de muchos de aquellos creadores no revolucionarios, pero no contrarrevolucionarios, cuya alarma había tratado de disipar Fidel en Palabras a los intelectuales? ¿Que creó e inculcó estilos y mecanismos de dirección y trabajo cultural neozhdanovianos que ha costado décadas erradicar, de tan "normales" que llegaron a hacerse? ¿Acaso somos realmente un país de tan poca memoria que no recordamos ya la penosa situación a la que fueron reducidas nuestras instituciones culturales por obra del Consejo Nacional de Cultura, situación que el humor cubano captó por entonces en aquel trío de refranes parodiados: "El que no oye al Consejo, no llega a viejo", "En la Unión no está la fuerza" y "En Casa de las Américas, cuchillo de palo"?

Cierto es que Pavón no fue en todo momento el primer motor, pero tampoco fue un mero ejecutor por obediencia debida. Porque hasta el día de hoy ha quedado sin plantear y despejar una importante incógnita: ¿cuántas decisiones erróneas fueron tomadas "más arriba" sobre la base de las informaciones, interpretaciones y valoraciones de obras, creadores y sucesos suministradas por Pavón y sus allegados de la época, sobre la base de sus diagnósticos y pronósticos de supuestas graves amenazas y peligros provenientes del medio cultural?


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