Actualizado: 25/04/2024 19:17
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Béisbol

El pitcheo más preciado de Contreras

Personaje de 2006: José Ariel Contreras, uno de los grandes lanzadores de la Gran Carpa, acuña su mejor actuación fuera de los diamantes.

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"Cada vez que tengo el niño en mis brazos, pienso en el viejo... Él deseaba tener un nieto varón. Donde quiera que se encuentre debe de estar bien feliz. Siempre me dio su apoyo incondicional, incluso cuando vine a jugar en las Grandes Ligas", rememoró.

Sin embargo, el ex número uno en la rotación del equipo Cuba reconoce que antes de haber desertado, sintió miedo por la familia. En ese entonces su papá tenía 80 años de edad, "y también por mis fanáticos. He sentido un respeto muy especial por ellos a lo largo de casi una década".

Sin comida, pero con béisbol

Fueron diez años donde el equipo Cuba deslumbró a propios y extraños, después de eslabonar una impresionante cosecha de 152 triunfos al hilo en eventos internacionales, desde Juegos Centroamericanos y del Caribe hasta Juegos Olímpicos, pasando por las Copas del Mundo.

"Allá (en Cuba), si tú le quitas la comida a la gente no hay mayores problemas, pero no le toques el béisbol, eso es algo muy serio para los cubanos", puntualizó.

Regresar algún día es parte de su creencia: "Quisiera reencontrarme con mis amigos del barrio, de la escuela y con los campesinos que trabajaban la tierra conmigo. Allí crecí y es donde tengo mis mejores amigos", reconoció.

De aquellos años, José Ariel Contreras recuerda sus correrías por el barrio, donde sólo se ponía los zapatos justo antes de entrar a la escuela primaria. "Los vecinos me regañaban porque siempre estaba corriendo descalzo, aunque ahora creo que este ejercicio natural me facilitó el camino para después dedicarme a la práctica del judo, el voleibol y, por último, a la pelota, donde llegué con 18 años de edad", recordó.

Al paso del tiempo, el deporte nacional en la Isla le reservaría al ilustre hijo de la tierra de Vueltabajo un sitial entre los más grandes jugadores de la Isla.

"Con el equipo nacional de mi país conseguí todo lo que puede anhelar un deportista, pero no tenía el anillo de serie mundial, esto es inigualable", dijo.

Irónicamente, los resultados de Contreras en el box de la selección lo privarían de compartir con los seres más queridos durante extensos períodos de tiempo. "A veces transcurrían dos meses y ni siquiera me daban un chance para darme una vueltecita por Las Martinas", asintió.

Afortunadamente, el brazo del pinareño nunca se ha resentido. "Los peloteros cubanos, y los lanzadores en particular, sufren de un desgaste mayor. En la nacional son 90 juegos, otros 45 entre la serie especial y la postemporada, más las concentraciones en la preselección para cumplir los variados compromisos internacionales; en el año sólo disfrutábamos de 10 días efectivos de vacaciones", acotó.