Actualizado: 25/04/2024 19:17
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Rossardi, Literatura cubana, Exilio

Leer, ver, oír

El escritor Orlando Rossardi reconoce que la cercanía de la obra total de Juan Ramón Jiménez y de creadores a quienes he conocido, como Jorge Luis Borges y Gastón Baquero, han moldeado su conducta literaria

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A lo largo de unas cuantas décadas, Orlando Rossardi ha desarrollado una intensa y permanente actividad literaria e intelectual, de la cual da una idea su abultada bibliografía. Por un lado, está su quehacer como poeta, recogido en libros como El diámetro y lo estero (1964), Que voy de vuelo (1970), Los espacios llenos (1991), Los pies en la tierra (2006), Casi la voz (2009), Totalidad (2012). Está asimismo su trabajo como crítico y ensayista, del cual son ejemplos sus colaboraciones para obras colectivas como Enciclopedia del español en los Estados Unidos (2008), Diccionario de americanismos (2010) y la reciente edición del Diccionario de la lengua española (2015). A él se deben también las antologías Teatro selecto hispanoamericano (1971) y La última poesía cubana (1973). Rossardi cursó estudios en La Habana, Madrid y Estados Unidos y durante varios años trabajó como profesor en universidades de este último país. Desde Miami, donde reside desde hace ya un buen tiempo, me ha enviado amablemente las respuestas al interrogatorio periodístico que sigue a continuación.

¿Qué libro(s) estás leyendo o tienes en la mesita de noche para empezar a leer?

Orlando Rossardi (OR): Meterme entre los libros es una experiencia única que me ha acompañado más de setenta años. En mi mesa, al alcance de mi mano, descansa siempre un libro y hasta dos. Ahora repaso uno sobre la vida y obra de nuestro Félix Varela y me meto por Número Cero de Umberto Eco y recientemente Mariel, de mi amigo José Prats Sariol.

¿Recuerdas el primer libro que leíste?

OR: Como en casa mi padre tenía una Enciclopedia Espasa, aquella de los años treinta, yo solía hojear en ella las cosas del mundo; además una de Historia Universal de William L. Langer. Lo más directo fue La edad de oro de José Martí

¿De qué libro guardas un mejor recuerdo?

OR: Buenos recuerdos guardo de todos. Ya hace mucho Bartolomé de las Casas de Lewis Hanke, una edición cubana de finales del cuarenta, pero sobre todo el Platero y yo de Juan Ramón Jiménez, edición primera de Editorial Callejas que aún conservo.

¿Qué libro famoso se te cayó de las manos o dejaste a la mitad?

OR: El Fausto de Goethe que remeda aquel viaje fantástico del florentino Dante Alighieri en su Divina Comedia.

¿Cuál es el libro que más veces has leído? ¿Por qué?

OR: Releo muchos libros y con ello revivo su disfrute, con preferencia ensayos y poesía. En una época El Sentimiento trágico de la vida de Miguel de Unamuno, también El arco y la lira de Octavio Paz y los poemas Jorge Luis Borges, a quien conocí en la Universidad de Texas.

¿Prefieres leer obras nuevas o releer?

OR: Las dos cosas. Leo mucha poesía (ese arte tan en precario) y en primer lugar de los nuevos poetas cubanos. Las relecturas son siempre maravillosas: tengo un poema en prosa, “El libro viejo”, de mi colección Libro de las pérdidas (2008) dedicado, precisamente, a este tema.

¿Qué libro te gustaría haber escrito?

OR: Una obra que haya quedado en las manos de muchos, que despegue por su contenido poético y su humor y en la que siempre se aprenda algo, por ejemplo, Don Quijote de la Mancha.

¿En qué libro te quedarías a vivir?

OR: No lo sé muy bien, pero el mundo de A la sombra de las muchachas en flor de Marcel Proust me intriga y creo que aquella sociedad snob posee muchos ángulos interesantes.

¿A qué autor le darías el Premio Nobel?

OR: De los muertos a quien ya lo tiene, Juan Ramón Jiménez. De los vivos a quien ya también lo posee, Mario Vargas Llosa.

