Baloncestistas cubanos que desertaron en Puerto Rico quieren jugar a nivel profesional e ir a la universidad

Los cinco baloncestistas cubanos que pidieron asilo político en Puerto Rico en junio pasado durante la celebración del torneo Centrobasket quieren jugar al baloncesto a nivel profesional e ir a la universidad, según declararon en una entrevista con el diario Primera Hora.

Juan Pablo Piñeiro, Ismael Romero Fernández, Leonel Batista, Yudniel Pérez Arango y Enrique Ramos Abad comparecieron en el programa “Cubaleaks Noticias” de una emisora portorriqueña para responder a preguntas de Primera Hora, en lo que fue su primera entrevista pública desde su deserción el mes pasado.

Según la información divulgada este jueves por el periódico de San Juan, su intención es continuar su carrera deportiva en ese país.

“Lo que queremos es poder jugar baloncesto para demostrar a qué vinimos y lo que podemos hacer, ni más ni menos. Establecernos como jugadores no va a ser fácil, pero lo que tenemos que hacer es ponerle empeño y ganas, y eso es lo que vamos a hacer todos y cada uno de nosotros”, señaló Batista.

La representante de los jugadores, Sadia Mercedes, afirma que tres de los jugadores ya tienen ofertas universitarias, aunque no mencionó el nombre de las instituciones.

Mercedes indicó que Fernández desea estudiar relaciones públicas, mientras que a Abad le interesa la psicología.

Fernández cuenta en la entrevista que la idea de abandonar el equipo cubano no fue planificada y que todo surgió de forma espontánea mientras cenaban en el Hotel Verdanza, en el sector turístico de Isla Verde de San Juan, donde se hospedaban.

Los cinco atletas salieron del hotel sin un destino concreto, recuerda Fernández, para tomar un taxi y encontrarse con un ciudadano puertorriqueño que les ayudó en el proceso de solicitud de asilo.

“Todos aquí tomamos la decisión, de manera individual, de quedarnos, y en mi caso era la única forma de cumplir mis sueños de jugar baloncesto profesionalmente”, explicó Ramos Abad.

“Nadie nos ofreció nada ni nos incitaron para que nos quedáramos y desertáramos. Todos aquí tomamos la decisión, de manera individual, de quedarnos, y en mi caso, era la única forma de cumplir mis sueños de jugar baloncesto profesionalmente”, subrayó el deportista.

Los baloncestistas explicaron al rotativo que el proceso de solicitud de asilo, apoyándose en la Ley de Ajuste Cubano, no ha resultado fácil.

“No tenemos los mismos beneficios que los demás cubanos que han pasado por este proceso, aunque estamos trabajando para eso. Llevamos un mes en Puerto Rico pero no tenemos nada en la mano. (El abogado) Sergio Ramos (Suárez) nos dijo que las cosas han cambiado en cuanto a la ley y el Gobierno”, dijo Pérez Arango.

Fernández afirmó en la entrevista que el grupo está bien y que han mantenido contacto con sus familiares en Cuba, asegura el diario de San Juan.

“Estamos bien y no nos quedamos en la calle, pero preferimos no decir con quién nos quedamos para protegerlo, pero queremos que sepan que estamos bien y saludables”, declaró Romero Fernández a Primera Hora.

Añadió que es muy posible que en el futuro residan en Puerto Rico.

“Estamos agradecidos con todos los puertorriqueños, con todos los que nos han ayudado, y estamos dispuestos a ser unidos con este pueblo. Puerto Rico es un país excelente y nos encanta porque se parece muchísimo a Cuba y de aquí no nos movemos. Nos quedamos en la isla, y aunque salgamos a jugar en el exterior, queremos vivir en Puerto Rico”, señaló Romero Fernández.

Días después del anuncio de la deserción de los atletas, el régimen cubano acusó al abogado Ramos Suárez, de origen cubano, de instar a escapar a los miembros de la selección nacional.

Según el diario oficialista Granma, el letrado es experto en “programas oficiales u ocultos” de Estados Unidos para promover el éxodo de deportistas y médicos de la Isla.

La fuga de los cinco deportistas puso contra las cuerdas al equipo cubano, que apenas había disputado su primer partido y debió enfrentar el resto del torneo con siete hombres.

Las deserciones han afectado al deporte cubano, sobre todo al béisbol y al boxeo, desde la llegada al poder de Fidel Castro, en 1959, pero aumentaron considerablemente con la crisis económica de los años noventa.

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