Actualizado: 01/05/2024 21:49
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Latinoamérica

Corporativismo al acecho

¿Vendrá el cambio mediante una plataforma populista o moderna?

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Hasta la década de los años ochenta, el PRI desvirtuó la competencia; el Estado mexicano mimó al sector privado y sus oponentes fueron rápidamente silenciados. El proteccionismo y la corrupción proliferaron y, hasta cierto punto, diseminaron la riqueza. Si López Obrador resulta electo y cumple sus promesas, la apertura que ha estado viviendo México, que ya dura dos décadas, será reducida o terminará.

La izquierda recurrente y atrasada ha florecido a partir de los reales o aparentes fracasos de las reformas de mercado. Con la excepción de Chile, en los años noventa no se pudo sostener el crecimiento per cápita estable requerido para obtener mejorías en la vida del ciudadano medio.

Tampoco la democracia ha asegurado la igualdad de oportunidades para todos. Los ciudadanos tienen todas las razones para sentirse frustrados.

La izquierda atrasada nunca ha reconocido que la región se encontró abocada a los aprietos económicos de los ochenta —una inflación galopante, una asfixiante deuda, sueldos que se desplomaban sin cesar— debido, precisamente, a la política de una economía controlada por el Estado, con el consecuente despilfarro financiero.

Ahora, contradictoriamente, este tipo de izquierda proclama dicho control económico como el único camino posible para la salvación de la región.

Dirigidos por 'el abuelo'

Hay un tema, sin embargo, en el que existe un amplio consenso. Los gobiernos de Latinoamérica deben retrotraer el Estado a lo que fue anteriormente. El verdadero debate radica en si esto sucederá bajo una plataforma populista o una moderna.

Sobre esta última hay un consenso entre la izquierda progresista y la derecha moderna, como el caso de Chile demostró en las elecciones recientes. La discusión gira acerca de los tipos de medidas que debe adoptar un Estado. Sin un Estado moderno, los gobiernos de Latinoamérica no serán capaces de satisfacer la necesidad y el derecho de los ciudadanos a una vida mejor.

Si Humala resulta elegido, seguramente viajará gustoso a La Paz, Caracas y La Habana. En caso de que López Obrador quede en primer lugar el próximo 2 de julio, no es tan seguro que tenga un interés especial en visitar esas tres ciudades.

Estas dos posiciones reflejan una pequeña pero muy significativa diferencia. Morales, Chávez y Fidel Castro son espíritus afines. El "abuelo", como lo llamó Morales provocando una sonrisa en el comandante, seguramente que recibirá a un López Obrador ya presidente, pero hará lo mismo si gana las elecciones el representante del PRI, Roberto Madrazo.

Humala y Daniel Ortega, de Nicaragua, en cambio, representan las próximas oportunidades para que haya otros espíritus semejantes en el poder.


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