Actualizado: 06/05/2024 0:13
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Béisbol

Una leyenda del home

Con casi 90 años de edad, el veterano Andrés Fleitas recuerda su paso por el béisbol, donde brilló en la receptoría.

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Participó en tres Series Mundiales amateurs y todavía no ha olvidado aquella de 1941, cuando el venezolano Daniel Canónico superó a un equipo cubano que era considerado el favorito.

"No se le puede quitar mérito a Canónico, pero aquellos venezolanos tenían una defensa excelente que le salvo el juego al Chino'', expresa Fleitas. "Tuvimos que esperar un año para desquitarnos''.

Fleitas fue el campeón de bateo en la siguiente Serie Mundial, que sería su última antes de pasar al profesionalismo con el Almendares, en la Liga Cubana, y a las Ligas Menores con el Jersey City.

Cuando más cerca se encontraba de la gran carpa, recibió un mensaje del empresario Jorge Pasquel.

"Lázaro Salazar, que era el piloto de Monterrey, me dijo que Pasquel me iba a pagar $30.000 por tres años en México'', rememora Fleitas. "Yo no lo pensé dos veces y le respondí en broma que a quién había que matar para montarme cuanto antes en el avión".

No tuvo que matar a nadie. Fleitas se montó en su avión y brilló tres temporadas en el béisbol azteca, a pesar de haber sido suspendido cinco años por su osadía de darle la espalda a las Grandes Ligas.

"No me arrepiento de lo que hice'', recalca. "En aquellos años la paga en las Mayores era pésima y Pasquel daba una fortuna para la época. Antes que todo, debía velar por el futuro de mi familia''.

Al regresar de México, Fleitas estaba más seguro económicamente, pero ya con más de 30 años y el sueño de las Grandes Ligas quedaba enterrado para siempre, aunque se mantuvo un tiempo más en la pelota profesional de la Isla.

Pero en 1959 lo perdió todo en el vendaval revolucionario y llegó a Miami a principios de los sesenta, casi sin un centavo para comenzar de cero, y tuvo que cambiar la mascota por la brocha gorda.

"Comencé a ganarme la vida como pintor'', explica Fleitas. "Pero nunca me olvidé del juego. Le daba consejo a quien me lo pedía, seguía y sigo las Grandes Ligas con atención. Y antes, cada vez que podía, entraba en cualquier liga, sobre todo de sóftbol, para matar un poco la nostalgia, aunque eso a mi edad es imposible''.


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