Actualizado: 25/04/2024 19:17
cubaencuentro.com cuba encuentro
| Deportes

Béisbol: Grandes Ligas

El rol de taponero

Con los Dodgers de Los Ángeles, Danys Báez ha vuelto a la función que más le gusta en las Mayores.

Enviar Imprimir

Danys Báez llegó a los Dodgers de Los Ángeles como un seguro de vida en caso de que al estelar cerrador, Eric Gagné, la salud le jugara una mala pasada y con la misión de ocuparse del relevo intermedio.

Pero el cubano ha vuelto a la función que más le gusta en las Grandes Ligas: poner el tapón al final de los encuentros.

Gagné, que se perdió casi toda la temporada pasada a causa de una lesión, acaba de operarse y permanecerá fuera de acción entre seis y ocho semanas tras haberse sometido a una intervención para remover un nervio de su codo derecho.

La operación es la segunda para Gagné en menos de un año y el nervio removido fue el mismo supuestamente reparado en la intervención quirúrgica de la campaña anterior.

El ganador del premio Cy Young de la Liga Nacional en 2003 salvó 152 partidos desde el 2002 al 2004, y se había tejido una leyenda de invencible, hasta que la salud se le comenzó a quebrantar.

Pero los Dodgers no se han echado a llorar, pues saben que Báez cumplirá a la misma altura el papel de Gagné. Adquirido de Tampa Bay durante la pretemporada, salvó 41 partidos la temporada anterior, un récord personal.

El cubano, con un contrato de cuatro millones de dólares, precisa de una buena campaña, pues al final de ella será elegible para la agencia libre y más de 35 rescates se traducirían en otro jugoso contrato.

Dueño del último inning

Luego de desertar de la selección cubana en 1999, el pinareño firmó un acuerdo por cuatro temporadas y 14.5 millones de dólares con los Indios de Cleveland. Su mejor campaña fue en 2002, al ganar 10 juegos.

En sus dos primeros años en Grandes Ligas con los Indios de Cleveland, Báez fue utilizado como abridor, pero a partir de 2003 lo pasaron a cerrador. Una medida que en su momento estuvo dictada por intereses financieros más que deportivos.

Al ser traspasado a Tampa Bay, Báez pudo estabilizarse en el rol de taponero y luego de dos años se transformó en uno de los mejores lanzadores en ese papel, al punto que ya no le interesa retornar a la rotación.

A diferencia de los Devil Rays, que subsisten en un pequeño mercado, los Dodgers sí constituyen una plaza fuerte para el béisbol y dotarán al cubano de una mayor exposición a nivel nacional e internacional.

Cuando regrese Gagné —si lo hace— dentro de dos meses y medio, ya Báez habría cimentado su reputación como cerrador y los Dodgers se verán en la tarea de tomar una decisión sobre quién será el dueño del último inning.