Pronóstico reservado

Las últimas noticias llegadas desde Tailandia apuntan que los manifestantes de la opositora Alianza del Pueblo para la Democracia (APD) decidieron este lunes trasladar el cuartel general a los aeropuertos y levantar el campamento que tenían instalado en la sede del gobierno.

Según un reporte del diario español El País, Anchalee Paireerak, portavoz de la APD, dijo que mantendrán una presencia en la sede del gobierno, a través de sus "guardias de seguridad", sin seguir con la ocupación por turnos que realizan desde el mes de agosto.

Tailandia atraviesa por una profunda crisis institucional y social, que bien puede conducir a un golpe de Estado, una guerra civil o, en el mejor de los casos, una negociación con los opositores al actual gobierno y la convocatoria de nuevas elecciones legislativas.

La ocupación de los dos principales aeropuertos de Bangkok por parte de la opositora APD lanzó el tema a los titulares de la prensa occidental: millares de ciudadanos europeos o norteamericanos se quedaron atrapados allí, sin poder regresar a sus hogares.

La crisis comenzó en mayo pasado, cuando miles de seguidores de la APD acamparon y montaron un escenario frente al edificio de las Naciones Unidas en Bangkok. A fines de agosto, los opositores ocuparon el Palacio de Gobierno, lo que obligó a las autoridades a "exiliarse" en la ciudad norteña de Chiang Mai, a unos 600 kilómetros de la capital. De ahí que es casi una broma decir que el gobierno "funciona", porque las órdenes que emanan desde allí, por suerte, no son cumplidas por el mando del Ejército.

El pasado 26 de noviembre, el general Anupong Paochinda solicitó formalmente al jefe del Gobierno, Somchai Wongsawat, la disolución del Parlamento y la convocatoria de nuevas elecciones. Se colocaba así como árbitro en el conflicto, al pedir al mismo tiempo a los manifestantes que, si esa medida era adoptada por Wongsawat, abandonasen los dos aeropuertos y la sede del gobierno. No obstante, el primer ministro desoyó los consejos del jefe militar.

"Este no es un golpe de Estado. Como jefe del Ejército, podría arreglar el problema de una vez por todas, pero serían numerosas las consecuencias, incluso la reacción internacional", dijo Pachinda, que tácitamente se ha negado a usar los tanques para derribar las barreras que los manifestantes han colocado para proteger los accesos a los aeropuertos internacionales.

El 28 de noviembre, el editor del diario Bangkok Post criticó duramente a Wongsawat en un editorial, porque al regresar de una reunión internacional en Perú, este último se presentó en la televisión "para mostrar las condecoraciones" que había recibido.

"El país se encuentra frente al abismo de una guerra civil y el jefe de Gobierno dirige a la población un discurso vacío, mal redactado y sin ofrecer ninguna solución a la crisis", agrega la nota editorial.

¿Qué es la Alianza del Pueblo para la Democracia?

La Alianza del Pueblo para la Democracia (APD) está compuesta por varios grupos unidos por una idea nacionalista poco definida. Se sitúa como defensora del rey Bhumibol y por eso sus miembros usan camisetas de color amarillo, símbolo de la monarquía.

El rey, que cumple 81 años el próximo 5 de diciembre, no se ha pronunciado acerca de los acontecimientos.

En los orígenes de la creación de este movimiento se encuentra una buena parte de la élite cercana al palacio real, unidos bajo el mando de un magnate de la prensa, Sondhi Limthongkul, propietario del grupo The Manager, que controla una emisora de televisión por satélite desde Hong Kong, la cadena ASTV.

La APD agrupa diversas sectas budistas, entre ellas una fundamentalista dirigida por un general retirado de la Policía y también incluye a varios generales retirados, vinculados al consejo privado del rey.

Formado por dirigentes sindicales del sector público y antiguos militares de izquierda de los años setenta, se define como "un movimiento cívico provisional". Y a pesar de su etiqueta "democrática", preconiza que el Parlamento sea "selectivo", no elegido a través del voto popular. Algunas de sus posiciones se aproximan a un movimiento de extrema derecha.

Peligro de enfrentamientos

Ante la realidad de no poder contar con el Ejército, el gobierno ha comenzado a movilizar a sus seguidores en las zonas rurales, ataviados con camisetas rojas. El peligro es que se produzcan violentos enfrentamientos en la ciudad de Bangkok y sus alrededores.

En la madrugada del domingo, explotó una granada cerca de las oficinas del primer ministro, ocupadas por la APD desde agosto. Poco después, hubo otras dos explosiones, esta vez en la zona de las instalaciones de televisión de la cadena ASTV.

Las agencias de prensa reportaron desde la capital tailandesa que miles de seguidores del gobierno con camisetas rojas se manifestaron frente a la alcaldía de Bangkok, mientras otros miles, con camisetas amarillas, permanecen atrincherados en los aeropuertos.

Entretanto, una encuesta realizada por la empresa Abac Research Center arrojó que el 76,5% de los consultados se sentían "avergonzados" por la situación política y las negativas consecuencias que esto provoca en el extranjero. El 92,3% estima que la crisis podría quedar resuelta por el sistema judicial y el 58,4% dijo que no toma partido en asuntos políticos.

Como es de sobra conocido, los ingresos por concepto del turismo son fundamentales para la economía tailandesa. Según datos publicados en el diario británico The Guardian, representan el 6% del Producto Interior Bruto (PIB).

La actual situación no podrá prolongarse durante muchos días. La Corte Constitucional dictaminaba este martes sobre una denuncia de fraude electoral contra el Partido del Poder del Pueblo, un fallo judicial que podría forzar al gobierno a dimitir.

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