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Actualizado: 17/05/2024 12:58

A Debate

Indignación intelectual (V)

Reacciones ante la Declaración del Secretariado de la UNEAC.

Queridos amigos. He quedado mal impresionada ante el escrito sin nombre del "secretariado". Está tan torpe y mediocremente escrito ante otros tantos buenos que hemos estado leyendo que me pareció inadmisible que no tuviera ni siquiera una firma, pues todos nos hemos pronunciado con nombres y apellidos.

Es por eso que ayer he solicitado que ese enunciado-carta-dictamen-decreto, o como se le pueda llamar a eso que recibí, sea acompañado por la firma del que lo redactó. Para mí es una cuestión de principios. Esta ha sido una tribuna abierta y creo que la respuesta debe ser reflexiva, inteligente y que contenga una declaración que muestre la personalidad de una institución que representa a lo mejor del pensamiento de la sociedad cubana contemporánea.

Zenaida Romeo

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Estimada Zenaida:

No nos conocemos personalmente, pero conozco, por supuesto, todo tu hermoso trabajo.

Me reenviaron tu carta y quería decirte que comparto totalmente lo que planteas. No soy miembro de la UNEAC, pero quería expresarte mi opinión, de todas formas. No me gustó para nada la declaración de la UNEAC. ¡Qué "agenda anexionista", ni "trabajos al servicio del enemigo", le dan la razón a los extremistas! La declaración ha defraudado y molestado, con razón, a mucha gente. Ojalá no sea ésa la única respuesta oficial.

Recibe un saludo muy afectuoso de

Josefina de Diego (Fefé)

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Carta a Carlos Martí, Presidente de la UNEAC.

Hola Carlos:

En casa hemos recibido la declaración de la UNEAC que comprende opiniones colectivas sobre el asunto en debate. Del mismo modo nuestro teléfono no para en llamadas de disgusto sobre dicho "concilio".

Si contara mi episodio personal desde los 70as cuando nací, al 2007 en que vivimos, ese viaje mío por guiñoles de toda la isla, emisoras de radio locales con mis padres y mi propio trabajo dentro en la TV cubana, sería interminable el recuento. Todos tenemos algo para decir. Pido entonces, con todo respeto, que sea abierto un libro de firmas o un espacio colectivo para que los que firmemos o hablemos nuestros puntos estemos seguros de que es, propiamente nuestro tono, modo y opinión. Este libro es algo semejante a los que la institución acostumbra a realizar en casos de emergencia.

No se trata como dice la carta "de un grupo de nuestros más importantes escritores y artistas", en realidad existe un enorme conjunto de mejores, regulares, desconocidos, brillantes o simples personas que desean ser escuchados. Son más de los que nos imaginamos. Les solicito tomen en cuenta mi opinión. Es el momento.

Todo este tiempo he pensado en aquella canción que reza: "La palabra es de ustedes, me callo por pudor". Yo prefiero hablar con mi trabajo pero, por favor, esto de ahora nos compete al presente continuo en que vivimos. Necesitamos ver viva esa misma carta que enviaron a nuestros buzones.

Que el lenguaje y los acuerdos suenen a uno mismo, que no sea: "Las mismas frases y las mismas palabras".

Ernán López-Nussa, mi esposo, se adhiere a esta petición.

Saludos y suerte,

Wendy Guerra

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Estimada Zenaida:

Estoy de acuerdo contigo y te agradezco mucho que me hayas incluido entre los destinatarios de tu carta.

Ahora bien, en el texto de la Declaración se afirma que en las dos reuniones se buscó una respuesta consensuada con algunos de los autores de protestas (de hecho, con los primeros cronológicamente), lo cual es total y absolutamente cierto. Pero ni yo ni Arturo Arango, ni otros autores de protestas, participamos en la posterior formulación escrita de esa respuesta, ni en su revisión y aprobación final, lo cual explica que, como es debido, la firme sólo el Secretariado de la UNEAC, y no ninguno de los autores de protestas, ninguno de los cuales es miembro del Secretariado. Lamentablemente, la redacción da la impresión de que somos cofirmantes del documento, a pesar de que algunos de nosotros —que yo sepa hasta ahora, por lo menos Arturo Arango y yo— tenemos numerosas objeciones que hacerle al texto mismo, cuya formulación no refleja la franqueza, profundidad y firmeza con que, con nombres y apellidos, hechos, fechas y los correspondientes calificativos, se debatieron esos temas en esas dos reuniones, reuniones de las que la UNEAC, nuestra UNEAC, puede estar muy orgullosa y no tendría nada que ocultar.

