El juez y los Pinochet

Por lo que se sabe, no se pueden calcular con los dedos de las manos —ni con los de los pies— el tráfago de cuentas, cheques, nombres falsos, pasaportes adulterados, compras inmobiliarias y otras lindezas. Cerca de 26 millones de dólares se acumulan en las arcas de la familia, y no hay fundamento creíble que persuada sobre su origen. Recuérdese que los trasiegos en el Riggs fueron revelados en 2004 por el Senado norteamericano.

Desde hace tiempo, escasos políticos de derecha salen a favor del clan, incluso cuando Pinochet vivía. Parecen entender que si era difícil apoyarlo después del conocimiento de la violación generalizada de los derechos humanos, resulta imposible luego de hacerse pública la entrada a saco en el erario nacional.

Cuando la hija menor de Pinochet planteó que una vez probada su inocencia postularía a un cargo político, el rechazo de los líderes de oposición fue inmediato. Hábil para defenderse incluso ante un panel de periodistas, Lucía Pinochet sopesa la posibilidad de acudir a un tribunal internacional.

Tampoco sería extraordinario que hubiera inocentes entre el grupo, y tal vez no ajuste a todos los cargos de fraude o estafa. Pero lo que será difícil desmentir son las líneas centrales del proceso, evidencias que pesan como castillos medievales.

El dinero de Pinochet parece venir de dos huertas: los fondos reservados y las comisiones por compra y venta de armas por parte del ejército chileno, en lo cual habría malversación, de acuerdo con María Teresa Muñoz, abogada del Consejo de Defensa del Estado.

Un juez de prestigio

El premio que se le entregó recientemente en la Universidad de Georgetown, en Washington, no lo ganó el magistrado Carlos Cerda solamente por su trabajo en los últimos años.

La fundación Gruber justificó el galardón para el doctor en Derecho por las universidades católicas de Lovaina y París II, por haber sido "el único juez que persiguió casos por abusos a los derechos humanos del régimen de Pinochet mientras éste aún estaba en el poder".

Sobre el trabajo que ahora lo tiene en el centro de la polémica, el propio Cerda dijo que "está bien" que los familiares de Pinochet reclamen su inhabilitación en el caso, porque "es bueno que todas las personas se atrevan a ejercer sus derechos (…) Y si convencen al tribunal supremo de que efectivamente así es, mejor sería que el tribunal supremo me removiera", sostuvo.

Y en entrevista con el diario conservador El Mercurio, mostró una sensibilidad contraria al odio: "Yo no creo herir al Poder Judicial cuando critico a los cuatro vientos el comportamiento omisivo frente a la defensa de los derechos esenciales durante el gobierno de don Augusto Pinochet Ugarte, que en paz descanse".

"Digo que en paz descanse con énfasis, porque interrogándolo como juez del caso Riggs estuve tomando té en su casa y conversando de hombre a hombre, y bueno… Tú encuentras la riqueza en todo ser humano, una persona de 92 años, la edad de mi mamá…".

• La familia Pinochet y el dinero público

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