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Actualizado: 27/03/2024 22:30

Brasil, Elecciones, Lula

Brasil debería poner fin a las reelecciones indefinidas

Con el ejemplo de Brasil en 1997, al aprobar las reelecciones para un segundo mandato, se desató en América del Sur una carrera desaforada por las reelecciones

El texto original de la Constitución de Federal de Brasil de 1988, en su artículo 82, definía lo siguiente: El mandato de Presidente de la República es de cinco años, vedada la reelección para el periodo subsiguiente.

En 1997, en el fin de su mandato, Fernando Henrique Cardoso (FHC) envió al Poder Legislativo el Proyecto de Enmienda a la Constitución (PEC) para liberar la reelección. FHC consiguió aprobar la PEC número 16|1997 que alteró el artículo 82 de la Constitución Federal.

El texto vigente expresa: “el Presidente de la República, los Gobernadores de Estado y del Distrito Federal, los Alcaldes y quien lo suceda, o substituya en el curso de los mandatos podrán ser reelegidos para un único periodo subsiguiente”.

Pasados cuatro años después de concluido un segundo mandato los expresidentes y los demás citados pueden ser elegidos nuevamente con posibilidad de ser reelegido en otro periodo subsiguiente. Esto los convierte en elegibles de forma vitalicia.

Es bueno señalar que esta PEC de FHC abrió la puerta para que, en América del Sur, Uribe en Colombia y Chávez en Venezuela presentaran PEC a sus respectivos parlamentos para que aprobaran las reelecciones en diferentes variedades y le siguieron Ecuador y Bolivia entre otros.

Lo que se propone en el presente escrito es que después de ser elegidos en un segundo mandato no se le permita ninguna otra reelección por las siguientes razones:

Para expresarlo en palabras, según Javier Corrales, profesor de Ciencias Políticas en el Amherst College de Estados Unidos, en entrevista a BBC Mundo [1]:

“El problema de los expresidentes en América Latina es que les cuesta mucho trabajo retirarse de la política. Y en sus intentos por seguir vigentes, aun cuando su momento tal vez haya pasado, hacen todo tipo de actos políticos que impiden la renovación de liderazgos.

“Generalmente son polarizantes: sus seguidores los adoran, pero suelen generar alergias muy profundas. Generalmente la opción es muy visceral. Cuesta mucho trabajo en sus respectivos partidos que surjan liderazgos nuevos, porque es como un sol muy brillante. Entones opacan a grupos nuevos dentro de sus partidos”.

Por otra parte, en el caso de Luis Ignacio Lula da Silva estos aspectos se elevan a la enésima potencia por ser un indiscutible líder popular, por su carisma y por sus logros económicos y sociales en sus dos mandatos presidenciales, por ser el líder del mayor partido de izquierda de Brasil con una militancia y movimientos sociales afines muy aguerridos en la lucha popular.

Para no seguir abundando en las características intrínsecas políticas de Lula, traigo a colación las declaraciones de la presidenta nacional del PT, cuando fue ratificada en segunda instancia la sentencia de Lula, emitida en la primera instancia, lo cual caracteriza ampliamente lo expresado por Corrales a BBC Mundo:

“El 24 de enero de 2018 marca el inicio de más una jornada del pueblo brasileño en defensa de la Democracia y del derecho inalienable de votar en Lula para presidente de la Republica.

El resultado del juzgamiento del recurso de la defensa de Lula, en TRF-4, con votos claramente combinados de los tres jueces, configura una farsa judicial.

Se confirma la alineación político- partidario de sectores del poder judicial orquestado por la Red Globo, con el objetivo de sacar a Lula del proceso electoral.

Son los mismos sectores que promovieron el golpe del impeachment en 2016, y desde luego entonces vienen dilapidando el patrimonio nacional, entregando nuestras riquezas y abriendo mano de la soberanía nacional, quitándoles el derecho a los trabajadores y destruyendo los programas sociales que benefician al pueblo.

El plan de los golpistas es detener la fuerza política de Lula, que brota del alma del pueblo. Detener la conciencia democrática de la gran mayoría de la sociedad, que no acepta una condenación sin delito y sin prueba, no acepta la manipulación de la justicia con fines de la persecución política.

No vamos a aceptar pasivamente que la democracia y la voluntad de la mayoría más de una vez no sean respetadas.

Vamos a luchar en defensa de la democracia en todas las instancias, en la Justicia y principalmente en las calles.

Vamos a confirmar la candidatura de Lula en la convención partidaria y registrarla el 15 de agosto, siguiendo rigorosamente lo que asegura la Legislación electoral.

Si piensan que la historia termina hoy, están muy engañados, porque no nos rendimos delante de la injusticia.

Los partidos de izquierda, los movimientos sociales, los demócratas de Brasil, estamos más unidos que nunca, fortalecidos por las jornadas de lucha que movilizaron millones en los últimos meses.

Hoy es el comienzo de la gran caminata que, por la voluntad del pueblo, va a llevar al compañero Lula nuevamente a la Presidencia de la Republica.

São Paulo 24 de enero de 2018

Glisi Hoffmann, presidenta nacional de PT [2]

Con el ejemplo de Brasil en 1997, al aprobar las reelecciones para un segundo mandato, se desató en América del Sur una carrera desaforada por las reelecciones que desataron las reelecciones indefinidas con características propias de cada país.

Sin embargo, ahora que en Colombia promovida por el Presidente Juan Manuel Santos y más recientemente en Ecuador por un plebiscito promovido por el Presidente Lenin Moreno, limitaron las reelecciones a un segundo mandato solo; Brasil debería seguir ese camino y limitar las reelecciones también a un segundo mandato y así poner fin a las reelecciones indefinidas ya sea para Presidente de la República, Gobernadores Estaduales y Alcaldes.

La finalización de las reelecciones indefinidas no es una promoción de la derecha ni de la izquierda. Juan Manuel Santos es un político de la derecha liberal y Lenin Moreno es un político de la Izquierda democrática. Es simplemente una garantía de que no haya dictaduras disfrazadas de democracia.

Hoy es Lula, pasado mañana puede ser Bolsonaro o hasta Marina Silva u otros caciques estaduales o municipales, si es que no se les cierra la compuerta a las elecciones indefinidas.

Como bien dice Corrales: “Obviamente prohibir la reelección no elimina el movimiento ideológico detrás de un expresidente, ni hace que sus seguidores dejen de seguirlo. Lo que sí impide es que regrese al poder una persona tan polarizarte que en su intento por regresar al poder le hace mucho daño al país. No es la solución total al continuismo, pero evita que el continuismo se convierta en un problema mucho más grave”.

El fin de las reelecciones indefinidas cumple también un propósito de obligar a los expresidentes, exgobernadores y exalcaldes de Brasil a buscar personalidades nuevas, contribuyendo a un debate electoral más coherente y menos polarizante y estresante.


[1] http://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-42955824#

[2] https://g1.globo.com/politica/noticia/presidente-do-pt-diz-que-julgamento-do-recurso-de-lula-teve-votos-combinados-e-foi-uma-farsa-judicial.ghtml

© cubaencuentro

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