Espinas en el camino

Con amplia ventaja sobre su más próximo contrincante, el presidente Rafael Correa ganó en la primera vuelta de las elecciones generales del domingo pasado en Ecuador. En el Congreso también gozará ventaja su Alianza País. Tras dos años al frente del gobierno, y siguiendo la característica invariable del populismo, el presidente ya tiene asegurados seis años en el poder, sin contar que puede ganar en 2013.

Políticos y expertos le han señalado varios puntos a rectificar al amigo de Hugo Chávez y Evo Morales. Entre ellos se encuentra un liderazgo que, lejos de unir a los ecuatorianos, los divide de acuerdo con sus posturas ideológicas.

Un botón de muestra se percibe en una de sus declaraciones postelectorales, donde la benevolencia del triunfador es casi obligada. Correa calificó a la prensa de "corrupta" y "vendida" que ha practicado una "oposición salvaje".

Al ex presidente Lucio Gutiérrez —uno de sus enemigos declarados— lo tachó de persona "con graves limitaciones morales e intelectuales", quien trata de "boicotear la revolución ciudadana".

Entre los pilares de dicha revolución está la Constitución, a través de la cual Correa incrementó las posibilidades de extenderse en Carondelet y reunió inéditos poderes bajo el ejecutivo, sobre todo de tipo financiero y económico.

Problemas que están y otros que vienen

Además de aspectos puntuales como el desempleo, cuya cifra oficial se acerca a los dos dígitos, pero que en la ciudad más importante en términos económicos (Guayaquil) anda por el 14%, Correa enfrentará un período de crisis que disminuirá el crecimiento al dos por ciento, según el Fondo Monetario Internacional.

La crisis sólo se presentó al final del mandato anterior, dominado por elevados precios del petróleo.

El gasto social, que es siempre la base del populismo, pero diseñado de forma que no deja un crecimiento sostenible ni enriquecimiento paulatino del país, tendrá que disminuir. Observadores aducen, por cierto, que en los próximos cuatro años se le exigirán resultados a Correa, pues el momento de transición quedó atrás.

Precisamente en el gasto social tendrá que llevar a cabo ahorros sustanciales, resultado de su duplicación en dos años. Y esto es trascendental, si se tiene en cuenta que su campaña la basó en "erradicar la miseria". Los niveles de pobreza en 2008 sobrepasaban el 35% de la población.

De acuerdo con Jaime Carrera, director del Observatorio de Política Fiscal, el gobierno carece de liquidez "debido a que todos los recursos fueron utilizados en su totalidad". La oposición sospecha que en la campaña presidencial se invirtieron elevadas sumas del erario público.

Si la baja en la cotización del petróleo reducirá en 1,7 el producto interno bruto para el presente año, las remesas desde el extranjero —cerca de tres millones ecuatorianos viven fuera del país— descenderán en 25%, es decir, que se dejarán de recibir entre 700 y 800 millones de dólares.

Por otra parte, la política de enfrentamiento con las organizaciones financieras internacionales es un muro que se erigió el propio Correa en el camino a obtener considerables montos en divisas.

Un diplomático extranjero, que no se identificó a la agencia AFP, dijo con razón que Correa debe entender "que el sector bancario no es necesariamente la fiera que hay que matar", y añadió que el gobierno "no debe desalentar la inversión extranjera".

Deterioro del nivel de vida

El analista económico Alfredo Arizaga, además de recordar que "no todo el país está de acuerdo en la forma en que se viene gobernando", y de subrayar "el creciente descontento por el deterioro del nivel de vida, sobre todo en los últimos meses", sostuvo que no casualmente es el ámbito económico el "peor calificado" en la gestión de Correa.

El equipo en tal área "es pobre", algo paradójico ante la formación económica del mandatario, enfatizó el experto. Arizaga definió que el país ya está en un período de "contracción económica".

Aunque sólo hemos presentado un breve cuadro de la situación ecuatoriana, basta para citar al analista político Santiago Nieto, para quien "la popularidad del presidente será directamente proporcional al precio del petróleo".

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