Guerra de desgaste (I)
Primera entrega de un trabajo en dos partes
En este trabajo analizaremos dos aspectos de la guerra que tiene lugar en Ucrania debido a la invasión de ese país por parte de las fuerzas armadas rusas. En la primera entrega trataremos los aspectos objetivos de la situación operativa en el terreno, abordando las diferentes batallas y contrataques que se libran a diario. En la segunda entrega analizaremos los aspectos subjetivos de la política interior y exterior de las partes beligerantes que se suceden paralelamente al tronar de los cañones y las explosiones de las bombas.
En los territorios ocupados por Rusia en el este y sur de Ucrania se está produciendo un fenómeno muy interesante.
Los depósitos de municiones de Rusia explotan, con grandes incendios que estallan cuando toneladas de municiones detonan durante horas. Algunos de estos incidentes causan explosiones gigantescas con un radio de cientos de metros.
Con la adquisición de los sistemas avanzados de artillería y misiles occidentales, ha comenzado gradualmente una campaña por parte de Ucrania para destruir la infraestructura militar clave de Rusia. En las últimas cuatro semanas, casi 20 depósitos de municiones rusos en el Dombás ocupado por Rusia y el sur de Ucrania, incluidos algunos de los más grandes, han sido alcanzados o completamente destruidos.
A medida que Rusia continúa con su lento pero constante avance en la región oriental ucraniana, el ejército de Ucrania ha concentrado sus esfuerzos principales en socavar el abrumador poder de artillería de Rusia e interrumpir su logística en la profundidad de los territorios ocupados.
Los ataques devastadores contra los puestos de mando rusos se han vuelto cada vez más frecuentes desde mediados de junio, cuando Ucrania comenzó a usar el primero de los cuatro sistemas de cohetes de artillería de alta movilidad M142, o HIMARS, proporcionados por Estados Unidos, casi una semana antes de que se anunciara públicamente su llegada a Ucrania.
El 14 de junio, Ucrania destruyó un depósito en Nueva Kajovka, una de las bases clave de Rusia en el sur de la provincia de Jersón de Ucrania, ocupada por Rusia en los primeros días de la invasión. El mismo día, otro gran depósito en Jersón ocupado, cerca de la estación central de trenes de la ciudad, también fue golpeado.
El 15 de junio, una explosión masiva ocurrió cerca de la ciudad de Hrustalnií (anteriormente Krasnyi Luch) en el territorio ocupado de Lugansk. Las explosiones continuaron durante días. Según las imágenes satelitales, las explosiones crearon una zona de destrucción que abarcó unos 500 metros alrededor del epicentro. El sitio era uno de los depósitos de municiones más grandes de Rusia, construido después de que las fuerzas rusas ocuparon el área en 2014. En el barrio de Azotniy, en la parte noreste de Donetsk, donde Rusia estableció depósitos de municiones a través de la ciudad, los ataques exitosos han continuado casi a diario.
El 29 de junio otro ataque también dañó severamente un depósito de municiones cerca de Izium en la provincia de Járkov que fue utilizado por el 20º Ejército de Armas Combinadas de Rusia en sus ofensivas en la región. Y otro ataque el 4 de julio, supuestamente conducido por un HIMARS, destruyó una de las cuatro bases militares rusas en Melitópol en la provincia de Zaporiyia, un centro logístico ruso clave en el sur de Ucrania
El 2 de julio, el ejército de Ucrania publicó un video que mostraba una enorme explosión en otro gran depósito en la ciudad de Popasna en la provincia de Lugansk que se estaba utilizando para abastecer a las unidades rusas cerca de Bajmut y al sur de Severodonetsk y Lisichansk. Dos días después, otra explosión devastadora destruyó un gran depósito en la ciudad de Snizhné. Tres depósitos más también fueron atacados en Donetsk.
El 5 de julio, otro ataque golpeó el Centro Kamaz, un gran taller de reparación de camiones que estaba siendo utilizado como base de municiones rusa. La base industrial de Techsnab en la ciudad de Makivka también fue destruida el 6 de julio, en la que explotaron grandes cantidades de municiones almacenadas. También se han producido ataques con misiles en la profundidad sur del territorio ocupado por las tropas rusas.
El 7 de julio, Rusia había perdido la mayoría de sus depósitos de municiones clave, y muchos de sus depósitos más pequeños en el Dombás ocupado. En particular, muchos objetivos clave a la distancia de hasta 50-80 kilómetros en la profundidad del territorio controlado por Rusia han sido destruidos con éxito.
El 12 de julio El general de división Artem Nasbulin, jefe del Estado Mayor del 22º Cuerpo de Ejército ruso, muere en el ataque ucraniano, realizado con misiles HIMARS contra un comando móvil en Tavriisk, a escasa distancia de Nueva Kajovka y posteriormente otro barraje de misiles ucranianos destruyeron en la misma área un gigantesco depósito de municiones que permaneció explotando durante horas.
Esto sugiere que, junto con los sistemas de misiles de fabricación occidental, Ucrania también ha logrado mejorar su reconocimiento, inteligencia situacional e indicación de objetivos, hasta el punto de poder identificar objetivos incluso de importancia media en las áreas ocupadas por Rusia.
La llegada de HIMARS, ha sido un gran cambio de juego al posibilitar a las fuerzas ucranianas golpear cada vez más la infraestructura rusa en la profundidad del territorio ocupado empleando el fuego indirecto y sistemas HIMARS.
