Narradores, “Felo” Ramírez, Béisbol
Con “Felo” Ramírez, el mejor
Conversando brevemente con quien muchos consideran el mejor narrador de béisbol de todas las épocas
Hacia los finales de la primera mitad de la década de 1950 allá en el barrio de mi infancia, yo niño, como tantos otros dedicaba mis ratos a escuchar el béisbol de la Liga Cubana por la radio. Independientemente de que otras emisoras transmitieran el juego tal o más cual, puedo dar fe de que, al menos mi cuadra, la sintonía estaba con aquella por la cual narraba los partidos un hombre que, cuando se producía un batazo de largas dimensiones, solía narrar: “¡Ahí va un palo largo a lo profundo…!”. Sus descripciones eran así, espontáneas, cercanas al radioescucha más humilde y a la vez de suma precisión; ni qué decir de la dicción, perfecta, pero, insisto, aplicada a un léxico al alcance de todos sin dejar de ser creativo en sus esencias.
Recuerdo perfectamente el entusiasmo de mi padre, y mi madre, al escuchar a aquel narrador que, asimismo, contaba con una voz limpia, fuerte, bien timbrada.
“Felo” Ramírez, por muchos considerado el mejor narrador de béisbol de todas las épocas, gloria a la que se le acerca el ya desaparecido argentino Buck Canel, nació en la oriental ciudad de Bayamo, Cuba, en 1923 y hoy, a sus 92 años y luego de un largo periplo para llevar su arte del buen narrar a varias naciones beisboleras latinoamericanas y con un sinfín de premios en su haber, sigue en activo como “La Voz de los Marlins de Miami”. Y activo, ahora lo puedo afirmar, en su pensar y hacer fuera de la cabina de transmisión; en su cortesía, su gentileza, su buen humor.
Luego de “aquella cosa” que surgió en Cuba en 1959, que posteriormente, en 1960, eliminara el béisbol profesional, Ramírez abandonó su país para seguir su carrera en otras latitudes.
La tarde del pasado 18 de marzo, en Miami, la magia de la Internet facilitó el milagro de que aquel niño que lo admirara hace ya más de 60 años, se encontrara con él, allí en la emblemática cafetería del Restaurante Versailles.
Digo que fue Internet la responsable porque había sido por esta vía por la cual yo había visto fotos recientes del gran narrador; de otra manera, jamás hubiese reconocido a ese señor que, junto a la cafetería, formaba grupo con unos amigos.
Sí, “Yo soy ´Felo´ Ramírez”, me respondió mientras se apartaba unos pasos del grupo y tuvo a bien saludarme con un sincero apretón de manos y asimismo contestar las preguntas de un admirador curioso. Un diálogo breve que reproduzco a continuación.
Se afirma que usted es el mejor narrador de béisbol que haya existido hasta hoy.
FR: Bueno…, yo no lo afirmo… si la gente lo dice… pues…
En el barrio mi infancia, allá en Santa Clara, por la década de 1950, usted tenía una legión de admiradores. Mi papá, por ejemplo, era uno de sus fieles seguidores y mi mamá se paraba del asiento cuando usted comenzaba a narrar una acción con “…¡allá va un palo largo a lo profundo!…”.
FR: Cuánto me conmueve cuando me dicen cosas así, nada hay mejor que eso, puedes creerlo.
Mire, sobre el béisbol posterior a 1960, he sido un admirador de Bobby Salamanca. En mi opinión uno de los mejores si no el mejor narrador de esa etapa. ¿Qué opina usted sobre Salamanca?
FR: Bobby y yo fuimos amigos desde antes… desde antes que pasara “esa cosa” en Cuba… buenos amigos. Fue un excelente narrador y sabes algo: un tipo muy simpático, muy simpático… que daba gusto hablar con él.
Y muy creativo en sus narraciones, pienso.
FR: Muy creativo, sí.
¿Qué planes tiene actualmente?
FR: Continuar narrando a los Marlins y ayudar a todo el que quiera realizar este trabajo.
Mire… usted me permitiría que esta breve conversación la publique, de memoria, en CUBAENCUENTRO, un diario digital que se dedica a informar sobre la realidad cubana, sobre todo en el exilio…
FR: Sí, sí, y sé… Oye, claro que puedes publicarla, claro.
Gracias.
FR: No, gracias a ti, y a ver si nos vemos por aquí otra vez.
Ojalá.
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