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Medio Oriente

El llamado de Benedicto XVI

La visita del Papa a Tierra Santa agitó la zona del conflicto: los líderes judíos se quejaron y los palestinos apreciaron su discurso conciliador.

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El Papa Benedicto XVI finalizó el pasado viernes un controvertido viaje al Medio Oriente, con visitas a Jordania, Israel y uno de los territorios palestinos, dejando tras su paso algunas polémicas e interpretaciones favorables, negativas o de críticas constructivas acerca de la oportunidad de este viaje y sus pronunciamientos.

El Santo Padre se despidió de Tierra Santa con un llamamiento a que los Estados de Israel y Palestina, con fronteras reconocidas, puedan convivir en paz, y a que no haya más terrorismo ni más guerras.

"Dejad que la solución de dos Estados se convierta en una realidad y no siga siendo un sueño", dijo frente al presidente de Israel, Simón Peres, y al primer ministro, Benjamín Netanyahu, quien rechaza esa fórmula.

Durante su discurso de despedida en el aeropuerto de Tel Aviv, antes de regresar a Roma, el Papa pidió "romper el círculo de la violencia" y abogó por una paz basada en la justicia y la reconciliación.

"Permitidme hacer este llamamiento a toda la gente de estas tierras: ¡No más sangre derramada! ¡No más luchas! ¡No más terrorismo! ¡No más guerra! Dejadnos romper el círculo vicioso de la violencia. Dejad que haya paz duradera basada en la justicia y una genuina reconciliación", reclamó Benedicto XVI.

Sin duda, frases que reflejan el parecer de muchos israelíes y palestinos, pero también los anhelos de la comunidad internacional, en lo que se refiere a poner fin a la espiral de violencia y los conflictos en Oriente Medio.

Divergencias

Eric Salermo, analista de la política del Vaticano, comentó en un artículo publicado en el diario Il Messaggero que la postura del Papa "a favor de un Estado palestino independiente al lado de Israel, es conocida, y reafirmar la petición desde el palco erigido en el centro de Belén —mientras el premier Netanyahu sigue rechazando esa solución— ha sido importante".

No obstante, Salermo acotó que, en lo que respecta a Tierra Santa, "la Iglesia no comparte las reivindicaciones palestinas (ni las israelíes) sobre Jerusalén", pues "preferiría un estatus internacional para los santos lugares".

Según han publicado algunos medios de prensa, son encontradas las opiniones sobre la posición de Benedicto XVI. Por un lado, molestó a algunos líderes israelíes el hecho de que el Santo Padre no pediera perdón por el Holocausto como alemán y jefe de la Iglesia católica, lo que consideraron una oportunidad de reconciliación. Por otro, los palestinos estimaron su condena del muro de Cisjordania y el bloqueo de Gaza ante el silencio israelí, y confían en que su visita ayudará a estabilizar la región.

"El Papa ha apoyado el derecho de los palestinos a su Estado autónomo. Sus palabras son muy importantes, pero no es Benedicto XVI, sino los norteamericanos, los que pueden llevar a cabo este objetivo. No hay nadie que tenga más influencia sobre Israel que los Estados Unidos. No obstante, el gobierno israelí actual ni siquiera se plantea la idea de una Palestina autónoma", opinó el experto polaco Andrzej Talaga en un comentario publicado en el diario Dziennik.

En ese sentido, el presidente estadounidense, Barack Obama, en su primer día de trabajo en la Casa Blanca, habló con los líderes de la región y ha indicado que la paz en Oriente Medio, que incluya un Estado para los palestinos, es una cuestión de "seguridad nacional" para Washington y será una de las prioridades de su gobierno.

El rey Abdalá II de Jordania, que se reunió con Obama a finales de abril en la Casa Blanca, asegura que el mandatario prepara su propio y ambicioso plan de paz, que podría presentar en el discurso que tiene previsto dar en El Cairo el próximo 4 de junio. Ese plan, al parecer, buscaría no sólo la paz entre Israel y los palestinos, sino también entre Israel y el resto de los países árabes, incluido Siria.

De acuerdo con expertos, lejos del apoyo incondicional al gobierno de Tel Aviv que ofreció su predecesor, George W. Bush, el actual presidente estadounidense está dispuesto a presionar. Y si verdaderamente se empeña en buscar una solución duradera al conflicto, tiene medios suficientes para forzar al primer ministro israelí Benjamín Netanyahu, en lo que contaría también con la ayuda de la Unión Europea.

Advertencias

A propósito de este asunto, el rey Abdalá de Jordania, una de las voces más moderadas de Oriente Medio, consideró que se debe aprovechar el cambio en la política de Estados Unidos hacia la región y buscar con ahínco la paz, porque el tiempo se acaba y "cada retraso puede ser aún más peligroso".

En la apertura del Foro Económico Mundial para Medio Oriente, Abdalá II afirmó que "no puede haber más oportunidades perdidas". Además de resaltar la vigencia de la Iniciativa Árabe para la paz, anunciada en el año 2002, que ofrece el reconocimiento de Israel de parte de las naciones árabes a cambio, entre otros puntos, del establecimiento de un Estado palestino.

Esa iniciativa aporta "el legítimo derecho de los palestinos a la libertad y a un Estado, y ofrece a Israel las garantías de seguridad y la normalización de relaciones que necesita", agregó el jefe de Estado.

En una entrevista publicada recientemente por el diario británico The Times y que ha tenido mucho eco en la región, Abdalá II alertó sobre la posibilidad de que estalle un conflicto regional si se retrasan las negociaciones de paz en Medio Oriente.

"Si retrasamos nuestras negociaciones de paz, va a haber otro conflicto entre árabes o musulmanes con Israel en los próximos doce o dieciocho meses", sostuvo el rey jordano.

Aunque la influencia de la Iglesia Católica no es significativa en la región, la visita del Papa Benedicto XVI ha sido un aporte del Vaticano a este eventual proceso de negociaciones. A pesar de la polémica generada, la presencia del Santo Padre en la zona representó una gira diplomática oportuna.


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