Actualizado: 25/04/2024 19:17
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Biblioteca de Babel, Lectura, Literatura

La Biblioteca de Babel

Isabel Mesa Gisbert reconoce que solo presta libros a personas que, como ella, los aman y sabe que los van a devolver. Pero por precaución, tiene una pequeña libreta en la cual anota la fecha, el nombre de la persona a quien hizo el préstamo y el título del libro

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Para quien coordina esta sección, es una verdadera satisfacción dar la bienvenida a la misma a la primera escritora no cubana. La boliviana Isabel Mesa Gisbert ha tenido la gentileza de contestar nuestro cuestionario y permitir a los lectores de Cubaencuentro fisgonear en su biblioteca. Al redactar una breve presentación sobre ella, comenzaré por decir que a su labor se debe el haber iniciado en la lectura a muchos niños y jóvenes en Latinoamérica.

Licenciada en Ciencias de la Educación, a esos estudios añadió una maestría sobre Libros y Literatura Infantil en la Universidad de Barcelona, así como cursos de especialización en la Universidad de Arkansas. Son dos actividades que hasta hoy combina y lleva a la par. Desde hace muchos años ejerce la docencia como maestra del ciclo primario y trabajó como autora de módulos de aprendizaje en la Reforma Educativa Boliviana de 1994. De modo paralelo, se dedica a la creación literaria orientada al público infantil y adolescente. Esta faceta la inició en 1998 con La pluma de Miguel: aventura en los Andes, que de acuerdo a la crítica constituye la mejor novela juvenil escrita en Bolivia. Fue además una de las primeras obras dirigida a esa franja de lectores, que hasta entonces estaba desatendida, y hasta hoy es también la más vendida.

Mesa Gisbert declaró que cuando comenzó a escribir narrativa para niños y jóvenes, pensó que sus libros deberían en primera instancia dar a conocer a estos nuestro patrimonio cultural. Eso sí, no de modo didáctico, sino de forma amena y divertida. Fue a partir de esa premisa como concibió títulos como El espejo de los sueños (1999), basado en mitos de las comunidades indígenas; La Turquesa y el Sol: una historia de indios y chiriguanos (2003), donde narra las aventuras de dos adolescentes en el imperio incaico; Trapizonda: un viejo juego para leer (2006), acerca de los dinosaurios que pasaron por América del Sur; Fábula verde (2014), que combina una historia de ciencia ficción con las fábulas contadas por los cronistas de los siglos XVI, XVII y XVIII.

Además de en su país, sus libros se han editado en Chile, Brasil, Colombia, Venezuela, Paraguay y Perú. Textos suyos han sido incluidos en varias antologías y ha sido galardonada, entre otros, con los premios ENKA (Colombia) y Latinoamericano de Literatura Infantil y Juvenil (Perú). Por otro lado, a Mesa Gisbert se debe la fundación de la Academia Boliviana de Literatura Infantil y Juvenil, de la cual fue presidenta de 2006 a 2010, así como la creación de la primera página web sobre esa manifestación y el boletín virtual Vuelan vuelan. Textos suyos han sido incluidos en varias antologías y ha sido galardonada, entre otros, con los premios ENKA (Colombia) y Latinoamericano de Literatura Infantil y Juvenil (Perú).

1-¿Cuántos libros tiene tu biblioteca?

El concepto de tener una biblioteca en casa viene desde mis padres, quienes fueron arquitectos e historiadores del arte. Mis hermanos y yo tuvimos el privilegio de vivir en una casa en la que los libros eran más importantes que cualquier mueble. De esa manera, tanto mis hermanos como yo mantenemos el concepto de tener una biblioteca en nuestras casas; cada uno en nuestra especialidad.

La biblioteca de mi casa se encuentra en el sótano y consta de aproximadamente 3500 volúmenes, de los cuales la mayoría son de literatura infantil y juvenil. Tengo la suerte de vivir en una ciudad de altura como es La Paz, en la que no tenemos el problema de humedad u hongos debido a nuestro clima tan seco, y por eso es muy fácil mantener los libros en perfecto estado.

2-¿Cómo los tienes organizados: por autor, por temas, por áreas lingüísticas o indiscriminadamente?

Es una pregunta bastante complicada. En un principio me costó tomar algunas decisiones respecto al orden, sobre todo en cuanto a la literatura infanto-juvenil. Sé que esto suena a locura y obsesión, pero me encanta tener mi biblioteca impecable.

