Actualizado: 27/03/2024 22:30
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Béisbol: Grandes Ligas

Cabalga muy bien nuestro Duque

Si resalta la actuación de Orlando Hernández en los últimos diez juegos, no se quedan atrás el resto de los cubanos alistados en la Gran Carpa.

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Si de los cubanos en las Grandes Ligas de Béisbol hay que hablar, vayan los honores una vez más para El Duque. Sí, porque en los últimos diez juegos en la Gran Carpa resalta la actuación del veterano lanzador de los Mets de Nueva York, Orlando Hernández ( El Duque), quien en su penúltima presentación hizo cátedra de un exquisito pitcheo ante la novena de los Marlins de la Florida, que apenas pudo conectar de hits en tres ocasiones en siete entradas, en tanto que completaba una decena de ponches.

Una mezcla de alegría y tristeza se confundía entre los miles de fanáticos cubanos radicados en el sur floridano, quienes aplaudían la impecable ruta que caminaba El Duque capítulo tras capítulo, en un trayecto donde el experimentado pitcher trabajaba como si fuese un francotirador: poniendo la pelota con inconfundible excelencia en el lugar que quería. Sus indescifrables cambios para todos los ángulos, hacían sucumbir a un alicaído equipo que caía con pizarra de 11-3, en jornada que para bien del cubano contaba con el apoyo de 15 imparables.

No le había ido de la misma manera en su anterior presentación, esta vez ante los capitalinos de la nación, Washington, quienes en cinco entradas lo acribillaron a batazos, entre ellos un par de cuadrangulares. Incluso en este partido fue expulsado del juego porque el árbitro principal apreció que había golpeado a un bateador —por cierto, al pitcher— de manera intencional.

Minutos más tarde, en un gesto poco usual en este béisbol, El Duque aseguraba al pelotero golpeado que su lanzamiento no había sido intencional y lo hacía delante de todo el público. Eso hace grande al deporte y a su protagonista.

Lo cierto, sin embargo, es que El Duque cabalga muy bien, porque tras su último gran partido, frente a los Rockies de Colorado —siete entradas lanzadas, cero carreras permitidas—, cuenta ya con dos victorias y un solo fracaso, y presenta un formidable 2.53 de efectividad, en tanto ha propinado 25 ponches en cinco salidas al montículo. Resulta importante para los Mets, ahora que no cuentan con su estelar lanzador Pedro Martínez, tener a un caballo de batalla listo para guiar al equipo por buen camino.

La ruta es larga, muy larga

Otro que no lo está haciendo mal es Liván Hernández*, de los Cascabeles de Arizona, quien no corre con la misma suerte que su hermano Orlando en cuanto a juegos ganados. Presenta récord de 1-1, pero, como muy bien se sabe, esto no es lo único que habla de un pitcher. En un circo de bateadores de largo alcance en cada juego, sirven los números para apuntar que registra 3.96 de efectividad, válido para mostrar un buen trabajo. Claro, su equipo quiere victorias, no sólo números, y para ello tendrá que amarrar todavía mejor sus cabos para anclar en puerto seguro.

Pareciera que el derecho Dany Báez, que firmó por tres años y 19 millones de dólares con los Orioles de Baltimore, anduviera muy mal, porque no aparece con resultados tangibles, pero no es así. El pitcher está trabajando con su equipo en labores de relevista, haciendo el trabajo previo al cerrador en un difícil trayecto que no debe permitir libertades a sus rivales entre el séptimo y el octavo capítulos.

En esa labor, su promedio de efectividad, en los once juegos que ha trabajado, es de un magnífico 3.38. Le han conectado seis hits en 10 y dos tercios de entradas, aunque permitió tres carreras en un juego, fruto de un bambinazo de cuatro esquinas con hombres en bases.

Por otra parte, el veloz serpentinero derecho de Pinar del Río, José Ariel Contreras*, poco ha podido hacer por la causa de los Medias Blancas de Chicago, ya que cuenta con récord de dos fracasos y un triunfo. Le han bateado fuerte al as cubano en los 19 innings que ha lanzado: 13 carreras con 17 hits y ha concedido diez bases por bolas. Lo bueno es que apenas ha comenzado la fiesta, y hay tiempo para poner la proa al triunfo y responder a la confianza de un contrato por tres años y 29 millones de dólares.

Quienes sí lo están haciendo muy bien en sus respectivos equipos son algunos peloteros de descendencia cubana. Es el caso de los puertorriqueños Mike Lowell (Medias Rojas de Boston) y Jorge Posada (Yankees de Nueva York), que aparecen con promedios por encima de 300. Lowe (319) ha sacado la bola del parque en cuatro ocasiones y ha impulsado 17 carreras con 23 hits. Posada, por su parte, batea para 344 por sus 21 hits, entre ellos dos vuelacercas.

Si bien estos andan adecuadamente, otro que le sigue los pasos es el tampeño de origen cubano Luis González, quien cubre la pradera derecha de los Dodgers de Los Ángeles. El veterano jugador batea para 300 de average. Ha despedido la bola en tres ocasiones y ha impulsado diez carreras.

Ryan Freel, otro hijo de cubanos, juega desde hace varios años en el béisbol grande. Cubre los jardines del equipo de los Rojos de Cincinnatti, y batea para average de 284, con 19 hits en 67 turnos al bate. Es un excelente defensor, muy bien cotizado.

La ruta es larga, muy larga. Apenas los equipos están acomodando sus arreos. Queda trecho para ocupar titulares en la gran prensa. Si bien el escuadrón de cubanos no es muy grande y ya sabemos por qué, poco a poco estos irán descollando y nuevos nombres se sumarán a la campaña que viene cubriendo nuestro Duque de lujo, en una contienda donde Kendry Morales ya subió al equipo regular de Anaheim, y sigue despertando sensación Yuniesky Betancourt, un talentoso paracorto que se mueve como un felino para todos los ángulos con los Marineros de Seattle.

* Estos datos excluyen los resultados de la jornada del jueves 26 de abril.