Como miembro del Consejo Nacional de la UNEAC y como miembro de filas, confío en que se subsanará lo ocurrido.

Con saludos cordiales

Desiderio Navarro

P.D. Acabo de leerle esta carta a Arturo Arango y está totalmente de acuerdo con su contenido.

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Frente a la insurgencia beligerante de la ignorancia y la mediocridad

Nada hace más fuerte a una Revolución y a sus protagonistas, los revolucionarios, que ser justos, que no admitir jamás un acto injusto. La Unión de Escritores y Artistas de Cuba interpreta y asume esa lección ética, martiana y fidelista de impedir, con el ejercicio de su autoridad y prestigio, la impunidad de ese abuso del poder que llevó a un nivel de nuestra Televisión a pisotear sus obligaciones éticas desarrollando o pretendiendo promover un diseño que entra en contradicción con el de la política cultural de la Revolución, política de respeto y exaltación de la libertad de creación y del trabajo intelectual, y de la intelectualidad que lo hace posible. Es cierto que ese mismo medio de comunicación ha sido en estos años instrumento eficaz para llevar a todo nuestro pueblo, y a otros ámbitos, el mensaje político-pedagógico de quien ha sido nuestro gran comunicador; pero es cierto también que desde algún nivel de esa institución, probablemente por ignorancia beligerante y usurpadora, se lastima a fondo el afán apasionado que encabeza Fidel de elevar el nivel cultural y para ello intelectual de nuestro pueblo, potenciado por los altos logros de la Revolución en el campo de la instrucción. Un pueblo de poco más de doce millones de habitantes, con más de ochocientos mil universitarios y cientos de miles de personas educadas en nivel superior al medio, pueblo sin analfabetos y en el que se ha generalizado la enseñanza hasta el noveno grado; es el pueblo que merece ser y es y tiene que ser el protagonista real de la batalla de ideas, si, paralelamente, no se desarrollara desde un instrumento que ha terminado por ser usurpado en ciertos niveles, otra campaña de exaltación de la vulgaridad, el mimetismo de lo peor de la programación que promueve el Imperio, y que favorece la destrucción del idioma, reflejo de la claridad, estructura y ejercicio y expresión del pensamiento. ¿Por qué, a partir de qué premisas? No lo sabemos.

Ratifico más que suscribo la Declaración que acaba de hacer la UNEAC y espero y llamo a evitar que la usurpación y desnaturalización de los derechos de la Revolución y su diseño cultural pueda continuar. Lo hago desde la serenidad pero subrayando urgencia. Donde la batalla de ideas debiese tener su primer bastión no tendrá lógica alguna que aparezcan sepultureros. La ignorancia y la mediocridad beligerantes son el peor enemigo interno de la Revolución.

Conocen las más altas autoridades de nuestra dirección, así como el Ministerio de Cultura y el Partido, desde el primer instante el rechazo indignado que he expresado directamente, es decir, como me corresponde, ante la vejación reiterada de que ha sido objeto la intelectualidad cubana y, en la práctica, esa inteligencia que la Revolución ha despertado, formándola desde la educación, para que fuese, como comienza a ser, el activo más importante de nuestra sociedad en la época, el primer siglo en el que el saber deviene la mayor riqueza espiritual, social y económica. El pilar del futuro.

Cuanto ha pasado en estos días no es sólo una afrenta a la intelectualidad cubana, a nuestra cultura en su expresión artística, ha sido, es, una trampa tendida desde esa mediocridad e ignorancia beligerantes, a Fidel y Raúl; un juego de intereses empeñado en confundir y dividir. Saludo el esfuerzo ahora centrado en la Declaración de la UNEAC, dirigido a impedirlo.

Repetiré con esa Declaración "La política cultural martiana, antidogmática, creadora y participativa de Fidel y Raúl, con 'Palabras a los intelectuales' es irreversible".

Alfredo Guevara

© cubaencuentro

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