Actualizado: 23/04/2024 20:43
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Béisbol: Grandes Ligas

Las manos de Lowell

A pesar de una temporada ofensiva mala, el boricua ganó el Guante de Oro por su brillante defensa de la tercera base.

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Mike Lowell pensó que la temporada había terminado para él sin penas ni glorias, o con más de las primeras que de las segundas; pero la marea de los premios de Grandes Ligas le dejó un regalo de fin de año: un Guante de Oro.

El puertorriqueño, hijo de padres cubanos y criado en Miami, soportó estoicamente una pésima campaña ofensiva que vio disminuir todos sus habitualmente poderosos números y dañó considerablemente las aspiraciones de los Marlins de la Florida.

Pero si con el bate no fue el mismo de siempre, su defensa se comportó a mayor altura que nunca y, tras la lesión del eterno ganador del galardón en la tercera base, Scott Rolen, antesalista de los Cardenales, Lowell quedó como el principal aspirante al Guante de Oro.

"Estoy consciente de que tuve un mal año ofensivamente, por eso ganar el Guante de Oro me llena de satisfacción", había comentado Lowell mediante una declaración del equipo.

Sin embargo, su satisfacción mayor nace del hecho de que cuando comenzaba a desarrollarse en la Universidad Internacional de la Florida y en sus primeros años de Ligas Menores, los reportes no decían mucho a favor de sus habilidades en la defensa del tercer cojín.

Ganador en el pasado del Bate de Plata, que se concede al mejor tercera base ofensivo de la temporada, Lowell nunca pudo levantar cabeza con el madero y terminó el año con promedio de 236, el peor entre todos los antesalistas de las Mayores.

Habituado a remolcar 100 o más carreras y pegar más de 25 cuadrangulares por campaña, Lowell apenas impulsó 58 hombres para el plato y su poder disminuyó, al punto de sacar la bola del parque en sólo ocho ocasiones.

Su manager hasta este año en los Marlins, Jack Mckeon, siempre consideró que Lowell era víctima de una temporada inusual y que eso no haría mella en su carrera futura.

"Si repasamos las estadísticas de muchos buenos jugadores, veremos que siempre hubo algún año malo", comentó McKeon. "Mike es el profesional consumado y saldrá adelante".

A diferencia de otros premios que son otorgados por los periodistas y los aficionados, el Guante de Oro es concedido tras votaciones en las cuales participan los manager y coaches del resto de los equipos de las Grandes Ligas.

Estos son los verdaderos guardianes de la pureza del juego, quienes observan a los peloteros día tras día, y el juicio de ellos, por supuesto, reviste una carga superior de credibilidad.

"Me siento muy honrado de ganar este premio", agregó Lowell, quien al no poder hacerlo por Cuba, defendería la tercera base de la escuadra boricua en el Clásico Mundial de marzo próximo. "Aprecio mucho haber sido reconocido por los coaches y managers".