La oscilación del péndulo
Buenas relaciones con Washington, políticas económicas moderadas y reforzamiento de la clase media.
De esta gestión política se esperan más hechos que palabras (la izquierda tradicional siempre ha sido palabrera). Y ya vemos en Uruguay una conciencia de ciertas necesidades impostergables. La agenda exterior del gobierno presidido por el socialista Tabaré Vázquez tiene como prioridad la integración sudamericana por medio del Mercosur. También se reabrió la Embajada en Corea del Sur, cerrada por años, y se estableció por primera vez una sede diplomática en Malasia, país con el que Uruguay tiene una balanza comercial negativa de más de tres millones de dólares.
La intención es que desde Kuala Lumpur se centralicen las relaciones con Camboya, Indonesia, Laos, Vietnam y Tailandia, países con los que Uruguay quiere revertir la tendencia de una balanza comercial marcadamente negativa. Pero el ejemplo más claro es el de China, donde se están dando importantes pasos.
Recientemente se reunió en Pekín la Comisión Mixta Uruguay-China a la que asistió la vicecanciller uruguaya, Belela Herrera, que estuvo acompañada por la presidenta de la empresa estatal de telecomunicaciones, María Simón, y varios empresarios. China ocupa el sexto puesto en la lista de principales destinos de las exportaciones uruguayas, por delante de países como México, Italia, Canadá o Chile.
Toda esta movida nos demuestra que estamos ante una concepción abierta y pragmática en gestiones económicas, cosa que nunca ha sido plato fuerte de las izquierdas. Varios son los rasgos comunes a la mayoría de estos nuevos gobiernos.
Entre ellos, la buena relación con Washington. El establecimiento de moderadas políticas económicas, algo conservadoras, pero que eluden los disparates de las nacionalizaciones y expropiaciones. Se busca satisfacer y reforzar la clase media, la integración latinoamericana y la expansión hacia mercados más dinámicos como es el caso de Asia. Por último, se busca la instrumentación paulatina de políticas de mejoras sociales.
Observemos cuidadosamente esta tendencia política. Siempre con la mirada de la suspicacia, pero dejemos que la nueva oscilación del péndulo nos de un toque de optimismo.
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