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Actualizado: 08/05/2024 7:38

Brasil

Otra vez Lula

¿Por qué ha sido reelecto el presidente brasileño? ¿Ha aprendido de los errores del pasado?

Con una contundente victoria, Luiz Inácio Lula da Silva, de 61 años, obtuvo la reelección por otros cuatro años al obtener más del 60 por ciento de los votos. De inmediato, tendió la mano "a toda la oposición" para impulsar "las reformas que están faltando y dar un salto de calidad para que Brasil deje de ser un país emergente y se convierta en un país desarrollado".

La reelección de Lula es una buena noticia, particularmente si éste decide no sólo concentrarse en los problemas internos de Brasil, sino jugar un papel más importante en la región y convertirse en verdadero líder de una justicia social sin el populismo demagógico de otros gobernantes.

Después de recibir la felicitación de su adversario, el candidato socialdemócrata Geraldo Alckmin, Lula ofreció una extensa conferencia de prensa en la que resaltó que en este segundo acto de su gobierno "están dadas las condiciones, están firmes los pilares para que haya crecimiento económico, mayor desarrollo y, sobre todo, mayor transferencia de la renta". "Porque gobernaremos para todo Brasil, pero sobre todo para los sectores más desfavorecidos", agregó.

Esta segunda vuelta de las elecciones presidenciales volvió a mostrar la división social del país. El sur le dio la victoria a Alckmin (53,4 por 46,3 de Lula) y los empobrecidos norte y nordeste favorecieron al presidente por más de 40 puntos porcentuales, lo que obligará a Lula a articular una política que brinde soluciones a las demandas de los dos Brasil.

Lula comenzará su segundo mandato el 1 de enero de 2007 y ha prometido que Brasil dejará de ser "un país emergente" para colocarse entre los Estados desarrollados del mundo. Una meta ambiciosa, pero no inalcanzable. Particularmente, porque el mandatario ha reconocido que "aprendió" con los errores del pasado.

Sin desgaste tras la corrupción

Encuentro en la Red conversó con el periodista brasileño Jair Rattner, del diario O Estado de Sao Paulo, quien comentó que de todas las evaluaciones sobre estas elecciones brasileñas, quizá la que mejor se ha ajustado a la realidad es la del comentarista económico Luis Nassif.

Nassif consideró que se había producido una ruptura entre los llamados "formadores de opinión e intelectuales y la gran mayoría de la población". Según opina Rattner, como consecuencia de lo anterior fueron poco valorados los programas sociales del presidente, que consiguieron reducir del 28 al 22 por ciento el número de personas que viven en la miseria. "Eso corresponde a millones de familias que, a pesar de todas las noticias sobre los escándalos, decidieron votar por Lula", señala.

El periodista brasileño afirma que otro dato interesante es que el candidato de la oposición obtuvo menor cantidad de votos que en la primera vuelta. "Ello se debe a la capacidad del presidente Lula de llevar la discusión al terreno que le resultaba favorable. Aunque provocar una segunda vuelta fue un acto deliberado de los electores para manifestar su descontento con las denuncias de corrupción que comprometieron a diferentes figuras del gobierno y del Partido de los Trabajadores".

El detalle más interesante después de la victoria, y que muestra el apego de Lula a los principios de la democracia, es su voluntad de dialogar con todos los partidos de la oposición.

Tal como lo venía advirtiendo con señales más que claras, el presidente ya ha iniciado la tarea de tejer alianzas para garantizar una mayoría de la que carece en el Congreso y un eventual acuerdo con el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), que apoyó a Alckmin. "Quiero conversar con todos, y no habrá partido con el que no converse. Los voy a llamar para decirles que yo soy el presidente, pero ahora la responsabilidad es de todos los brasileños".

Según opina el politólogo Fernando Lattman-Welman, de la Fundación Getulio Vargas, el nuevo gobierno que formará Lula puede y debe ampliar su base para que las reformas que preconiza sean aprobadas en el Congreso. Lattman-Welman no tiene dudas de que se producirán "migraciones" de diputados procedentes de varios partidos, para apoyar las propuestas de reformas sociales que Lula presentará en el Congreso.

Por su parte, el profesor Lucio Renno, de la Universidad de Brasilia, advirtió que Lula tendrá poco más de año y medio para avanzar con las reformas. Después, puede ser "atropellado" por el calendario, con elecciones municipales en 2008, y ya en el segundo semestre de 2009 se estará discutiendo la "sucesión", porque el presidente termina su mandato en 2010.

El papel de Brasil

En cuanto a la política regional, son interesantes las recientes declaraciones de Lula de que se consideraba "amigo" de Fidel Castro, al mismo tiempo que censuró que éste no hubiese aplicado "en vida" reformas que llevasen a Cuba a la modernidad. Este lapso del mandatario brasileño aumentó en ese entonces las especulaciones sobre el estado de salud del Comandante en Jefe.

Sin embargo, en lo que se refiere a Hugo Chávez, Lula se mostró más tolerante y dijo que había que "comprenderlo" al tener en cuenta cómo era la Venezuela de antes.

Si Chávez consigue su reelección el próximo mes de diciembre, Lula tendrá que enfrentar en el seno del Mercosur las arremetidas del venezolano para tratar de "ideologizar" ese embrión de la integración económica latinoamericana y convertirlo en punta de lanza contra Estados Unidos. Objetivo que muy difícilmente suscribirá el presidente brasileño.

En este aspecto, hasta se podría suscribir la opinión del comentarista español Miguel Ángel Belloso, del diario económico Expansión: "Demos la enhorabuena a Lula y hagamos votos no sólo porque su nuevo mandato siga la racionalidad económica del primero, sino también para que ponga coto definitivo a la corrupción —si es que esto es posible alguna vez en la vida—, y también para que frene el avance de Chávez en la región, de modo que Brasil recupere el papel predominante que siempre tuvo y su capacidad de liderazgo".

Si aprendió de los errores del pasado, esperemos que en el ámbito regional Lula da Silva sea un acérrimo defensor de los principios democráticos y no tolere en silencio que se edifiquen nuevos regímenes totalitarios sobre principios populistas.

© cubaencuentro

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