Actualizado: 28/03/2024 20:04
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Ecuador-Venezuela

Correa, Chávez y la tendencia

Sumado uno más a la lista del radicalismo, ahora sólo falta el puntillazo: la victoria del gran jefe.

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Continuidad del régimen

En el caso venezolano, Chávez tiene todas las cartas en la mano —y en la manga— para ganar las elecciones presidenciales del domingo.

Omar Noria, doctor en Filosofía Política y profesor titular de la Universidad Simón Bolívar, advirtió sobre una campaña electoral inédita: "por primera vez en la historia contemporánea del país, el presidente es candidato. No se puede olvidar esta doble figura. Esto auspicia para ese candidato una sobreexposición pública, le hace disponer de medios, personal, espacios, gracias a la ambigua posición del Consejo Nacional Electoral (CNE) sobre su figura. Ahora tiene todas las de ganar y esto es clave, puesto que condiciona toda la campaña, la contamina. Los otros candidatos están en minusvalía. Por primera vez se reelige a un presidente, y además esa elección implica la continuación de un régimen".

A ello se unen otros factores que juegan a favor del ex teniente coronel golpista y desde hace ocho años presidente de Venezuela. Aunque el principal candidato de la oposición es Manuel Rosales, apoyado por 42 partidos políticos, existen otros trece en la lista oficial del CNE. Lógicamente, la dispersión de votos favorece a Chávez.

La intimidación a los empleados públicos para que muestren su apoyo total al líder bolivariano ha sido evidente. En ese país de 26 millones de habitantes hay unos dos millones de burócratas, todos ellos dependientes de fondos del Estado. Cuando Chávez fue electo en 1998, había 17 ministerios y la cifra de burócratas se había reducido a cerca de un millón mediante jubilaciones adelantadas y privatizaciones.

En la actualidad hay 27 ministerios, más de 360 institutos y fundaciones adscritos a esos despachos, unas 400 empresas gubernamentales, varias televisoras, bancos, cientos de emisoras de radio, entre otros organismos. También son dependientes del presupuesto del gobierno federal, las 23 gobernaciones y las 335 alcaldías del país, las cuales están en su mayoría en manos del oficialismo.

Muchos de estos empleados públicos temen, probablemente con razón, que el sistema captahuellas que se utiliza en los colegios electorales identifique sus intenciones de voto. Y en la campaña electoral, Chávez y sus seguidores han reiterado que exigen que estos empleados de la "revolución bolivariana" sean todos "rojos rojitos", el color del partido oficialista. En caso contrario, deberían abandonar sus puestos.

Zancadillas en el camino de Rosales

Como si esto fuera poco, no se puede olvidar que el CNE está dominado por los chavistas y que el sistema de votación estará controlado por las tristemente famosas máquinas de la firma Smartmatic (automáticas y expertas), que ya mostraron su eficiencia durante el referendo revocatorio.

Por cierto, esta firma, con una sede corporativa en Boca Ratón (Florida), está en el ojo de dos investigaciones federales, desconocidas hasta ahora y centradas en temas que abarcan desde supuesta evasión fiscal en Estados Unidos hasta presuntos pagos en Venezuela de comisiones millonarias no declaradas.

Según denuncias aparecidas en un diario estadounidense, la Smartmatic realizó siete pagos a Morris Loyo, un capitán retirado de la Fuerza Aérea Venezolana con amplias conexiones en el gobierno chavista, antes de realizarse el referéndum revocatorio, los cuales aparentemente no fueron reportados al fisco.

A pesar de conocer las trampas, hay que reconocer que Manuel Rosales realizó una campaña electoral valiente y que consiguió movilizar a millares de venezolanos que habían perdido la fe en la oposición. Por momentos se rompió el fetiche de que vivir bajo Chávez era ya un fatalismo sin salida.

La multitudinaria "Caminata por los 26 millones (de venezolanos)", que inundó las principales avenidas de Caracas el pasado 4 de noviembre, en un ambiente colorido y festivo, fue prueba de que Rosales disfrutó de un gran poder de convocatoria que llegó a preocupar a los chavistas.

Sin embargo, cifrar esperanzas sobre la posibilidad de que la oposición pueda ganar en las elecciones del domingo, no parece realista. Chávez está decidido a utilizar todos los resortes para perpetuarse en el poder. Una eventual victoria de Rosales parece lejana.

Según el analista venezolano Manuel Felipe Sierra, "a estas alturas esa posibilidad es cada vez más remota. El régimen bloquea la salida electoral y al mismo tiempo acelera un conjunto de leyes que liquidarán los espacios de libertad que aún existen y que pavimentan la vía hacia una reforma constitucional o una asamblea constituyente que en 2007 configure definitivamente el modelo castro-chavista".


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