Actualizado: 18/04/2024 23:36
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Vietnam

Un modelo de resurrección

La milagrosa recuperación del país asiático, basada en nuevas estrategias internacionales y economía de mercado, debería servir de ejemplo a regímenes como el cubano.

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"Crear dos, tres, muchos Vietnam". Quizás sea por su convocatoria de tintes apocalípticos que esta frase es tristemente retenida por la memoria histórica mundial. Corrían los turbulentos años sesenta y la izquierda más radical y fanática pensaba subvertir el orden internacional con "tableteo de ametralladoras".

Pero los tiempos cambian, y la caída del Muro de Berlín, hace 20 años, marcó la bancarrota total del sistema socialista con su planificación estatal y su control totalitario de la sociedad.

Recientemente, Vietnam, cuya guerra inspiró aquella deplorable consigna, donó a Cuba 3.000 toneladas de arroz, medio millar de televisores e igual numero de computadoras; 8.000 libretas y 600 pares de zapatos.

Vietnam es el segundo socio comercial de Cuba en Asia y el primer proveedor de arroz de la Isla, cuyas autoridades pretenden aprovecharse de la experiencia vietnamita para impulsar la producción arrocera con el fin de "disminuir gradualmente los niveles de importación".

Hace apenas un mes, los dos gobiernos firmaron un protocolo de colaboración y financiación en este sentido, que se extenderá hasta 2015.

Resulta una cruel ironía que a estas alturas Cuba este recabando la colaboración vietnamita para desarrollar el cultivo del arroz, cuando en 1956 los productores insulares enfrentaban un deterioro de los precios de mercado debido a la sobreproducción del cereal.

Según Raúl Cepero Bonilla, economista marxista cubano de la época, éste cultivo ahorraba al país unos de 40 millones de dólares en importaciones, tenía en explotación 11.000 caballerías de tierra y ocupaba estacionalmente a decenas de miles de trabajadores. Al cabo de 50 años, vemos que Cuba requiere la asistencia vietnamita para el fomento de su producción arrocera.

¿Cómo es que este país del sureste asiático, que sufrió en los años sesenta y setenta una guerra de exterminio por parte de la mayor potencia mundial, ha conseguido restañar las profundas heridas de aquella confrontación y reformar su precaria economía para estar en condiciones de hacer donaciones de arroz y otros productos de elevado componente tecnológico —como computadoras— a Cuba?

Por más que los ideólogos y economistas del régimen se afanen en argumentar que las consecuencias del embargo norteamericano han provocado serios daños a la economía cubana, tal medida en absoluto es comparable a una guerra de destrucción masiva como la que Estados Unidos llevó a cabo en ese país.

Durante la misma, Washington ensayó todo su arsenal bélico en pos de aplastar la resistencia del pueblo vietnamita. El antiguo Vietnam del Norte perdió el 70% de su infraestructura industrial y de transportes, además de 3.000 escuelas, 15 centros universitarios y 10 hospitales.

El medioambiente del país asiático en general quedó arrasado por la utilización del agente naranja que desfolió grandes extensiones de selva que no han vuelto a recuperarse tras la invasión del bambú y otras plantas. Peores aún fueron los efectos en la población de esas sustancias, con miles de abortos prematuros, esterilidad (especialmente dolorosa para las mujeres de medios rurales) y nacimientos con malformaciones, a lo que deben añadirse todos los hijos ilegítimos de rasgos caucásicos y africanos dejados en la pobreza y marginación por los soldados estadounidenses.

Asimismo, la agricultura quedó profundamente dañada. En la etapa de post-guerra eran frecuentes las muertes y amputaciones entre los campesinos (especialmente niños) debido a los miles de bombas y minas sin estallar ni retirar que quedaron en bosques y arrozales.

Estos efectos provocaron la disminución de la producción en las explotaciones agrícolas y el aumento de la población urbana que huía del campo. Se contabilizaron 10.500.000 refugiados y unas pérdidas de 200.000 millones de dólares.

La estrategia económica, clave del resurgimiento vietnamita

Entre los años 1975 y 1986, el modelo de economía centralizada heredado de la parte norte del país, se demostró incapaz de resolver los serios problemas de la post-guerra. Un ejemplo de la crisis económica de Vietnam desde 1981 a 1986 lo representó la tasa de inflación anual, de casi un 400%, causada por la aguda carencia de todo tipo de productos en el mercado nacional, principalmente el arroz, base de la alimentación vietnamita.

Más allá de Vietnam, los cambios y procesos de renovación en otros países socialistas habían ocurrido. Hasta el año 1986, los logros de China, resultado de la aplicación de la economía de mercado, se convirtieron en experiencias útiles para los líderes vietnamitas. Además, comenzaron las transformaciones económicas y políticas en la antigua URSS, así como en los países socialistas de Europa Central y del Este.

Por otra parte, el éxito de países vecinos de Vietnam, como Corea del Sur y Singapur, sugirió nuevos caminos para la construcción de una economía estable y fuerte.

Todo ello acabó por convencer al gobierno vietnamita de la renuncia al modelo de planificación económica soviética, la necesidad de la transformación estructural de la economía con la coexistencia de distintos tipos de propiedad, y el cambio de los mecanismos de la gestión económica basados en la vinculación de la producción con el mercado, como parte de un amplio paquete de reformas llamadas Doi Moi (Renovación).

Esta estrategia guardó estrechos puntos de contacto con el modelo chino y obtuvo resultados similares. Se dio libertad al campesino para cultivar los productos que estimara convenientes y venderlos casi libremente en el mercado.

