Actualizado: 28/03/2024 20:04
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Adiós a una leyenda

El pelotero Ángel Fleitas, uno de los últimos exponentes de la época dorada del béisbol en Cuba, falleció en Miami a los 91 años de edad.

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Ángel Fleitas acaba de realizar la última jugada sobre el terreno de la vida, pero no dejará de actuar en la memoria de quienes le recuerdan como una leyenda del béisbol cubano de todos los tiempos.

Tras una batalla contra la leucemia, Fleitas falleció en Miami a los 91 años de edad. Con él se fue uno de los últimos exponentes de una época dorada, donde los jugadores eran considerados casi dioses.

"No es porque fuera mi hermano, pero era un gran pelotero", expresó ayer Andrés Fleites, uno de los mejores receptores que pasó por el plato del Almendares. "Se desempañaba muy bien en la segunda y como shorstop".

Al igual que Andrés y el también hermano mayor Anselmo, Ángel comenzó a jugar en las ligas de los centrales azucareros y no podía ser de otra manera, puesto que nació en el Constancia, actual municipio de Abreu, el 10 de noviembre de 1914.

Su desarrollo se aceleró en la llamada Liga Social en 1938 y 1939 y más tarde se integró a la Unión Nacional Amateur, donde escribió algunas de sus mejores páginas con el Deportivo Matanzas.

Fleitas fue uno de los jugadores más importantes para la conquista del título nacional amateur en la contienda de 1943, cuando el Matanzas terminó con marca de 23-5 y dos empates.

Todavía hoy en esa región cubana se recuerda aquel hecho como uno de los más importantes de su historia.

"Ángel fue vital en el choque decisivo contra el equipo del Círculo Militar, porque dio un batazo que cambió la suerte del encuentro", recordó Andrés. "Además, había jugado una defensa de altura".

Un jugador muy seguro

Ese mismo año, Ángel se destacó, pero con el madero en la mano, al guiar a Cuba al triunfo en la Serie Mundial amateur y quedar como líder de los bateadores con promedio de 371 (35-13).

Curiosamente, en la edición previa, Andrés había sido el campeón de bateo al promediar 405.

"Después de su buena actuación en las Series Mundiales aficionadas, sólo le quedaba probarse como profesional", agregó Andrés. "Después del 45, debutó en la Liga Profesional Cubana. Estuvo poco tiempo con el Almendares, y luego con el Marianao y el Cienfuegos".

Sin embargo, Ángel nunca pudo ganarse un puesto de manera consistente en la gran carpa y su paso por el béisbol de lujo se redujo a 15 encuentros con los Senadores de Washington en la temporada de 1948.

Su poca producción ofensiva —apenas conectó para 077 (13-1)— se convirtió en su mayor obstáculo y se retiró en 1954, tras varias campañas en las Ligas Menores con el Chattanooga y el Denver.

Tras su retiro fijaría residencia en Estados Unidos y dejaría el guante por la tijera para convertirse en barbero, tal vez el oficio donde más se habla de béisbol fuera de los diamantes.

"Ciertamente, no era un superdotado en la caja de bateo, pero era un jugador muy seguro, de esos que siempre hace falta en un equipo", afirmó Andrés. "Se le echará mucho de menos".