Actualizado: 22/04/2024 20:20
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Béisbol: Clásico Mundial

Cuba y Japón, dos escuelas con estilos diferentes

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La final del primer Clásico Mundial de Béisbol, este lunes, entre los equipos de Cuba y Japón, será un enfrentamiento entre dos escuelas con estilos diferentes, pero que se han alimentado mutuamente a través de un constante intercambio, reportó la AFP.

Cubanos y japoneses disputarán el título de un torneo organizado por las Grandes Ligas del béisbol norteamericano, luego de dejar en el camino a equipos supuestamente más fuertes.

"Estos son los dos mejores equipos del torneo, y han llegado a esta final porque han jugado el mejor béisbol", dijo el manager japonés, Sadaharu Oh.

Caribeños y asiáticos alcanzaron la definición al derrotar por el camino a equipos repletos de "grandesligas" como Venezuela, Puerto Rico, República Dominicana, México y Corea del Sur.

En representación de la Isla no figuran peloteros de las Mayores, aunque en las Grandes Ligas juegan cubanos que el régimen de Fidel Castro considera desertores.

Japón tiene sólo dos jugadores en la "Gran Carpa". Ambos equipos han jugado la mejor pelota del torneo, pero desde estilos contrapuestos.

La novena japonesa encabeza el departamento ofensivo del Clásico con promedio de 314 en bateo. En siete juegos ha conectado 74 hits, de ellos 10 jonrones, y ha anotado 50 carreras.

Cuba es cuarta en este renglón, con average de 283, 68 hits en siete choques, seis cuadrangulares.

Para los japoneses, el béisbol es una actividad individual insertada en una aspiración colectiva. El "besuburu", como le llaman a esa filosofía beisbolera, gira en torno a la armonía en equipo.

El "wa" (espíritu) del béisbol japonés se basa más en el proceso para llegar al triunfo que en el resultado en sí.

Todo lo contrario de Cuba, donde el triunfo de la novena nacional se ha convertido en una cuestión de honor patrio, y hasta tiene connotaciones políticas cuando se trata de enfrentamientos contra equipos de Estados Unidos o eventos especiales, como el Clásico.

Mientras Japón basa más su juego en la efectividad y dominio de sus lanzadores, Cuba lo descansa en el poder de sus bateadores.

No por gusto, en este torneo, los pitchers asiáticos son terceros en efectividad, con 2,11 carreras permitidas por encuentro, mientras los lanzadores cubanos ostentan un discreto 3,57 de PCL.

Los japoneses, como todo el béisbol asiático, adoran lo que en Estados Unidos se califica como "juego chico", estilo que se caracteriza por acudir con frecuencia al toque de sacrificio, el corrido de bases, el bateo por detrás del corredor, con el fin de marcar la primera carrera del partido.

"Hay equipos japoneses que pierden la moral si no son los primeros en cruzar el plato", escribió Peter Bjarkman, un analista de Grandes Ligas, en un libro dedicado al béisbol de ese país.

Cuba es un equipo que le gusta venir de atrás, recobrar marcadores, y que sabe jugar bajo presión en torneos de eliminación.

Desde que se enfrentaron por primera vez en el Campeonato Mundial de 1972 en Nicaragua, partido que ganaron los caribeños por 2x0 carreras, Cuba y Japón han estado en constante intercambio y retroalimentación.

Equipos japoneses han viajado con frecuencia a la Isla, y decenas de jugadores cubanos han jugado la última parte de sus carreras en las ligas interempresas japonesas.

Hace dos años Omar Linares, considerado en su época el mejor pelotero amateur del mundo, se convirtió en el primer cubano en jugar en la Liga Profesional de Japón, gracias a un acuerdo entre esa organización y el gobierno cubano.

"En el pasado, cuando los equipos cubanos usaban bates de metal, teníamos estilos diferentes. Ahora todo el mundo sabe y ha visto que los estilos de juego de Cuba y Japón son similares, mucha velocidad y constantes cambios de estrategia", opinó el manager japonés Oh.