Actualizado: 25/04/2024 19:17
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Europa

Un arma del siglo XXI

Moscú utiliza el suministro energético como instrumento de política exterior en sus relaciones con la Unión Europea.

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Seguridad energética

Por todas estas razones, la seguridad energética se convirtió en un tema prioritario de la agenda política de Europa Occidental en el último año. El diputado polaco Jacek Sariusz-Wolski dejó claro el contexto: "El problema de la energía no afecta sólo a la industria y a la economía, sino está siendo utilizado como un arma de política exterior (por Rusia)".

En su opinión, "Bruselas y otras capitales de la Unión han quedado vulnerables frente a la política de Moscú". Otros analistas señalan que la situación es más grave, ya que según las proyecciones mundiales, para 2030 se estará consumiendo en general 70% más de energía que ahora y, entonces, "¿quién podrá pagar los precios del mercado?".

De momento, el gobierno ruso ha cerrado el acceso de las empresas energéticas occidentales a sus proyectos energéticos. En diciembre pasado, Gazprom ganó una victoria estratégica en la batalla por controlar el proyecto Sakhalin-2, al eliminar a la Shell como mayor accionista y quedar dueño absoluto del campo de gas natural más grande del mundo.

El periódico británico Daily Telegraph describió la transacción como "un signo de que Rusia no tolerará en el futuro que los inversionistas extranjeros controlen los activos estratégicos energéticos del país". Este parecer fue corroborado por la revista Oil and Energy Trenes, la cual vaticinó que Europa será cada vez más dependiente de los suministros rusos.

¿Cuáles son las alternativas?

Todas las fuentes consultadas por Encuentro en la Red coinciden en que la actitud agresiva de Moscú en política energética se basa fundamentalmente en la incapacidad de Occidente de adoptar una estrategia unificada energética, en especial la Europa de los 27.

Según Bordonaro, parte de Europa, especialmente Alemania e Italia, "son cada vez más dependientes del gas natural ruso" y esto dificulta un entendimiento a la hora de llegar a estrategias comunes. Otros, al mismo tiempo, exploran los caminos de la diversificación y ponen sus ojos en el Cáucaso y en Asia Central.

Las ilusiones son captar los mercados externos de Azerbaiján, Kazajstán y Turkmenistán, desde donde partirían numerosos gasoductos hacia Occidente. Sin embargo, para estas inestables naciones es más fácil seguir vendiendo su gas a Gazprom, por supuesto muy activa en la zona, que oferta buenos precios en la actualidad para garantizarse el abastecimiento.

El analista británico Mark Hester no confía en que Asia Central sea una solución y propone el desarrollo de las fuentes alternativas, "lo cual sería una excelente opción no sólo ante la dependencia de los suministros rusos, sino para el futuro, cuando los campos gasíferos se extingan".

Su propuesta se basa en comenzar a construir motores que utilicen bio-diesel, bio-etanol, hidrógeno etcétera. "Esas serán las tecnologías que podrían ser dominantes en el futuro", precisó. Pero, ¿cuánto habrá que esperar para esto?

¿Y los rusos?

De momento, los rusos no están preocupados por esos escenarios. Quitan importancia al asunto y afirman, como lo acaba de hacer su ministro de Exteriores, Sergei Lavrov, que "las demoras en la firma del nuevo Acuerdo entre Rusia y la Unión Europea son contratiempos artificiales que deben resolver los expertos profesionales".

La verdad es que Rusia, según el Departamento de Energía de EE UU, posee las mayores reservas de gas natural en el mundo, las segundas de carbón y las octavas en petróleo. Rusia es, además, el segundo consumidor de energía del mundo, el mayor exportador de gas natural y el segundo de energía y petróleo.

Rusia vende petróleo sobre todo a países europeos como Gran Bretaña, Francia, Italia, Alemania y España. La mayor parte se exporta a través de las terminales en el Báltico y el Mar Negro. También existe el oleoducto Druzhba (Amistad), que va principalmente a los antiguos aliados de la época comunista.

El sector industrial energético ruso está dominado por las empresas Lukoil, Yukos, Surgutneftegaz, Tyumen, Oil Tnk, Sidanko, Subneft, Slavneft, Eastern Oil, Onako, Komitek, Grozneft y Rosneft. El sector del gas está dominado por Gazprom, en manos del Estado.


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