¿Victoria pírrica o fracaso?

Fidel Castro afirmó que la victoria de Evo Morales era "inevitable" en momentos en que éste llevaba a cabo una huelga de hambre en pos de la aprobación de la Ley Electoral Transitoria, clave en la nueva Constitución votada en enero pasado. Pero los hechos no respaldan, en gran medida, el criterio de Castro.

El presidente boliviano no sólo tuvo que admitir la confección de un nuevo padrón electoral, sino otras posturas de la oposición que, de acuerdo con un editorial de El Diario, "fue la ganadora de la controversia".

Una idea de la situación que se generó en plena Semana Santa en Bolivia, se grafica en que mientras en las manos del Congreso estaba la aprobación de la Ley Electoral Transitoria, la oposición, con mayoría en el Senado, se ausentó de las sesiones ante la negativa de los diputados oficialistas a aprobar la confección de un nuevo padrón.

Entretanto, piquetes en pro del ejecutivo amenazaban con cercar el Congreso y alrededor de 1.500 personas decidieron ir a huelga de hambre, también en apoyo a Morales.

Durante el ayuno, que duró casi seis días y que según un analista convirtió el lujoso salón rojo del Palacio Quemado en un escenario sindical, el oficialismo se vio obligado a integrar una comisión de consenso para negociar los puntos divergentes.

Además del registro a utilizar en las elecciones del próximo 6 de diciembre, donde Morales podrá aspirar a un mandato que lo mantendría en el poder hasta 2015, de los 14 escaños de diputados reservados para minorías étnicas —cifra que planificada por el ejecutivo—, sólo 7 fueron admitidos, lo cual anuncia un fuerte conflicto dentro del MAS (Movimiento al Socialismo), sobre el que basa el mandatario su poder.

Según la agencia EFE, el proyecto electoral propuesto inicialmente por el MAS "fue modificado sustancialmente". No por gusto el diputado Arturo Murillo, de Unión Nacional, dijo sobre la aceptación del nuevo padrón, que será biométrico y computarizado: "Aplaudo que el Presidente haya dado su brazo a torcer".

Otra pifia de Castro

Aunque Castro expresó que el padrón que rigió con anterioridad en Bolivia ha sido "calificado por las instituciones internacionales como confiable y de calidad", esta opinión choca de frente con la del más alto funcionario del Consejo Nacional Electoral boliviano, José Luis Exeni.

Exeni, considerado muy cercano a Morales, dijo a la prensa que las irregularidades en el padrón existente llegan a un 30%, es decir, "700.000 partidas".

Paradójicamente, fue este funcionario, en sospechosa coincidencia con el Palacio Quemado, quien en un primer momento se negó a confeccionar el nuevo registro, pues sólo estaría listo después de un año, informó entonces el gobierno.

En lo que podría considerarse una prueba sin fisuras, el prefecto de Santa Cruz, Rubén Costas, subrayó que en una localidad de Potosí, a pesar de su elevada emigración, el padrón creció entre un 40 y un 90%, pero lo "curioso" es que allí el "ausentismo electoral es cero".

Un río de acusaciones de fraude contra el gobierno no se hizo esperar.

Otros resultados del consenso

La Ley también establece que el mismo día de los comicios nacionales se realizarán referendos autonómicos en los departamentos de La Paz, Cochabamba, Oruro, Potosí y Chuquisaca, para que decidan si desean un régimen autonómico cuyos "estatutos deben adecuar a la nueva Constitución para poder desarrollarlos".

Al respecto, el periodista Mario Ojara precisó que "Morales quiere autonomía departamental con gobernadores serviles para tener todo el poder en sus manos".

En Bolivia se palpa la dicotomía de la imposibilidad —para departamentos como Pando, Tarija y Santa Cruz— de cumplir la Constitución y mantener una auténtica autonomía. Son dos visiones que no encajan políticamente.

Además de indicar que "autonomía y democracia son conceptos indivisibles", argumentó Ojara que las autonomías "ficticias" (como las que se pretenden imponer en varios departamentos) conducen al "camino sin retorno" del "castrocomunismo y la dictadura".

Festejos cuestionables

Luego de concluir la huelga de hambre, que recibió crudos epítetos y burlas de la oposición, Morales festejó a todo trapo la aprobación de la Ley Electoral Transitoria. No debe olvidarse, sin embargo, que la legislación prohíbe "la publicidad gubernamental, en todos los niveles del Gobierno durante los treinta días anteriores a la fecha de votación".

Igualmente prohíbe a los funcionarios públicos dedicarse a la campaña electoral en horario de trabajo, "bajo la pena de destitución".

"En todo proceso electoral, ningún servidor público (incluye al Presidente) podrá publicitar ni difundir los actos públicos de entrega de obras, por ningún tipo de medio de comunicación. En caso de hacerlo, el empleado incurre en abuso de poder".

Pero el ejecutivo boliviano hallará formas de violar estas prohibiciones, como sucede con su controversial política de entregar bonos a sectores económicamente desfavorecidos, que no crean condiciones para un mejoramiento estable. Sí es cierto que esto reporta grandes cuotas de adhesión política.

Dichas bonificaciones, sin embargo, nada ayudan al desarrollo de la economía del segundo país más pobre de América, lo que se suma a una "gestión cuya ineficiencia raya en lo increíble", escribió el ex presidente Carlos Mesa.

Para numerosos analistas, el énfasis del Palacio Quemado en la confrontación política, dirigida por un poder unilateral, constituye "un proyecto con un solo rumbo, el fracaso", agregó Mesa en el diario local La Razón.

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