Actualizado: 28/03/2024 20:07
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Zimbabue

Bancarrota inducida

Mientras el 80% de la población está desempleada y la inflación se acerca al 5.000%, Robert Mugabe culpa de la crisis a Occidente.

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El diario zimbabuense The Manica Post aconsejó recientemente a los habitantes de la ciudad de Mutare, a ocho kilómetros de la frontera con Mozambique, que comenzaran a consumir carne de perro.

"La carne de perro es muy buena y sabe mucho mejor que la de otros animales", según explicó un estudiante de Psicología de la Universidad Abierta de Zimbabue al periodista autor del reportaje, mientras devoraba, junto a otros amigos, uno de estos animales, que habían robado en una casa cercana.

En el mismo diario aparece otro reportaje que informa que las prostitutas ahora reclaman a los conductores de camiones surafricanos que les paguen con algunos litros de diésel, porque no aceptan los dólares de Zimbabue. Para que se tenga una idea, un dólar estadounidense equivale actualmente a 142.000 dólares de Zimbabue.

Sin control

En varias visitas que realicé a Zimbabue a mediados de los años ochenta, el dólar local tenía casi el mismo valor que el estadounidense. Además, las embajadas cubanas de los países vecinos preferían surtirse de productos comprados en Harare, por el buen precio y la gran calidad, particularmente de las latas de conservas.

El pasado 1 de agosto, los zimbabuenses tuvieron un duro despertar ante la realidad de la hiperinflación, cuando el gobierno introdujo el billete de 200.000 dólares locales —la más alta denominación del país—, a fin de facilitar las transacciones financieras diarias, que requieren enormes cantidades de billetes.

El nuevo billete equivale a 13 dólares estadounidenses ó 9,5 euros al cambio oficial, pero sólo 1 dólar ó 0,73 centavos de euro en el mercado negro, que es el cambio que todos utilizan. La introducción del nuevo billete, pocos meses después de que fuera puesto en circulación el de 100.000 dólares, es una clara indicación de que las autoridades de Harare han perdido el control de la economía.

Estadísticas divulgadas por el Banco de la Reserva zimbabuense (emisor) indican que la emisión de dinero se triplicó de 1.400%, a finales de diciembre pasado, a 4.212%, en abril de este año, cuando el índice inflacionario era del 3.700%.

Las últimas cifras oficiales de la inflación divulgadas por la oficina zimbabuense de estadísticas datan de mayo, cuando el índice fue establecido en poco más del 4.500%. Poco después, el gobierno señaló que publicaría los indicativos inflacionarios una sola vez al año.

Recientemente, el diario local oficialista The Herald informó acerca de una reunión de Mugabe con otros dirigentes políticos, y su propuesta para resolver el problema de la inflación fue muy simple: "Si no hay dinero, que se impriman nuevos billetes".

El factor hambre

El pasado 5 de junio, la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA) advirtieron que la mala cosecha y el empeoramiento de la crisis económica provocarán que más de cuatro millones de personas necesiten ayuda alimentaria a comienzos de 2008.

Ambas organizaciones calculan que serán necesarias unas 352.000 toneladas de ayuda alimentaria para cubrir las necesidades básicas de la población necesitada, según el informe elaborado por la misión de evaluación de cultivos y suministro de alimentos enviada al terreno del 25 de abril al 18 de mayo por las dos agencias.

En las provincias meridionales del país, la escasez de cosechas y "la creciente pobreza", tanto en el campo como en las ciudades, implicará que 2,1 millones de personas hagan frente "a una grave escasez" de comida, incluso tras este verano.

En total, según las previsiones de las dos organizaciones humanitarias, en el primer trimestre de 2008 habrá 4,1 millones de personas "amenazadas", lo que representa más de un tercio de la población total del país.

Ante esta situación, el régimen de Mugabe reaccionó como los gobiernos totalitarios: las autoridades anunciaron a las organizaciones no gubernamentales la prohibición de distribuir comida a la población más necesitada, lo que agravará aún más la crisis humanitaria que atraviesa este país.

Zimbabue sufre la tragedia económica más grave de su historia, a consecuencia, entre otras razones, de la caótica reforma agraria que se inició a comienzos de esta década. Millones de personas dependen de la asistencia internacional para poder alimentarse. La prohibición afecta a ONG como Care, Christian Care y Dutch Care, pero no a instituciones como el Programa Mundial de Alimentos de la ONU (PMA), la agencia de la ONU que más asistencia alimentaria presta a Zimbabue.

El Ministerio de Trabajo, Desarrollo y Bienestar Social advirtió a las ONG que toda la comida que quieran distribuir directamente debe ser puesta a disposición de las autoridades, para que la hagan llegar a donde se estime oportuno.

En el pasado, estas organizaciones fueron acusadas por Harare de distribuir comida a localidades que simpatizan políticamente con la oposición, una imputación que ha sido reiterada ahora, al prohibir distribuir alimentos a las ONG. Claro está que estas ONG distribuyen los alimentos sin tomar en cuenta si los necesitados son o no simpatizantes de Mugabe. El régimen de Harare quiere mantener el control absoluto de la situación.

El hambre es un factor de control de la población. Para hundir aún más la economía de un país que otrora fue considerado el granero de África, los planes de Mugabe se dirigen ahora a la nacionalización de las compañías extranjeras. El pasado 24 de julio, en el discurso de apertura de una nueva sesión del Parlamento, el anciano jefe de Estado anunció que se debían aprobar nuevas leyes que obliguen a que las compañías extranjeras cedan el 51% de sus acciones a zimbabuenses negros.

En lo que se refiere a la crisis económica, la bancarrota total del país, Mugabe consideró que "es víctima del sabotaje de los oponentes occidentales", principalmente de Reino Unido y Estados Unidos.

La clásica justificación. Los dictadores nunca son culpables de las desgracias de sus pueblos.


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