La Izquierda pierde en México

Al cierre de esta edición, el Instituto Electoral del Estado de México (IEEM), con el 99 por ciento de la casillas contabilizadas, da por ganador para la Gobernación de este estado —el más poblado el país, con más de 14 millones de habitantes— al candidato Eruviel Ávila, del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Sí, en unas elecciones estatales que, según los especialistas, son un termómetro para calcular la intención de voto para las presidenciales de 2012, ha resultado triunfador el partido político que durante 71 años se mantuvo en el poder en la federación y sumió al país en la desigualdad y la corrupción de arriba abajo.

Ávila, hasta ahora, obtiene el 62,56 % de los votos registrados. En segundo lugar se halla el izquierdista Alejandro Encinas, candidato del Partido de la Revolución Democrática (PRD), con el 21,19 % y Luis Felipe Bravo Mena, del oficialista Partido Acción Nacional (PAN), con 12,47 %.

Ya como virtual ganador, Ávila expresa “que es tiempo de unidad, de darle la vuelta a la página y de construir consensos”, y reiteró su disposición para dialogar con Encinas y Bravo Mena para llevar a cabo aquellas propuestas que sean viables.

Luis Felipe Bravo Mena, candidato del PAN, ha reconocido su derrota, si bien asegura que el proceso no fue equitativo, refiriéndose sobre todo a los gastos de campaña.

Ya no pocos de los lectores que hayan ya llegado hasta aquí, sospechan que a continuación viene la perreta. Y acertaron los que sospechan.

Alejandro Encinas, candidato del PRD, impugnará la elección, “con todos los derechos que la ley nos otorga”, y agrega que impugnará la candidatura de Eruviel Ávila. Pero avisa Encinas: “Yo no estoy planteando (contar) casilla por casilla”. Debió tener en mente al hacer esta aclaración a su mentor político Andrés Manuel López Obrador, un bolchevique a todo tren que gusta cerrar calles y pedir que se cuente hasta el último voto, cuando él no gana. Denuncia Encinas, además, “la pérdida de autonomía de la autoridad electoral, la impunidad con la que intervinieron los funcionarios (del Estado de México) en el proceso y el enorme dispendio de recursos”. ¿Y de eso se enteraría después de perder? Pero no se detiene el perredista: “Voy a recorrer el estado como lo he hecho siempre; cualquier acción que yo realice no afectará derechos de terceros” (las palabras en negritas son mías). De nuevo debe haber pasado por su mente la imagen amenazante de su compadre López Obrador, quien cuando fuera derrotado en la elección presidencial de 2006 cerró, con total impunidad, varias de las principales avenidas de la ciudad de México; lo cual le reservó el odio hasta de los indigentes.

Yo creo que lo único que ocurre es que, por una de esas razones que siempre quedarán en el misterio, Encinas y su equipo pensaron que podrían ser elegidos en el estado de México.

En la noche del domingo, cuando ya la elección en el Estado daba claros resultados, me escribió por la vía del correo electrónico mi buen conocido y editor Ranulfo Armenteros (sé que este nombre está difícil, pero así se llama el señor). “Debes estar contento, ya el PRD no gana en el estado de México”. Mi respuesta: “Sí lo estoy porque en donde quiera que la izquierda de barricada tome el poder se jode la cosa”.

El domingo pasado, asimismo, se celebraron elecciones para Gobernador en los estados Nayarit y Coahuila. En estos momentos, según datos de los Institutos Electorales correspondientes, el PRI va a la cabeza, y con buena ventaja. Y a la cabeza va en el estado de Hidalgo, donde solo se votó para la elección de las 84 alcaldías del territorio. Bueno…, es que en los últimos tiempos los directivos del Partido Revolucionario Institucional han afirmado, con tenacidad y con vehemencia tanta, que éste es un partido “renovado”. ¿Será?

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