Actualizado: 25/04/2024 19:17
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Béisbol

El pitcheo más preciado de Contreras

Personaje de 2006: José Ariel Contreras, uno de los grandes lanzadores de la Gran Carpa, acuña su mejor actuación fuera de los diamantes.

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Millones de razones

Aquella soberbia demostración de Contreras ante 50.000 aficionados, el 28 de marzo de 1999 en el estadio Latinoamericano de La Habana, sería su mejor carta de presentación para tocar las puertas de las Mayores y, de paso, acuñar su marca registrada entre los aficionados cubanos.

"Yo siempre voy por Cuba", me dice, y agrega: "En el (primer) Clásico Mundial, yo dije que ellos iban a hacer un buen papel, pero después de quedar en segundo lugar te puedo decir que esto es lo más grande que ha conseguido el béisbol cubano en medio siglo", aseguró.

No pocos se preguntaron qué habría sucedido si figuras como El Duque, Liván Hernández o el propio Contreras hubiesen tenido la oportunidad de estar en la rotación. "Quizás no habría funcionado bien, aunque claro que me hubiese gustado estar allí para ayudar a mis compañeros de hace cuatro años", sentenció.

Es un sentimiento auténtico. Tras la partida de Contreras, el también derecho Pedro Luis Lazo heredó de su compadre el número uno en la rotación de los equipos pinareños y en la selección nacional.

Los vínculos de sangre también están bastante arraigados. Ocho hermanos, su madre y 45 sobrinos. "Es una familia muy numerosa de la que siempre me voy a sentir orgulloso; además, tengo buenos amigos que siempre van a estar aquí", aceptó, colocando el puño derecho sobre el pecho.

Ahora, que el gobierno de La Habana se tambalea ante la salud quebrantada de Fidel Castro, los ojos de Contreras brillan intensamente.

"Vestí el uniforme del equipo Cuba por casi 10 años y los buscadores de talento de las Grandes Ligas no me perdían los pasos alrededor del mundo. Por desgracia, teníamos una venda que no nos dejaba mirar hacia los lados. Finalmente, algunos hemos alcanzado librarnos de esta ceguera", recordó.

Como estrella de la selección nacional, Contreras devengaba 20 dólares mensuales, salario que contrasta con los 29 millones de dólares de un nuevo pacto con los Medias Blancas de Chicago por las próximas tres temporadas. Empero, las puertas continúan herméticamente cerradas para un posible reencuentro con sus familiares y amigos.

"Mañana me voy para Cuba", me dice, y ante mi gesto de incredulidad, responde: "Eso no pasa de tres semanas. Me vuelvo loco por regresar algún día y poder lanzar una vez más ante los aficionados cubanos en el estadio Latinoamericano", concluyó.

Ahora cabe preguntarse: ¿qué profecía se cumplirá primero, Contreras de regreso en el estadio del Cerro, o lanzando en la Serie Mundial de 2007 frente a su mejor amigo, Orlando El Duque Hernández?


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