La corrupción política en Brasil es endémica y sistémica, según algunos estudiosos de ese fenómeno, que revelan que la corrupción en Brasil procede de la Península Ibérica y se remonta a la llegada de los portugueses, manifestándose, en ese periodo temprano, fundamentalmente, a través del nepotismo.

El combate a la corrupción fue la segunda bandera enarbolada en el golpe militar de 1964. Sin embargo las obras faraónicas referentes al “milagro brasileño” sin control y fiscalización financiera suficiente, generaron una gran corrupción. Entre esas grandes obras se encontraban la Hidroeléctrica Itapúa, la Carretera Transamazónica y la Ferrovía do Aço (línea férrea de acero) entre otras. Incluso se dice que en esa época empezaron los sobornos de las grandes constructoras para obtener contratos millonarios del Estado brasileño.

Actualmente la corrupción política brasilera se desarrolla en dos vertientes fundamentales: una es por medio del desvío de los presupuestos públicos de la unión, de los estados y de los municipios destinados a la salud, educación, programas sociales e infraestructura, entre otros, pudiendo ser desviados para financiar campañas electorales, corromper funcionarios públicos, así como para cuentas bancarias en el exterior.

La otra vertiente es mucha más sofisticada y altamente organizada, integrada por lo que se ha denominado corruptores, corruptos y operadores del esquema de corrupción que fue descubierta en la Operación Lava Jato, dando origen al denominado Petrolão, siendo más rudimentario el esquema de corrupción conocido como Mesalão.

Sería arriesgado afirmar que el Petrolão tiene sus antecedentes en el Mesalão del PT (2005), ni tampoco en el Mesalão Tucano del PSDB (1998) pero sí que el Petrolão es su reproducción a gran escala y mucho más sofisticado. Es bueno aclarar que el Mesalão Tucano fue montado para reelegir como gobernador del estado de Minas Gerais al exdiputado federal, exsenador y exgobernador, Eduardo Acevedo, siendo operador de ese esquema Marcos Valerio.

El Mesalão se caracterizó por los corruptos y los operadores del esquema de corrupción, dicho esquema estuvo encabezado por el empresario Marcos Valerio usando como fachada sus empresas publicitarias.

En el Mesalão los recursos económicos procedían de bancos privados (Banco Rural y el Banco Opportunity) y del Banco de Brasil (público) que eran drenados a través de las empresas de publicidad de Marcos Valerio, fundamentalmente, mediante contratos publicitarios realizados o ficticios, ambos sobrevalorados.

Si en Mesalão estuvo involucrado un partido grande, el PT, otros medios y pequeños que integraban la coalición de gobierno de esa época, recibieron mesadas con la finalidad de votar favorablemente leyes y enmiendas en el congreso nacional.

El Petrolão estuvo integrado por grandes partidos (PT, PMDB y PP) por partidos medios y pequeños que integraron las coaliciones de los gobiernos de Luiz Inácio Lula da Silva en su segundo mandato y Dilma Rousseff en sus dos mandatos, donde los grandes partidos mantenían sus operadores en la trama de corrupción a través de directores de la Petrobras y otras empresas estales relacionadas con esos partidos a través de sus enlaces en los mismos, los denominados “doleros”, quienes drenaban los recursos económicos para los partidos, determinados políticos y empresas de fachadas, así como prestadores de servicios en campañas electorales.

Además de la Petrobras y otras estatales, las tramas de corrupción política migraron para los fondos de pensiones con características propias y muy sutiles, siendo operadas por políticos y exministros del alto escalón del PT y del PMDB, los cuales están siendo investigados actualmente también por la Policía Federal y el Ministerio Público Federal.

La Operación Lava Jato es la mayor investigación sobre corrupción conducida hasta hoy en Brasil. Comenzó investigando una red de operadores de esquema de corrupción que actuaban en varios estados de Brasil y aparentemente, operaban la venta de combustibles clandestinos en gasolineras (lava jato caracteriza el lavado de carros con agua a alta presión, jato en portugués significa chorro) y descubrió la existencia de una vasto trama de corrupción en la Petrobras, involucrando políticos de varios partidos de la coalición de gobierno y a las mayores empresas del país.

La investigación es conducida en la ciudad de Curitiba del estado de Paraná por el juez federal de primera instancia Sergio Moro y 21 procuradores (investigadores) de justicia perteneciente al Ministerio Público Federal y la policía federal.

