La Primera Dama

Competir en un deporte durante tres décadas diferentes y obtener distinciones, es un mérito que pocos atletas atesoran. Si en ese largo periplo consigue honores internacionales, entonces pasa a ser un ejemplo de consistencia y perdurabilidad que le convierten en un prodigio. Esa distinción, entre nuestros compatriotas, corresponde únicamente a Niurka Montalvo, quien desde hace varios años abandonó la Isla y reside en España.

En los últimos tres decenios, Montalvo coincidió con las etapas brillantes de otros astros cubanos, como Alberto Juantorena, Javier Sotomayor, Luis Mariano Deliz, Alejandro Casañas, María Caridad Colón, Silvia Costa, Aurelia Pentón y Ana Fidelia Quirot, los cuales terminaron sus carreras por lo menos hace 20 años o 10 años. Ella, sin embargo, sigue imperturbable, inoxidable, con el mismo ímpetu y la misma tenacidad que en sus primeros tiempos.

Montalvo nació en La Habana en junio de 1968, y logró su primera medalla de oro en la competencia de salto de longitud durante los Centroamericanos de Atletismo en 1987. Su extraordinaria cosecha en los años noventa incluyó el título de monarca en salto de longitud en el Mundial de Sevilla de 1999, con un registro de 7.06 metros. A pesar de obstáculos bien difíciles, continuó su estelar carrera y ha vuelto a descollar en la presente década. En los Juegos Iberoamericanos de 2004 ganó otra presea dorada, con 6.58 metros.

Como si esto fuera poco, en agosto pasado compitió en el Campeonato Europeo de Gotemburgo. Después de imponerse en las rondas clasificatorias, finalizó en séptimo puesto, con registro de 6.50, y entre 34 competidoras, todas de primer orden, ya que en el viejo continente se concentra todo lo que vale y brilla de su modalidad. Poco antes, en el mes de julio, obtuvo el título principal en la Sexta Reunión Internacional de Villa de Bilbao, con 6.54, en una lid donde la cubana Joseline Gorbacho alcanzó el tercer escaño, con 6.30.

En el Ranking Mundial de la Federación Internacional de Atletismo, la hispanocubana aparece en el meritorio puesto 27, con 1.147 puntos, entre las primeras 50 competidoras de alto rango, en una disciplina donde compiten cientos de atletas. En etapas anteriores de su inigualable paso por el atletismo mundial, la habanera estuvo situada en otros lugares prominentes.

La carrera de la Montalvo ha estado privada de mayores triunfos por dos impedimentas de resonancia. En mayo de 1999 obtuvo la ciudadanía española, y poco después el gobierno de Cuba, en represalia, impidió su participación en la Olimpíada de Sidney 2000, al alegar que debía cumplir una reglamentación de la Federación Mundial que imposibilita actuar durante dos años en lides de jerarquía a un atleta bajo el estandarte de otra nación, si su país natal lo exige. Un recurso que en la práctica ninguna nación utiliza. A la cita olímpica de Atenas tampoco concurrió, ya que un año antes había dado a luz a su primer hijo.

De Berta Díaz a Ana Fidelia Quirot

Desde mediados del siglo pasado, Cuba ha contado con magníficas exponentes del campo y pista. La pionera fue Berta Díaz, en los Panamericanos de Chicago en 1959, con su medalla de oro en los 80 metros con vallas. Posteriormente, se impuso doradas en 80 metros con obstáculos y salto largo, en los Centroamericanos de 1962. Le siguió Miguelina Cobián, en esos mismos juegos de la región, con sus pergaminos de 1962, 1966 y 1970 en los 100 metros planos y los 200 lisos de esta última contienda.

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