Actualizado: 18/04/2024 23:36
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Béisbol

El pitcheo más preciado de Contreras

Personaje de 2006: José Ariel Contreras, uno de los grandes lanzadores de la Gran Carpa, acuña su mejor actuación fuera de los diamantes.

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Sólo el tiempo lo ayudaría a sanar esa herida. "Hoy lo entiendo mucho mejor, esto es un negocio y si no puedes cumplir con el trabajo diario, tienes que irte; de cualquier forma le doy las gracias a los Yankees por la oportunidad. Es un gran equipo y Nueva York es la mejor ciudad", asintió.

Tras el flamante cambio de vida, Contreras había superado la prueba más difícil: Reencontrarse con su esposa y dos pequeñas hijas en la ciudad de Nueva York; sin embargo, la nostalgia aún no se despeja del todo: "A lo largo de la temporada regular, mientras vivo en Chicago, las niñas y Miriam, con la excepción de algún que otro fin de semana, permanecen en nuestra residencia principal en Tampa, donde mis hijas asisten a clase desde que llegaron a Estados Unidos, hace tres años. Eso sí, en las vacaciones nos reunimos todos y rara vez nos separamos", apuntó.

Navidades prohibidas... en casa

La conversación con Contreras transcurrió en plena Navidad y, en la espaciosa residencia del lanzador-millonario, resalta la ausencia de al menos uno de esos arbolitos de temporada, adornados con luces de colores brillantes.

"No realizamos ningún festejo en la casa debido a la religión (Testigos de Jehová) de Miriam. Ella tiene todo el apoyo de las niñas en este tema. Son tres contra uno, entonces yo prefiero celebrar con Miguelito (el entrenador Miguel Valdés) o Adrián ( El Duquesito Hernández), asumió.

De pronto suena un teléfono celular. Contreras atiende la llamada, y Naylan, mientras observa al pequeño José Florentino, me habla acerca de sus aventuras con el equipo de baloncesto de secundaria. Con tanta energía y pasión, me imagino que todo será cuestión de tiempo para ver el nacimiento de otra estrella en la familia.

Entretanto, la pareja Contreras, que ya sobrepasó los 18 años de matrimonio, comparte muchas cosas en común. Durante el fin de semana, previo a esta conversación, junto a la propia Naylan, tomaron un vuelo rumbo a la ciudad canadiense de Toronto, donde presenciaron el nueve de diciembre pasado un concierto de Los Van Van, la orquesta cubana más popular.

"Aunque no me considero un excelente bailador, donde haya buena música cubana... ahí estaré yo", sonrió.

Tampoco es de andar descuidando el físico. El número 52 de los Medias Blancas de Chicago, de seis pies y cuatro pulgadas de estatura, no se permite muchas libertades en la dieta diaria, y ahora mismo trabaja sin descanso para llegar a los campos de entrenamiento con 224 libras, el mismo peso que exhibía cuando, aún con el equipo Cuba, apenas aceptó dos incogibles, sin carreras, y diez ponches a su cuenta, en ocho entradas de relevo contra los Orioles de Baltimore.