En 1988, comenzaron a ponerse en práctica las medidas de liberación de la agricultura. En ese mismo año, el país tuvo que importar 500.000 toneladas de arroz. Sin embargo, hacia finales de 1989 Vietnam ya había logrado un gran aumento en la producción; pudo autoabastecerse y exportar un millón de toneladas de este producto.

Paralelamente, se comenzó a captar y fomentar la inversión extranjera, mientras que el país comenzó a aprovechar su mano de obra abundante y sus materias primas para fabricar productos exportables.

Gradualmente, la economía vietnamita entró en una fase expansiva, logrando un crecimiento del PIB de un 8% anual entre 1990 y 1997, que continuó siendo de alrededor de un 7% de 2000 a 2002.

A la vez, se redujo la inflación a solo un dígito, y la economía vietnamita se convirtió en la segunda de mayor crecimiento en el mundo, gracias sobre todo al aumento de las exportaciones, las fuertes inversiones y el empuje de la demanda interna.

En 2007 la tasa de desempleo era de alrededor de un 4.3%. Despidos por falta de trabajo en el sector estatal y empresas de capital extranjero, combinados con el cese de reservistas en la milicia, empeoraron la situación. No obstante, Vietnam es hoy, incluso en medio de la crisis, uno de los países con menor porcentaje de población desempleada.

Según analistas internacionales, la nación asiática podría pasar a ser considerada un país desarrollado en el curso de la próxima década. En 2007 su crecimiento fue de un 8.5%, nuevamente uno de los mayores del mundo.

Nuevas relaciones con EE UU

En el terreno de la política exterior, a partir de 1988 Hanoi empezó a negociar con Pekín el restablecimiento de relaciones diplomáticas. Asimismo, inició el retiro gradual sus tropas estacionadas en Camboya. Esta decisión fue interpretada por Estados Unidos, así como por China, como un paso importante para la reinserción de Vietnam en el mundo.

La adopción de una reforma económica estructural estuvo asociada a la dinámica integración de Vietnam en el proceso de globalización internacional y a la reapertura de relaciones con su otrora archienemigo, Estados Unidos. En febrero de 1994, Washington, en vista del proceso que emprendía el país asiático para modernizar su economía y su sociedad, decidió levantar el bloqueo económico y comenzó a poner en práctica medidas para una futura normalización de los vínculos diplomáticos con Hanoi.

Un año más tarde, en julio de 1995, el presidente Clinton anunció el completo restablecimiento de relaciones. La normalización de los lazos con Washington fue un paso vital para la reinserción vietnamita en la comunidad internacional y contribuyó a aumentar las inversiones extranjeras, ya que las empresas foráneas ya no temían sufrir sanciones derivadas del embargo económico estadounidense.

La reanudación de las relaciones diplomáticas con Estados Unidos trajo otras ventajas inmediatas para Vietnam. En el terreno internacional, en 1995 fue aceptado como miembro pleno de la Asociación de Naciones del Sureste Asiático (ASEAN). En el terreno económico, desde finales de 1994 empezó a recibir asistencia para el desarrollo, que durante 1995 y 1996 alcanzó la cifra de 4.000 millones de dólares. Esa ayuda fue muy importante por el hecho de que el gobierno vietnamita pudo llevar a cabo muchos proyectos con vistas al progreso económico.

La entrada del país en la Organización Mundial del Comercio (OMC), en enero de 2007, contribuyó también a dar un impulso considerable a reformas orientadas al mercado. El aumento de las inversiones en el país llegó tras una serie de simplificaciones administrativas y burocráticas que permitieron crear una situación paritaria entre el sector público y el sector privado por un lado, y entre las compañías nacionales y las extranjeras por otro.

El sector privado interno registró a finales de 2006 un crecimiento del 33% respecto a las inversiones totales en todo el país, mientras que las inversiones directas llegaron, también en 2006, a los 10.000 millones de dólares, la cifra más alta alcanzada en la historia de Vietnam.

Pese a que en el país rige un sistema de gobierno monopartidista, lo cual contradice el principio de que la defensa de la libre empresa y el mercado están orgánicamente relacionadas con las libertades civiles y políticas, los líderes vietnamitas han comprendido a tiempo la necesidad de abdicar del ineficaz sistema de economía centralizada e implementar un paquete de reformas estructurales de mercado capaces de superar la ruina que dejó la devastadora guerra con Estados Unidos.

"Más amigos, menos enemigos"

Desde el VI Congreso del Partido, en 1986, se trazaron las prioridades de la política exterior vietnamita, concretadas desde entonces en ejercer esfuerzos en busca de "más amigos, menos enemigos", consiguiendo la estabilidad interna para desarrollar la economía.

Durante mucho tiempo, por contradicciones de carácter ideológico, Vietnam no había sostenido buenas relaciones con los países vecinos del sureste asiático y otros de la región. Hanoi decidió reconducir sus estrategias internacionales en general, y en especial con China, Corea del Sur y Japón, así como con Estados Unidos, basándose en principios como la cooperación y la no injerencia.

Sin duda alguna, Vietnam representa un elocuente modelo de superación de la pobreza extrema y de creación de riqueza basada en la economía de mercado y en una política exterior desideologizada, lo cual ha permitido su plena integración en el sistema de relaciones internacionales, todo ello con el fin de alcanzar las mayores cotas de bienestar y desarrollo.

El poder cubano debería tomar ejemplo y abandonar su inveterada administración de la pobreza, así como su desvergonzada indigencia en materia de captación de ahorros y donativos internacionales para, liberalizando las fuerzas productivas cautivas del país y permitiendo al pueblo materializar sus iniciativas económicas sin restricciones, propiciar el crecimiento y echar las bases de una sociedad próspera y autosuficiente como la vietnamita.


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