¿De todos los lugares de la casa, ¿cuál prefieres para leer? ¿Lees fuera de la casa, por ejemplo, en los viajes, en un café?

OR: Leo por aquí y por allá. Prefiero tener una mesa donde apoyarme y llenar los libros con notas. También me encanta —y lo hago cada noche— irme a la cama con mis libros, los de la mesita de noche que me esperan y los añadidos que esparzo a mi alrededor.

¿Qué libro regalarías a un niño para iniciarlo en la lectura?

OR: El Platero y yo, aunque no sea, precisamente, un libro para niños; y claro, los que me encantaban de pequeño y aún de grande, el Robinson Crusoe y Los viajes de Gulliver de Daniel Defoe.

¿Qué obra literaria te gustaría ver llevada al cine?

OR: He pensado en una, Lobas de mar de Zoé Valdés, que tiene muchos ángulos de interés.

¿Cuál película basada en un libro es tu favorita?

OR:Anna Karenina de León Tolstoi, tanto la versión de 1935 con Greta Garbo (dato maravilloso del Internet), la de Jacqueline Bisset para televisión y la última de 2012, dirigida por el británico Joe Wright.

¿Qué película famosa dejaste a la mitad?

OR: Dios mío, nunca se me olvida, aquella versión rusa aburridísima de la ópera Boris Godunov de Mussorgsky.

¿Cuál fue la primera película que recuerdas haber visto?

OR: Las de Tarzán con Johnny Weismuller, el hombre mono, en las matinées del cine Regla, en mi pueblo del mismo nombre.

¿Cuál es la que más veces has visto?

OR: Primero en el cine y gracias a la televisión luego, Lo que el viento se llevó, basada en la novela de Margaret Mitchell, inolvidable. A partir de su estreno, la formidable película inglesa The King’s Speech (El discurso del rey), con un reparto estelar, y antes Amadeus (1984) de Milos Forman.

¿Qué película te hizo llorar o reír a carcajadas?

OR: Reír a carcajadas: casi todas las del extraordinario inspector Clouseau de Peter Sellers en The Pink Panther. Llorar, recuerdo una en particular Stanno tutti bene con Marcelo Mastroiani.

¿Qué obra de teatro te dejó clavado en la butaca?

OR: El título de la obra en particular: El diccionario, una pieza del autor español Manuel Calzada Pérez en el teatro de La Abadía de Madrid, con la formidable actriz Vicky Peña, que interpreta momentos de la vida de la filóloga María Moliner, bajo la dirección de José Carlos Plaza. Valga el anuncio porque la recuerdo como una de las mejores puestas que he visto en mi vida.

¿Qué tipo de música prefieres y escuchas con más frecuencia: clásica o popular?

OR: Clásica siempre. Lo popular no me llama mucho la atención.

¿Qué canción o pieza musical te gustaría haber compuesto?

OR: Muchas de ellas. En el período clásico una fuga de Bach, algo de Haydn o de Mozart o de Beethoven, pero claro, luego vienen mis queridos Lizt, Schubert, Schumann y Chopin, qué caudal. Pero no hay como aquellos momentos de tensión romántica in crescendo, ese leitmotiv, esa enérgica serie ascendente de notas que proporciona Richard Wagner, por ejemplo, en Tristán e Isolda.

¿De qué pintor desearías tener una obra en tu casa?

OR: De Ramón Alejandro, a quien conozco y admiro. En casa ya tengo a otros compatriotas como Mijares y Calzada.

¿Con qué personaje de ficción te sientes identificado? ¿Por qué?

OR: En verdad he tratado tanto de entender y saber quién soy, que nunca me ha dado por ser otro que podría ser.

Cuéntame una experiencia cultural o literaria que cambió tu vida.

OR: Ninguna experiencia cultural en particular ha cambiado mi vida. Solamente la cercanía de la obra total de un Juan Ramón Jiménez y de creadores a quienes he conocido como Jorge Luis Borges y Gastón Baquero que han moldeado mi conducta literaria.