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Actualizado: 17/05/2024 1:04

China

Debate interno

Sin grandes expectativas, la convocatoria al XVII Congreso del Partido Comunista abre una discusión inédita sobre las reformas.

Ante el XVII Congreso del Partido Comunista de China (PCCh), que se realizará en el otoño de este año, se aprecia una interesante discusión acerca de la democracia, la libertad y los derechos humanos.

Los dirigentes chinos respetan los plazos para realizar las reuniones del partido único cada cinco años (la anterior cita fue en 2002), aplican la política de renovar cuadros cuando estos llegan a una edad avanzada y en la Asamblea Nacional Popular es frecuente que las leyes se aprueben con votos en contra o abstenciones. En fin, un mal ejemplo para otros sistemas totalitarios.

Recientemente, Xie Tho, ex vicepresidente de la Universidad Renmin, de Pekín, publicó un artículo en una revista y abogó por estudiar y aplicar los principios de la socialdemocracia sueca, que combina la justicia social con el principio del sufragio universal.

"Nosotros no sólo debemos esforzarnos para alcanzar a otras economías occidentales, también debemos acercarnos a las tendencias del mundo exterior. No todo debe ser decidido por un partido o una persona", escribió Xie.

Sin embargo, se mostró cauteloso cuando fue preguntado acerca de si favorecía un sistema multipartidario. "Prefiero no responder", dijo.

Du Daozheng, director de la revista donde fue publicado el artículo de Xie, destacó en una entrevista concedida a una publicación de Hong Kong, que es la primera vez que se discute "un asunto tan complicado y teórico de una manera limpia y con calma", después de la masacre de la Plaza Tienanmen, en 1989.

"No hubo abusos, la prensa oficial no mencionó a nadie por su nombre, no hubo amenazas y castigos, prohibiciones de publicar nuevos artículos, o personas que fuesen separadas de sus cargos", agregó Du.

La respuesta al artículo de Xie apareció en el oficialista Diario del Pueblo, que ratificó simplemente que "el socialismo al estilo chino es fundamentalmente diferente de la socialdemocracia en la teoría y en la práctica, respeta los principios del marxismo y nunca permitirá que la sociedad sea dirigida por una multiplicidad de pensamientos".

Sin embargo, poco después, Wang Yukai, alto funcionario de la Escuela Nacional de Administración de Pekín, dijo que se podría buscar "una tercera vía entre la socialdemocracia y el socialismo tradicional".

Estas citas demuestran que en el seno de la sociedad china se discute ya acerca del futuro papel del partido único, un detalle interesante que es fruto de los cambios estructurales de las últimas tres décadas.

El estilo vietnamita

Pruebas de que el asunto se encuentra en el orden del día, se aprecian en este despacho noticioso de una agencia internacional de noticias, del pasado 13 de marzo: "El Partido Comunista de China (PCCh) necesita 'democratizarse internamente', pero no seguirá el ejemplo de sus colegas vietnamitas, que el pasado año emprendieron reformas importantes en su sistema político, señaló un responsable ideológico del PCCh citado por la prensa independiente".

"El modelo vietnamita puede servirnos de referencia, pero no lo podemos copiar, pues las situaciones son muy diferentes", señaló Li Hunru, vicepresidente de la Escuela Central del Partido, que forma a los altos cargos comunistas y vela por el mantenimiento de la ideología marxista-leninista.

Citado por el diario South China Morning Post, Li destacó que en el último Congreso del PCCh (celebrado en otoño de 2002) se pidió una mayor democratización, pero siempre "en el seno del Partido".

El Partido Comunista de Vietnam celebró en abril de 2006 su X Congreso, en el que anunció históricas reformas, como invitar a la opinión pública a hablar con el gobierno (por ejemplo, a través de chats de internet creados para tal fin) e introducir elecciones competitivas para los principales cargos del partido.

El vicepresidente de la escuela del PCCh, que visitó recientemente Vietnam y Laos, aseguró al respecto que la situación en China es diferente, entre otras cosas, porque "el partido vietnamita tiene sólo varios miles de miembros, mientras que nosotros somos más de 70 millones". (Cualquier semejanza con declaraciones similares de dirigentes cubanos acerca de no copiar ni las experiencias chinas ni vietnamitas, no es pura coincidencia, sino un estilo para mantener los principios ortodoxos).

Li aseguró también que China "no debería copiar el modelo democrático occidental" y citó a Taiwán como un "mal ejemplo" de ello.

Cambios en la cúpula

Lo cierto es que el XVII Congreso del Partido Comunista de China (PCCh) del próximo otoño puede traer importantes cambios en la cúpula de la formación que gobierna el país desde hace 58 años, como la probable llegada a puestos de alta responsabilidad de una nueva generación nacida tras 1949, con el comunismo.

Xi Jinping, nuevo jefe del PCCh en Shanghai, que suena como uno de los aspirantes a la presidencia de China a mediano plazo, encabeza esa generación nacida en los años cincuenta, poco después de la fundación de la República Popular China en octubre de 1949. Xi, de 53 años, asumía antes el cargo del que fue destituido en 2006, Chen Liangyu, implicado en el mayor escándalo de corrupción institucional de la última década en China.

