Actualizado: 29/04/2024 20:56
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Artes Plásticas

«Siempre estaré en la oposición»

Adrián Morales conversa sobre el arte y la libertad. En Cuba lo censuraba la ideología; en España, la moral burguesa, la ignorancia y el mercado. Vea la galería

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Mi lugar siempre estará en la oposición, de lo que sea; sea el poder que sea; mi sustancia, por naturaleza no puede obrar de otro modo, y no se trata de absurda anarquía, sino de un equilibrio de responsabilidades, una toma de cuidado. Al poder jamás se le puede regalar unanimidad ni mayorías.

Se le considera uno de los primeros productores alternativos (padre de los proyectos independientes) dentro de la Isla, fuera del marco y la política institucional…

Sí, en La Habana fabricamos muchas grabaciones que pacientemente hacíamos, casete a casete, dándole un rigor profesional a cada tirada, que no dejaba de ser una proeza artesanal, con diseño y carátula impreso en serigrafía en el taller de la Habana Vieja, encelofanado y todo. Comprábamos en diplotienda (entonces a precios absolutamente prohibitivos) cajas de casetes vírgenes y lo realizábamos, encarándolo como una empresa. Mi mujer Andrea, como extranjera, compraba los casetes y luego los vendíamos con el logo de la Casa del Joven Creador (que paliaba en gran medida el resto de la faena, por entonces absolutamente delincuencial, digámosle vanguardia ilegal).

Siempre quise darle un sentido bien profesional a cada producción, hacíamos pósteres, de los primeros en circular por la ciudad que anunciaran algo fuera de los marcos institucionales y la propaganda política. Luego, siempre una marcada intención escenográfica, con vestuarios de sábanas pintadas, performances en los conciertos y demás, que no nos pagaba nadie. Lo hacíamos con cartones corrugados, materiales de deshecho y reciclaje, mucho antes de que supiéramos nada de drap-art y todo eso. Es cierto, había una intuición y un arrojo en todo lo que hacíamos que la crítica ahora lo connota de visionario.

En el fondo, nosotros sólo queríamos pasarlo bien, haciendo lo que nos gusta con el mayor rigor posible. Al no disponer (ni siquiera poder pretender) de apoyo institucional por nuestra constante desobediencia civil, esa independencia nos garantizó interlocutores con necesidad y avidez de escuchar lo que queríamos decir con total libertad y sin fisgoneo de nadie (a veces nos desbocábamos, sin llegar a imaginar el peligro que corríamos), un espacio de prestigio que fundó incondicionales seguidores y un respeto por lo que hacíamos, (quizás) el primero que desafiaba, incluso desde el territorio de la economía política (autoproducción), el control sobre la/nuestra producción artística en el país.

¿Cómo ha variado su lenguaje artístico desde que abandonó La Habana para instalarse en Barcelona?

Muchos se asombran de lo ¿integrado? que estoy. No me canso de repetir que siempre estoy por desintegrarme… Entiendo y escribo perfectamente el catalán, pero no me da la gana de usarlo; quizás sea uno de mis últimos reductos de resistencia cultural, antes de sucumbir a la decapitación general que fuerzan estos imperios de la homologación; justo antes de bajar la cabeza ante "el bienestar", "lo democrático", lo común y lo público.

Cada cual marca su territorio como puede, y el mío es el del lenguaje. El lucumí, el ararat o el caribe me los borraron a sangre y fuego. Bastante hago con el castellano, el arte, la música y la pintura, territorio en el que sólo alcanzo a dinamitar, desligarme, desentender; una vez disuelto, perdido y desarraigado de mi condición ¿original?, con un pasado pervertido, colonizado y tóxico, al que no puedo (de)volverme, apelar o regresar.

En fin, vivimos en una situación antropológicamente imposible, ya no somos ni podemos ser "premodernos, ni modernos, ni postmodernos… ni antropofágicos, ni antropoémicos; ni cocidos ni crudos", parafraseando a Strauss… Es quizás el origen de ocultar la ausencia del origen; vocación principal la mía de reafirmación de la diferencia . Quizás esto, desde Madrid, Miami o Cuba, se lea de otra manera, pero ni te explico la vida de los charnegos [término despectivo con que los catalanes nombran a los hijos de emigrantes de segunda o tercera generación] aquí. Esto va a terminar como en París, con lo coches reventados en las calles, como no cambien las cosas.

Con respecto al discurso, al lenguaje y la obra, creo, sin proponérmelo, que cada vez soy más políticamente incorrecto. En Cuba me censuraba la ideología, aquí la moral burguesa, la misma estupidez, la ignorancia y el mercado.

¿Qué opina del mercado del arte español? ¿Cómo se ha introducido en él?

El mercado no me interesa. Y tal como están los tiempos, parecerá cínico lo que digo. Hasta tal punto ha calado la consciencia del amo en el esclavo. Me refiero casi siempre a las corporaciones como los nuevos totalitarismos, muchas ya son más ricas que los propios Estados y, sin duda, gobiernan cerradas en relación con un enemigo indeterminado y no declarado, la competencia, como territorios injerentes donde la soberanía es una cuestión muy relativa. Vivimos la cultura de las rebajas, del todo a menos. Cuando en definitiva vendes por consecuencia (no por causa), y no sólo tu trabajo, tus ideas, sino, a veces y por igual, tu libertad o lo que se tercie. Así está el panorama, porque ni siquiera tienes, ni te permiten el derecho de elegir, regalar lo que haces, pasar el hambre que soportes, suicidarte, morirte como quieres, ni dejar de consumir para vivir.

Para mi no es una motivación, ni siquiera un referente; es algo que sucede muy a pesar de ti, donde el afuera no existe; no cabe desertar de algo que está insertado en el cuerpo mismo de lo vivo y lo real, corrompiendo nuestras consciencias, desde el consumo y la acumulación, colonizando y transformándolo a su antojo.

Aparte de la creación artística, se dedica al comisariado y la dirección de arte en producciones no sólo personales. Entre ellas, una reciente auspiciada por la Fundación Joan Abelló, que incluye originales de Salvador Dalí. ¿Qué experiencia ha sacado?

Me resulta curioso. Soy fiel a la fórmula de Fedro, donde el arte, el pensamiento y la filosofía aspiran a ser el mayor de los divertimentos . Los comisariados me resultan la necesaria oblicuidad en la creación, un sistema de organización, de estrategia y entrenamiento mental inevitable; a veces hasta el regalo de encontrar animada compañía en un viaje… en lugar de que sea una investigación en solitario. Desde hace mucho tiempo vengo hablando de la transversalidad en el arte. Continuidad por otros medios. ¿Experiencia? Me encanta esa palabra, siempre me recuerda a Jimi Hendrix. Crear creando. Lo mismo sobre lo único .

¿Qué está haciendo en estos momentos?

Ahora mismo trabajo en varias cosas a la vez. Preparo una gira extensa en el marco de la siguiente itinerancia del proyecto Sobredalí o La Metástasis del Inconsciente, que viene rodando desde 2004, año Dalí en Barcelona. Luego, inauguro en diciembre un proyecto personal en la Feria Art-Basel, en Miami, y en Barcelona, con la Galería que trabajo ahora respectivamente. Termino dos producciones discográficas, una mía y otra de la pianista Conxita Bentz, además de un texto ensayo monográfico sobre mi trabajo: El Arte no persigue la Obra sino la Libertad, que prepara el crítico musical Joaquín Borges Triana.


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