El despliegue de HIMARS también ha permitido al ejército ucraniano reanudar el amplio uso de misiles balísticos Tochka-U, que Ucrania había estado reservando para las operaciones más críticas.
Debido al largo alcance efectivo de HIMARS, Rusia, que depende gravemente del transporte ferroviario, tiene que descargar municiones de trenes mucho más lejos de la línea del frente, a una distancia de casi 100 kilómetros en muchos casos.
Esto alarga las delgadas líneas terrestres de comunicaciones rusas entre las unidades de artillería de primera línea y los depósitos de municiones.
También obliga a las fuerzas rusas a depender cada vez más del uso del transporte de municiones y suministros en camiones, que es menos efectivo, inflexible y más lento con líneas de suministro más extendidas. En una situación ideal, los sistemas de armas avanzados proporcionados por Estados Unidos harán imposible que Rusia mantenga el ritmo necesario para proporcionar a sus tropas suficientes municiones y suministros.
No importa cuántos millones de proyectiles de artillería, Rusia todavía tiene en su territorio a miles de kilómetros de Ucrania.
Si la mayoría de esas bases, depósitos, instalaciones de reparación y todas las cadenas logísticas son destruidas, tendrán que lidiar con la necesidad de traer suministros desde más allá de los Montes Urales, y luego pensar cómo almacenarlos y distribuirlos, cómo suministrar municiones a la artillería.
Si esto no logra silenciar la artillería rusa por completo, sí puede reducir su capacidad de disparar en un 50 %, a 3.000 rondas al día o incluso menos, lo cual
tendrá un efecto considerable en el campo de batalla.
Cuadro actual del teatro de operaciones
Todo dependerá de cuál de los dos contrincantes podrá reponer y elevar sus recursos y destruir los del enemigo. Las restricciones para Kiev y Moscú son conocidas: El Kremlin no ha querido realizar una movilización abierta, lo que limita el potencial de movilización humana del ejército. Al mismo tiempo, es precisamente la falta de un número suficiente de infantería (junto con la baja actividad de la aviación en las profundidades del territorio enemigo) lo que hace imposible llevar a cabo operaciones para rodear a las tropas ucranianas. Si las autoridades ucranianas continúan movilizándose con éxito, y los rusos no se deciden a hacerlo, la ventaja numérica del ejército ucraniano puede tarde o temprano cambiar el rumbo a favor de Kiev.
La falta de armas pesadas, principalmente artillería, impide que Ucrania pueda imponer su superioridad numérica en el frente. Las entregas de obuses y sistemas de cohetes de lanzamiento múltiple desde Occidente, aunque han demostrado una precisión y efectividad fuera de serie, aún no son suficientes para reequipar a todo el ejército ucraniano (y mucho menos crear reservas a partir de formaciones recién creadas). Sin embargo, si el comando de las Fuerzas Armadas de Ucrania es capaz de concentrar los recursos disponibles en uno de los sectores del frente (por ejemplo, cerca de Jersón), puede lanzar una ofensiva exitosa en las próximas semanas. Aunque hasta ahora el comando ucraniano no ha demostrado que pueda concentrar recursos, planificar y llevar a cabo tales ofensivas.
En lugar de ofensivas activas (plagadas de pérdidas), ambas partes están utilizando cada vez más armas de largo alcance para desgastar al enemigo y destruir sus recursos. El ejercito ucraniano, centrado en su necesidad de racionalizar proyectiles y evitar daños colaterales de la población civil ha sido muy preciso y selectivo en utilizar sus recursos contra objetivos cuya destrucción conduzca a la mayor degradación de las fuerzas ocupantes. Mientras que la artillería rusa se continúa empleando indiscriminadamente destruyendo instalaciones y localidades sin considerar los centenares de personas civiles que han muerto en teatros, centros comerciales y conglomerados residenciales.
A medida que Rusia continúa con su lento pero constante avance en la región oriental ucraniana de Dombás, el ejército de Ucrania ha concentrado sus esfuerzos para socavar el abrumador poder de artillería de Rusia e interrumpir su logística en lo profundo de los territorios ocupados.
Localizar, precisar y aniquilar
Como se ha podido ver los ataques devastadores contra los puestos de mando rusos se han vuelto cada vez más frecuentes desde mediados de junio, cuando Ucrania comenzó a usar el primero de los cuatro sistemas de cohetes de artillería de alta movilidad M142, o HIMARS.
Según los blogueros militares rusos, como el notorio ultranacionalista ruso Igor Girkin, estos ataques ucranianos “impunes” ya han obligado al ejército ruso a ser más conservador con el ahorro de proyectiles, en preparación para un posible contraataque ucraniano en Dombás. A principios de julio, otro bloguero militar ruso Andrey Morozov (ampliamente conocido como “Murz”) indicó la creciente “necesidad de municiones” debido a los ataques ucranianos, no solo en términos de proyectiles de 122 milímetros, sino también de sistemas de 152 milímetros, que también están disminuyendo.
Hasta ahora la mayoría de los países de la OTAN le mantienen el apoyo irrestricto en el suministro de armamento y en la ayuda económica para que Ucrania pueda aliviar en parte la pesada carga que la guerra le ocasiona. Si este apoyo se mantiene y Ucrania continúa mejorando la conducción de la guerra en la forma que ha comenzado a hacerlo es posible que se pueda llegar a un acuerdo de paz sin concesiones territoriales a los apetitos de conquista del nuevo zar ruso.
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