El esquema de corrupción era constituido por directores de la Petrobras indicados para esos cargos por diferentes partidos políticos de la base aliada, de operadores del esquema de corrupción dueños de offshore (doleros) en el exterior que eran los encargados de entregarle dinero en efectivo a los políticos y hacer depósitos en cuentas en paraísos fiscales y otros bancos internacionales. Así como por directores de las principales empresas de ingeniería de construcción y\o montaje.

Las empresas se organizaban en consorcios para las licitaciones de la Petrobras y otras del sector electro-energético del país, incluso en consorcios aparentemente competidores que después de obtenido el contrato, por uno de los consorcios, se reorganizaban para la ejecución de las obras en cuestión.

Valorizaban las obras en un porciento mayor, acordado con los participantes en la trama y después repartían los valores supervalorados a partidos políticos “legalmente” como contribución a las campañas políticas la cual era contabilizada formalmente en la justicia electoral y también repartida a través de la denominada Caja 2 que no era contabilizada y generalmente eran sumas millonarias entregadas en dinero en efectivo.

La Operación Lava Jato ha derivado en otras operaciones anticorrupción independientes que están siendo investigadas en primera instancia por la Justicia Federal de Río de Janeiro, por la de São Paulo, por la de Minas Gerais, por la del Distrito Federal (Brasilia) y por el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ). En el TSJ para juzgar a políticos con foro privilegiado sea por pertenecer al parlamento u otra instancia a nivel federal.

Hay que señalar que existe un ministro del TSJ que vela que por estas operaciones anticorrupción, inicialmente Teori Savaski, muerto en trágico accidente aéreo y actualmente Edson Fachin, que es el encargado de la distribución de las diferentes operaciones teniendo en cuenta en qué estados están centradas las transgresiones, define quienes tienen foros privilegiados y homologa las delaciones premiadas, entre otras cuestiones.

Hay que enfatizar que si hasta hoy la lucha anticorrupción en Brasil está siendo efectiva es debido a la delación premiada, que permite que los reos que colaboran con la justicia, revelando lo que saben son rebajados en sus penas y obtienen su cumplimiento en condiciones benignas como prisión domiciliarias, regímenes abiertos y semi-abiertos y\o pagos de multas entre otras.

Según Rodrigo Janot, Fiscal General de la Republica: “La delación premiada se presenta como unos de los instrumentos más ventajosos para revelar grandes tramas delictivas y el camino del dinero ilícito. Aumenta la eficiencia investigativa, optimiza los recursos financieros y de personal del Estado direccionando diligencias con mayor chance de éxito. La lógica de la colaboración es una multiplicación, en que el colaborador amplia la visión del investigador para nuevos sujetos y nuevos hechos delictivos, hasta que se desvenda todo el arquetipo delictivo y se alcance la integridad de los recursos públicos desviados”.

Continúa el Fiscal General: “Es importante decir que la colaboración premiada es, también, una técnica de defensa y que la colaboración, en sí, no tiene fuerza para generar condenas de nadie, una vez que no es prueba y sí un medio de obtención de prueba. Las pruebas originadas del acuerdo, esas sí pueden conducir a condenas, como hemos visto”.

Por todo lo dicho en el presente artículo se puede llegar como conclusión a lo enunciado en el párrafo inicial, que la corrupción política en Brasil es endémica y sistémica hasta el momento actual, requiriéndose de leyes y reformas políticas que contrarresten ese flagelo nacional e internacional, porque la corrupción política imperante, sin duda, es la generadora, en gran medida, de la corrupción social, sencillamente porque si las elites políticas son corruptas corrompen a toda la sociedad.

Este escrito fue realizado en octubre de 2016, cuando no se había destapado la actual corrupción política en Brasil y por eso no incluye la delación premiada de los hermanos Joesley e Wesley Batista dueños de grupo JBS, mayores empresas cárnicas de Brasil, que a diferencia del Petrolão, donde el esquema de corrupción giró en torno de las grandes constructoras brasileña, en este caso, se refiere a los préstamos billonarios obtenidos del BNDS y los fondos de pensiones, en los gobiernos precedentes petistas, para construir su imperio cárnico e involucrando al actual gobierno y sus principales ministros, en actos de corrupción y al presidente Michel Temer convirtiéndolo, de un presidente reformista, como muchos aspirábamos al final de su gobierno, en el primer presidente brasileño en ejercicio acusado criminalmente.

Este artículo fue publicado en el Boletín SPD No. 256. La Habana, 26/junio/2017.

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