La generación de Xi vivió los años de la Revolución Cultural en el lugar donde fue más violenta, universidades e institutos, y como las dos anteriores (encabezadas por Jiang Zemin y Hu Jintao), está dirigida por funcionarios pragmáticos, que intentan no destacar mucho y seguir las directrices del momento.

Los otros dos nuevos secretarios provinciales del PCCh fueron Li Jianguo (Shandong) y Qiang Wei (Qinghai), que llenan los huecos dejados recientemente por Zhao Leji y Zhang Gaoli, quienes ocupan desde hace unos meses las jefaturas del partido en Shaanxi y Tianjin. Además de Xi, dos de los nuevos líderes provinciales, Zhao y Qiang, nacieron después de 1949. Los tres, sobre todo el nuevo jefe del PCCh en Shanghai, suenan ya como candidatos para el nuevo Politburó nacional que se nombrará en el XVII Congreso.

Los cambios en provincias, que se han intensificado desde julio de 2006, son la antesala a los futuros ascensos en la jerarquía del poder central, en que los expertos esperan nuevos líderes que cumplan dos requisitos. El primero es que surjan del consenso de las dos facciones en el PCCh (la del presidente Hu y la del ex presidente Jiang Zemin), y el segundo, que traigan algo de "sangre nueva" a una cúpula dominada actualmente por sexagenarios.

"El Partido busca líderes jóvenes, cambios generacionales más rápidos que antes. Necesita cargos que hayan pasado por distintas etapas en el poder y que no sean ni conservadores ni reformistas", señaló Liang Zhu, experto en historia del PCCh y profesor de la Universidad de Pekín.

Según fuentes cercanas al PCCh, el nombramiento del nuevo secretario en Shanghai ha sido una decisión personal del vicepresidente Zeng Qinghong, cabeza del ala más conservadora y ex mano derecha de Jiang. Pero la decisión también fue aprobada por el presidente Hu e incluso por el propio Jiang Zemin, lo que lo convierte en un "delfín de consenso".

'Hacerse rico es glorioso'

Estos cambios de mentalidad y mayor apertura en las discusiones previas ante un congreso del PCCh, son frutos de un proceso. Bastaría recordar este ejemplo: en una encuesta realizada en 1995, más de mil millones de chinos respondieron que su ideal era hacerse ricos y comprar televisores, lavadoras, refrigeradores, vídeos, etcétera. Hace 20 años no disponían de ningún electrodoméstico: en ese año, el 84% poseía televisor, el 25% nevera y un 35% lavadora; y en las ciudades costeras, el 100% tenía televisor.

La reforma económica de Deng se basó en modernizar cuatro ámbitos: agricultura, industria, ejército y tecnología. En 1978 permitió a los campesinos vender parte de su cosecha en el mercado libre, mientras que antes estaban obligados a venderlo todo al Estado a precios preestablecidos.

En todos los centros urbanos se asistió a un florecimiento de pequeños mercados donde era posible encontrar mucha más mercancía que en las tiendas del Estado, aunque obviamente a precios muy altos. Unos cien millones de chinos pasaron del campo a la ciudad. Muy pronto empezó a desarrollarse la industria ligera, estimulada por el crecimiento de las ganancias y la mayor disponibilidad monetaria. Este rápido crecimiento económico trajo una fuerte inflación que empujó a los dirigentes a poner de vez en cuando frenos a la iniciativa privada.

Ya en 1995, unos 21 millones de chinos contaban con un estatus de clase media alta, y se cifraban en más de un millón los multimillonarios. La explicación es el giro hacia el mercado libre y la apertura al exterior que se aprobó en 1978, y por supuesto, el tenaz trabajo de los chinos. De los ciudadanos enriquecidos —son una minoría—, 55 millones pertenecen al "aparato" del Partido Comunista y otros muchos, además de comerciantes, son altos dirigentes del Ejército. Deng afirmaba: "Hacerse rico es glorioso".

Estos hechos se remontan a doce años atrás. Así que no resulta difícil imaginar las transformaciones que se han producido últimamente.

Para acelerar estos cambios, la Asamblea Nacional Popular (ANP) adoptó el pasado 16 de marzo una decisión destinada a marcar un antes y un después. Por un amplio margen, aprobó la ley más discutida de su historia, que reconoce por primera vez la propiedad privada y equipara su protección a la de la pública y la colectiva.

En la última jornada de la sesión anual de la ANP, que se celebró en Pekín desde el pasado 5 de marzo, sus 2.888 integrantes analizaron la Ley sobre la Propiedad, que llevaba 13 años debatiéndose, por 2.799 a favor, 37 abstenciones y 52 en contra. Nótese la falta de unanimidad. En definitiva, una muestra de que los diputados chinos no tienen temor a discrepar de las directivas oficiales, ya que la ley había sido presentada por el Ejecutivo.

Así las cosas, no resulta lógico esperar cambios espectaculares en este XVII Congreso del PCCh, pero se trata, sin duda alguna, de un proceso lento que llevará al gigante asiático hacia nuevos caminos democráticos.

© cubaencuentro

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