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Actualizado: 25/04/2024 19:17

EEUU, Trump, Elecciones

Personalidades

Un asunto muy delicado y de tremenda sensibilidad en la trama democrática de Estados Unidos

Durante más de un siglo marxistas, marxianos, y sociólogos e historiadores de diferentes pelajes han discutido sobre el papel del individuo, las personalidades, en la historia. Para mí es muy sencillo: sin Napoleón y Bismarck la historia europea sería muy diferente; en Cuba sin un Carlos III o un Martí, personajes en las antípodas, también el devenir histórico habría sido diferente.

Al triunfar, sin lugar a duda, Donald Trump en las pasadas elecciones, más de uno clamó que no le entregaran los códigos para el uso de las armas nucleares, solicitud absurda pero que fundamentaban en la evidente agresividad verbal del candidato ahora devenido presidente. Desgraciadamente, esa agresividad nos ha llevado a la situación actual en la que no solo en la islita de Guam sino en la costa oeste de Estados Unidos se están realizando ejercicios que recuerdan a aquellos ingenuos de protección de las armas nucleares de los años 50-60.

No conforme con esto, también ha amenazado con el uso de la fuerza militar en Venezuela, haciéndole un flaco favor a la oposición del pueblo venezolano a la dictadura de Maduro y demás sicofantes envueltos hasta el cuello en el tráfico de drogas. Y, quizá lo peor, no hemos visto un rechazo rotundo de los líderes de la oposición ha semejante declaración injerencista, humillante, y si ocurriese, de consecuencias fatales en vidas humanas y en el futuro democrático de ese país.

Pero nuestro Trump ya ha tenido su premio: en la última encuesta su aprobación ha subido seis puntos y llega a un 45 % de aprobación, lo cual no es que sea algo para que él se enorgullezca pero sí para que lo tome en cuenta: su retórica belicista ha tenido un eco favorable, y esto, por decir lo menos, es muy peligroso cuando hablamos de un personaje con un ego bastante vapuleado en las anteriores encuestas.

Otro asunto ha sacado su cabeza en estos últimos días, y es la imposibilidad de efectuar las elecciones en 2020 hasta que no se resuelva el aparente problema de los supuestos millones de inmigrantes indocumentados que votaron en contra de Donald Trump, por lo cual nuestro querido líder perdió fraudulentamente el voto popular.

Imagínense ustedes el escenario: una leyenda sin base alguna en la que millones votaron ilegalmente, según Trump, que incluso ha creado un departamento, con el dinero de los contribuyentes, para demostrar semejante insensatez, salida de ese super ego que él posee.

Ni las viejitas “boleteras” de Hialeah, por mucho que trataran, hubiesen podido lograr semejante resultados. Entre paréntesis, aunque Trump perdió en el condado de Miami-Dade, ganó por escaso margen en Hialeah. Y repito, no creo que las “boleteras” tuviesen nada que ver en eso.

Pero el asunto es delicado y de tremenda sensibilidad en la trama democrática de este país. Recordemos que, desde su campaña, sin argumento alguno, en más de una ocasión atacó el sistema electoral norteamericano por estar amañado, y desgraciadamente nadie rebatió con la fuerza y entereza necesaria semejante planteamiento que pone en duda todo el andamiaje de la democracia y por cierto hizo muy feliz a Putin[1].

Si sumamos —y no creo que sea esto el tomar el rábano por las hojas— la respuesta positiva de una parte importante de la ciudadanía a la retórica belicista, más la también nada despreciable proporción de los que están de acuerdo con que el voto popular adverso de Trump fue producto de ilegales votando libremente, más ese barrunto de no poder efectuar las elecciones por no ser limpias, pues estamos ante un prolegómeno bastante peligroso de algo nunca visto en este país. ¡Qué dios nos coja confesados!


[1] Por cierto, cada día Putin está más feliz con su amigo ya que después de botar a 755 oficiales y empleados de la embajada de EEUU en Moscú, al ser cuestionado Trump sobre este asunto se limitó a lo que queremos suponer como una broma de pésimo gusto sobre que con eso se disminuía la nómina y los gastos. ¡Qué simpático! Para los que duden lo pueden ver: https://www.nytimes.com/2017/08/10/world/europe/putin-trump-embassy-russia.html

© cubaencuentro

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