Actualizado: 01/05/2024 21:49
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Sudán

Hipocresía internacional

Pekín y Moscú venden armas y aviones al régimen militar de Jartum, mientras la región de Darfur es escenario de un nuevo genocidio.

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Una operación de limpieza étnica

El sacerdote Felix da Costa Martins, quien lleva dieciséis años como misionero en Sudán y cuatro en la región del conflicto, envió desde Darfur su testimonio a Encuentro en la Red. La comunicación no resultó fácil, debido a los continuos cortes de electricidad que le impidieron remitir sus respuestas por correo electrónico.

Según Costa Martins, "no se trata de una guerra religiosa, ni tampoco un conflicto civil. Es una operación de limpieza étnica. Una cuestión de purificación de raza, en este caso de la raza árabe que aspira a hacer desaparecer la raza africana. Para eso se inventó la estratagema de las milicias yanyahuid (hombres a caballo), una tribu armada y protegida por el gobierno de Sudán con luz verde para todo: entran en las aldeas para hacerlas desaparecer a través del robo, la muerte y la violación. Nadie les puede decir nada, porque son del gobierno".

El sacerdote señaló a EER que en estos momentos "el gobierno no quiere aparecer como autor de esta tragedia y por eso ha provocado la división y luchas tribales, con esa divisa de divide y vencerás. El objetivo es el mismo, pero el gobierno se lava las manos".

Martins, responsable de la Iglesia Católica de la ciudad de Niala, se mostró sorprendido cuando las autoridades sudanesas, para recibir una misión de las Naciones Unidas, "llegaron acompañados por una enorme comitiva de oficiales del gobierno que vigilaban atentamente cada pregunta, cada palabra que se pronunciaba".

"Un sudanés del sur que trabaja para una organización humanitaria y cuyo nombre omito por razones de seguridad, les dijo a los funcionarios de la ONU que no sería en el centro de la ciudad que encontrarían pruebas de masacres y genocidios. Pidan al gobernador para visitar las aldeas de los alrededores. Desgraciadamente, de algunas sólo encontrarán escombros y algunos huesos que los animales dejaron regados por el suelo", indicó el misionero.

Costa Martins recordó que uno de los presentes comentó que "con esos vehículos todo terreno" podían ir a las aldeas en cuestión de minutos, "pero un oficial sudanés interrumpió el diálogo, dio la visita por terminada y los oficiales de la ONU dijeron que no tenían tiempo, pues ese mismo día volaban hacia Jartum".

Colores de la ONU

Durante el día, la policía ejerce un riguroso control en los tres aeropuertos de Darfur, pero es noche, cuando están cerrados, llegan a la provincia sudanesa las armas más mortíferas, las que están prohibidas desde hace dos años por resolución de la ONU. Son embarcadas en el interior de aviones que el Ejército sudanés usa para bombardear aldeas, camuflados como si fueran de Naciones Unidas.

Estas aeronaves operan en Darfur con el color blanco que usa la ONU para identificar sus vehículos, aviones y helicópteros. Son esas algunas de las informaciones reveladas en el informe de cuatro expertos encargado por la ONU y que el diario The New York Times hizo público recientemente . El texto señala que las aeronaves actúan desde los tres aeropuertos de Darfur (El Fashir, El Geneina y Niala) y están siendo utilizadas en la vigilancia aérea y los bombardeos de aldeas, además del transporte de carga.

Desde enero a marzo de este año, el grupo de expertos localizó tres helicópteros blancos pertenecientes al Ejército sudanés. Sólo uno de ellos cuenta con bandera sudanesa, los otros dos disponen de la identificación del Ejército pintada en la cola, en un tamaño que, según los expertos, resulta imposible identificar que se trata de helicópteros militares si se observan "desde una distancia moderada".

El grupo de expertos consiguió fotografías de un avión Antonov estacionado en el aeropuerto de El Fashir, "junto a lo que parecen ser decenas de bombas", según el informe. "El grupo cree que el uso de aviones blancos por el gobierno de Sudán constituye un intento deliberado de ocultar la identidad de esos aviones". En el ala de una de las aeronaves del Ejército sudanés aparecen incluso las siglas UN (United Nations).

Responsabilidad de Pekín

El presidente de China, Hu Jintao, estuvo en Jartum el pasado mes de enero y se abrieron expectativas acerca de que pudiese utilizar su influencia sobre el gobierno militar sudanés para lograr el despliegue de fuerzas de las Naciones Unidas en Darfur.

Pero China se opone a la imposición de sanciones a Jartum por parte de la ONU y apoya que cualquier envío de fuerzas de paz cuente con el visto bueno del gobierno sudanés (un asunto de soberanía), lo que le ha valido las críticas de organizaciones humanitarias. Debido a esta situación, recientemente creó un nuevo puesto de enviado especial para asuntos africanos, que ocupará el diplomático Liu Guixin, para afrontar críticas y conflictos.

Si los militares de Jartum encuentran sus cómplices en Pekín y Moscú, de seguro hallarán comprensión del Movimiento de los No Alineados, del cual forman parte.

  • Documental sobre el genocidio en Darfur

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