La biblioteca general responde al sistema Dewey. Cada libro tiene un sticker en la parte inferior de acuerdo a temática y autor. Por ejemplo “Arte y recreación”, que va del 700 al 799, tiene un sticker de color rojo con el código de la temática y debajo el código del autor.

En el caso de la biblioteca de literatura infantil y juvenil, empleo el sistema Dewey solo en lo que se refiere a autores. Pues además de la materia, el sistema Dewey tiene un código específico de autores con una tabla que los clasifica de acuerdo a las primeras letras de cada apellido.

En la sección de literatura infantil y juvenil de mi país, pues mi biblioteca está especializada precisamente en Bolivia, los libros están acomodados por géneros: teatro, poesía, cuento, novela, tradiciones-mitos-leyendas, antologías. Cada género tiene un color distinto de sticker y los libros se acomodan por autor, en estricto orden alfabético. Si hay un autor con varios libros, estos se acomodan de acuerdo al orden alfabético del título.

En cuanto a la literatura infantil y juvenil de otros países, los volúmenes están acomodados por continentes, y dentro de cada uno los países están ordenados por orden alfabético (Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Cuba, etc.). Dentro de cada uno, los autores están por orden alfabético.

Existe una excepción dentro de la literatura infantil y juvenil extranjera y son las colecciones. Por ejemplo, los libros pertenecientes a Barco de Vapor, Torre de Papel o Alfaguara, van juntos, primero por color (lo cual determina la edad a la que va destinado el libro) y luego por orden alfabético de autor. Además, cada libro, tanto de la biblioteca general como de la infanto-juvenil, cuenta con una tarjeta que guardo en cajas especiales de madera de acuerdo al código del sistema.

3-¿Qué criterio sigues para comprar: un criterio racional, la recomendación de un amigo, las críticas que se publican o te dejas llevar por el impulso?

En realidad, compro todo lo que se publica en Bolivia en cuanto a literatura infantil y juvenil se refiere, pues es el campo de mi especialidad. En 2019 publiqué el libro Historia de la Literatura Infantil y Juvenil de Bolivia, lo cual me obliga a estar al día en lo que en mi país se produce para niños y jóvenes. En cuanto a otro tipo de libros, escucho las recomendaciones de familiares y amigos y también me guío por las críticas. Me molesta mucho comprar un libro y tener que abandonarlo a medio camino.

4-¿Qué haces para controlar la superpoblación, la cantidad excesiva de volúmenes?

Cada medio año y fin de año realizo una limpieza rigurosa de mi biblioteca. Regalo libros que son duplicados o que ya leí y no forman parte de la colección infanto-juvenil que tengo.

5-¿Cuál es el ejemplar más valioso que posees?

Un ejemplar valioso puede tener muchos sentidos. Valioso porque si lo vendo podría obtener una muy buena suma de dinero, valioso porque le tengo un cariño especial o valioso porque encierra un tesoro literario maravilloso en lo personal. En fin, hay muchas maneras de calificar “un ejemplar valioso”. Daré algunos ejemplos.

Dos ejemplares valiosos porque les tengo un cariño especial: Sinuhe el egipcio de Mika Waltari. Una edición de 1950 que heredé de mis padres que no tiene ilustraciones y que mi padre, quien además de ser arquitecto e historiador del arte era un gran dibujante, ilustró con dibujos espectaculares en blanco y negro y a color. El otro es El Principito, una edición de 1966 que me regaló mi madre cuando era niña.

Dos ejemplares valiosos por su antigüedad e ilustraciones: Stories from Hans Andersen with Illustrations by Edmund Dulac (Cuentos de Hans Andersen con ilustraciones de Edmund Dulac), una edición de 1911 con bellísimas ilustraciones a color, de esas que se pegaban sobre las hojas blancas. Edmund Dulac fue uno de los ilustradores más famosos de la literatura infantil de principios de siglo XX. Este ejemplar me lo regalaron mis hijos cuando cumplí 60 años; The Sleeping Beauty and Other Fairy Tales from the Old French retold by A. T. Quiller Couch (La Bella Durmiente y otros cuentos de hadas de la vieja Francia recontados por A. T. Quiller Couch), una edición de 1910 también ilustrado por Edmund Dulac. Este ejemplar lo heredé de mi padre.

6-¿Cuál es el libro que más veces has releído?

Por lo general no me gusta releer historias, prefiero siempre leer algo nuevo. Sin embargo, he releído El Principito varias veces. Lo que sí releo constantemente son libros de consulta y referencia.

7-¿Hay títulos de los cuales tienes más de una edición?

Tengo varios títulos con más de una edición, sobre todo de los libros infantiles clásicos porque soy una coleccionista: Peter Pan (1954, 1977, 1990); Pinocho (1912, 2004, 2016); Alicia en el país de las maravillas (1946, 2000, 2010); El Principito (1966, Edición 50 aniversario 1951, 1996). Todas las primeras ediciones que tengo las heredé de mi padre, quien tenía una hermosa colección de literatura infantil debido al gusto que él tenía por la ilustración.

8-¿Tienes un lugar específico para los libros escritos o editados por ti, eso que podríamos llamar la egoteca?

Tengo un estante específico para la “egoteca”, en el que acomodo mis libros por orden de publicación (un ejemplar de cada uno), y de cada título, las nuevas ediciones que van saliendo por fecha de publicación. Utilizo ese ejemplar como material de trabajo y también para rayar los errores que encuentro y poder corregirlos en la siguiente edición.

Pero además, pienso que es importante guardar tres ejemplares de cada edición, por la sencilla razón de que una vez agotada una edición estos libros ya no se pueden conseguir en el mercado. Por ejemplo, conservo con mucho cariño tres ejemplares del libro La Pluma de Miguel: una aventura en los Andes, que fue publicado por ENKA el año 1998, del cual ya no circulan ejemplares y que tiene un formato y una tapa distintos a las ediciones que se hicieron luego en Bolivia.

9-¿Lees solo libros impresos o también electrónicos?

Leo solo libros impresos. Me encanta tener un libro entre las manos. Confieso que alguna vez leí un par de novelas en el Kindle, pero es algo que no me gusta mucho. No tiene ni el mismo sabor ni el mismo olor.

10-¿Acostumbras prestar libros a tus amistades?

Solo presto libros a aquellas personas que, así como yo, aman los libros y sé que sí me los van a devolver. De todas maneras, tengo una pequeña libreta en mi biblioteca en la que anoto la fecha en la que hice el préstamo, la persona a la que le hice el préstamo y el título del libro. Todos estos amigos a quienes les presto el libro saben que los voy a anotar y no se hacen problema.

El tener la libreta en mi biblioteca surgió a raíz de una vez en que presté el libro Como agua para chocolate y nunca me lo devolvieron. Lo sentí muchísimo y me dio rabia, pues yo había estado en un congreso en Lima, como invitada por Bolivia, y allí conocí a Laura Esquivel quien me dedicó el libro y con quien tuve una interesante conversación sobre nuestros países.

11-¿Devuelves los libros que te prestan?

Los devuelvo siempre, porque no devolverlos va en contra de mis principios.

12-¿Tienes un lugar y un horario fijos para leer?

En realidad no. Llevo un libro en mi cartera por si tengo que hacer espera en algún lado, bancos, médico, etc. Y en casa, por lo general, un rato por la noche en mi cama.

13-¿Sueles subrayar y anotar los libros que lees?

Solamente subrayo los libros de referencia o de consulta y siempre lo hago con lápiz. Los libros de ficción jamás; me parece un sacrilegio hacerlo.

14-¿Eres monógama para leer o lees más de un libro a la vez?

Soy totalmente monógama para leer. A veces demasiado disciplinada porque siempre termino un libro, me guste o no. ¡El horror! No debería hacerlo, pero lo hago.

15-¿Qué libro estás leyendo ahora?

Estoy leyendo un libro que me regaló mi hija la Navidad pasada y recién pude comenzarlo: La última cuentista de Donna Bárbara Higuera. Este libro ganó la medalla Newbery 2022. Es un libro que me está gustando mucho, y si bien es de ciencia ficción, trae a colación varios cuentos tradicionales.

16-Por último, si alguien quisiera iniciarse en la lectura y te pidiese ayuda, ¿qué diez títulos le recomendarías leer?

Esta es una pregunta muy difícil y depende mucho de los gustos de cada persona. Yo recomendaría algunos clásicos que a mí me atraparon en mi adolescencia como Las aventuras de Sherlock Holmes, Ivanhoe, El Principito, El mago de Oz, Oliver Twist, María y demás. Sin embargo, me doy cuenta que a los adolescentes de ahora no los atrapa esta lectura porque están muy acostumbrados a lo inmediato. Así que guardo mis clásicos en el baúl.